Cannabis, censura y bibliotecas

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Every man gotta right to decide his own destiny. Bob Marley en Zimbabwe.

Imagen tomada de pixabay

Uno de los temas notorios por no decir candentes durante este 2018, fue el asunto del cannabis. Muchos países han legalizado el uso del cannabis medicinal (CM) y otros el uso recreacional o ambos. Se dice que estos países son países de avanzada. Se ofrece un repaso breve, con propósitos de orientar y ayudar a los usuarios, no se pretende dar la clase de cannabis. De acuerdo con la página de Cannabis medicinal del Departamento de Salud de Puerto Rico, el CM se refiere a todas las partes de la planta Cannabis Sativa L. y Cannabis Indica, y cualquier híbrido de éstas que esté en proceso de crecimiento o no; su flor; las semillas de esta; la resina extraída de cualquier parte de dicha planta; y todo compuesto, producto, sal, derivado, mezcla, o preparación de tal planta, de sus semillas o de su resina. El cannabis medicinal no es

“marihuana fumada ni de marihuana vendida clandestinamente en la calle. Tampoco son aceites de cáñamos sacados de los tallos maduros y raíces de la planta de marihuana … que son productos no validados terapéuticamente ya que no contienen formulaciones específicas para tratar enfermedades y condiciones” (Rullán, 2016).

Según el doctor Rullán, el Departamento de Salud de Puerto Rico aprobó el uso del Cannabis medicinal para 16 enfermedades/condiciones, tales como cáncer, VIH/SIDA, esclerosis múltiple, Enfermedad de Crohn, fibromialgia, Enfermedad de Alzheimer, Enfermedad de Parkinson, Artritis, desórdenes de ansiedad, anorexia, migraña, hepatitis C, lesiones en cordón espinal, dolor crónico, espasmos musculares y náuseas severas.

Por otro lado, el cannabis para uso recreacional ha sido aprobado en algunos países y estados de los Estados Unidos. Simmons (2018), menciona en su articulo que el primer país en aprobar este uso para el cannabis lo fue Uruguay. Ahora en el 2018 lo ha hecho Canadá.  También indica que “en Estados Unidos, nueve estados y el Distrito de Columbia permiten el uso recreativo de la marihuana.” Además de estos dos usos antes mencionados, recordemos que, en países como Jamaica, “la marihuana tiene una importancia cultural y religiosa (Clarín, 2018).”

Ustedes se preguntarán, por que traigo este tema, fuerte tratado suavemente, que se habla por los pasillos, que se menciona en chistes y que no es socialmente bien visto… resulta que, en las bibliotecas, al menos donde trabajo, han comenzado a llegar recursos del tema.

Y tal como pasó hace muchísimos años con una enciclopedia de Satanismo y brujería, algunas personas han visto con extrañeza que se gaste dinero en la adquisición de este tipo de recursos. Para sustentar esta idea de la censura presento lo expuesto por Herrero (2018) en su escrito para Biblogtecarios,

“la American Library Association (ALA) en su informe anual 2018 sobre el estado de las bibliotecas en Estados Unidos señala que una de las tendencias emergentes – aunque haya existido siempre – que afectan a la libertad intelectual es la petición de eliminar o restringir el acceso a determinados títulos de las bibliotecas públicas debido a su contenido. Los principales motivos son la presencia de lenguaje explícito o vulgar u ofensivo, violencia, referencias sexuales explícitas, racismo, perpetuación de estereotipos o propaganda políticamente tendenciosa.

Según sus estadísticas las peticiones proceden en su mayor parte de los mecenas que patrocinan dichas instituciones (42%) y los padres de alumnos o usuarios (32%) seguidos en mucha menor medida por los administradores de la institución (14%), los bibliotecarios o profesores (6%) y grupos políticos o religiosos (3%). Por otro lado, las denuncias se producen principalmente en las bibliotecas públicas (56%), en instituciones educativas (25%) y en bibliotecas escolares (16%).”

Los bibliotecarios estamos llamados a combatir la censura, así venga de las entrañas de nuestras bibliotecas. El artículo número 2 del Código del Código de Ética de la Asociación de Bibliotecas de los Estados Unidos (American Library Association-ALA), establece que “los bibliotecarios deben defender los principios de la libertad intelectual y nos resistimos a todos los esfuerzos dirigidos a censurar los recursos de las bibliotecas.”  De igual manera en el documento IFLA Código de Ética para los bibliotecarios y otros trabajadores de la información (2012), se establece que “los bibliotecarios y otros trabajadores de la información deben rechazar la negación y la restricción del acceso a la información y las ideas a través de la censura, ya sea por los estados, gobiernos o instituciones de la sociedad religiosa o civil.”

De igual manera, aunque no estemos de acuerdo ya sea por nuestro esquema de valores o creencias debemos recordar que “a cada lector su libro y a cada libro su lector” (Ranganathan, 1931). Tampoco debemos olvidar el papel de educador que le corresponde a las bibliotecas cuando el “el bibliotecario se convierte en guía y maestro [énfasis suplido] de los lectores” (Ortega y Gasset, 1935, citado en Negrón Díaz, 1983, p.2).

Como bibliotecaria puedo reconocer que el tema del cannabis esta lleno de controversias, tabúes, mitos, miedos entre otros sentimientos. De igual manera reconozco y practico una cultura de respeto a mi profesión y a mi comunidad de usuarios. Una cosa no va reñida con la otra. El acceso a recursos de información sobre el tema y de cualquier otro tema escabroso, feo, o difícil, será defendido, por los medios que sean necesarios, con tal de honrar los principios básicos de mi vocación/profesión. No significa esto que promueva o vaya en contra del uso de este o cualquier otro producto entre mi comunidad. Pienso y sostengo que la mejor manera de alumbrar caminos es educando. Sin información seria, confiable y científica, no podemos combatir las controversias, tabúes, mitos y miedos. Desde nuestros mostradores de servicio cumplamos la gestión de ofrecer la mejor información, educar e iluminar.


Obras consultadas

American Library Association. (2008). Código de ética de la Asociación Americana deBibliotecas.

Estado Libre Asociado de Puerto Rico, Departamento de Salud. (2016). ¿Qué es cannabis medicinal?

Garcia-Febo, L., Anne, H., Rösch, H., Sturges, P., & Vallotton, A. (2012).  Código de Ética para los bibliotecarios y otros trabajadores de la información.

Herrero, I. (2018, 1 de agosto). Sobre la censura. Biblogtecarios. 

Negrón Díaz, S. (1983). El investigador y su visión del bibliotecario. Egebiana. Rio Piedras.:P.R. Universidad de Puerto Rico; Biblioteca de la Escuela Graduada de Bibliotecología.

Periódico Clarín, España. (2018. Marihuana, país por país: dónde es legal su consumo y su cultivo.

Rullán, J. (2016). El Cannabis medicinal en Puerto Rico. Galenus, 60, 9.

Simmons, D. (2018). La marihuana para uso recreativo ya es legal en Canadá. CNN en español.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

3 comentarios en “Cannabis, censura y bibliotecas

  1. Cleyra

    Interesante artículo, Myrna. Totalmente de acuerdo con tu postura. Lo que comentas me recuerda el caso de un escritor venezolano llamado Salvador Garmendia que fue llevado a juicio, en la década de los años ochenta, por escribir un libro “que atentaba contra la moral y las buenas costumbres de los venezolanos”. Es absurda la censura, y más cuando viene de los gobiernos o instituciones públicas como las bibliotecas. Un abrazo desde aquí a Puerto Rico.

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