Bitácora de una Biblioteca

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Advertencia:

Este post así como otros que vendrán, narrarán los hechos acontecidos en el nacimiento de una Biblioteca, desde sus inicios hasta el día en que abre sus puertas al público.

¿Para qué?

Para que no mueran en el olvido, hechos, razones y pormenores que tanto como el sistema de clasificación empleado, las políticas de catalogación, el sistema de gestión adoptados, entre otros, son muy importantes en la vida, historia y gestión de la institución.

Otro de los para qué sigue la línea planteada en uno de mis anteriores posts: Y ahora… ¿por dónde empezamos?, pretendiendo constituir una guía, aportar ideas a otros colegas que se encuentren igualmente dando los primeros pasos en la formación de una biblioteca.

Empezaré por presentarme…

Soy la Biblioteca de Arte Latinoamericano del Museo de Bellas Artes Juan Manuel Blanes. Fuí creciendo lento pero a paso seguro, con cada libro tras libro que llegaba al Museo en donación y pasaban a guardarse en muebles cerrados con llave, bajo la responsabilidad de algún funcionario voluntario, que garantizó durante un par de décadas, la permanencia y conservación de mis libros.

La idea de crearme surge en el marco del proyecto del Espacio Cultural Rafael Barradas, gestionado por la Asociación de Amigos del Museo, por medio del cual se me asigna un espacio físico. Tendré que esperar unos añitos más, para que  asignen a dos personas -una Lic. en Bibliotecología y una Archivóloga- quiénes se ocuparán de mí y comenzarán por fin a organizarme.

Quiénes se encuentran en este mundo de los libros y las bibliotecas, saben que no ha sido ni sigue siendo nada fácil el ser «una biblioteca», no valorada en muchos casos como merecemos, con escasos recursos y viéndonos obligadas a justificar nuestra existencia, a reinventarnos permanentemente, ante cada reto tecnológico, cambio de autoridades, nuevas políticas… bueno, más difícil aún es ser yo, una biblioteca de museo, pocos nos conocen y menos aún conocen cuál es nuestra real razón de ser… pero ese es ya otro tema , en el que no los voy a aburrir ahora y dejaré para otro momento.

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  • «de la caja al estante»

Viví varias mudanzas, primeramente de aquellos primeros muebles cerrados en que se albergaron mis libros, a las cajas que serían el medio de transporte desde el edificio del Museo al espacio edilicio que ocuparía en adelante;  separado del Museo por un jardín.

Existía a ese momento el registro de inventario de la casi totalidad de mis libros, los cuáles habían sido ingresados con un criterio de proximidad en grandes temáticas. Mis responsables organizaron los libros en las cajas por orden correlativo de número de inventario, agrupados por medio de bandas de cartulina con su correspondiente identificación.

Estas cajas fueron trasladadas a depósitos del edificio dónde más tarde me instalaría, y de a poco, a medida que fueron organizándome, mis libros fueron saliendo «de las cajas a los estantes».                                                           

El criterio de proximidad temática empleada en la tarea de registro de inventario facilitó en gran medida la gestión de mi colección y posterior ubicación en las estanterías.

  • «todo puede ser clasificable»

De acuerdo al Sistema de Clasificación Dewey -empleado en este caso- mi responsable asigna a cada documento una signatura topográfica, que determina su localización en el estante.  Aplicará las Reglas de Catalogación Angloamericanas, estableciéndose criterios propios de catalogación y clasificación, así como adquiriendo criterios adoptados por bibliotecas afines, que validen en cierto modo las decisiones tomadas y faciliten en un futuro el intercambio de información.

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  • «urgente Políticas»

Habrán de elaborarse políticas de colecciones, de uso y servicios, circulación y redes institucionales, que garanticen la gestión y optimización de mi funcionamiento. Cada una de estas políticas merecerían desarrollarse en profundidad, por lo que en esta primera «bitácora», me limitaré a contarles que para su elaboración, se consultó bibliografía de referencia, se consultó a profesionales de bibliotecas afines a mi, considerándose la realidad de mi museo y las visiones y puntos de vista de los actores involucrados.

  • «¿recursos? pues sí!»

Como bien deben conocer nuestros lectores, es este uno de los aspectos más sufridos por nosotras las bibliotecas. En mi caso, conté con la mayoría de los recursos edilicios y materiales básicos para poder empezar a funcionar: espacio físico, estanterías, revisteros, escritorio, mesas y sillas para sala de lectura; pero es verdad que no siempre corremos con esta suerte y debemos concientizar acerca de nuestra necesidad,  justificar y convencer…eso mismo debí hacer en lo que refiere a los «recursos informáticos», en que estaremos de acuerdo es de los que solemos salir menos favorecidos.

Luego de meses de trabajo, dedicación, perseverancia, de «insistir, persistir, resistir y nunca desistir»; la recompensa está por llegar: veré por fin abrir mis puertas y  libro tras libro clasificado llegarán a sus tan esperados destinatarios: mis usuarios.

Como se imaginarán, esta historia recién comienza, por lo que esta será la primera pero no la última vez que me lean.

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