El bibliotecario como defensor de la privacidad… Declaración sobre la Privacidad en el Entorno Bibliotecario de IFLA

Recién el 20 de agosto pasado, el Comité Ejecutivo de la IFLA hizo pública su Declaración sobre la Privacidad en el Entorno Bibliotecario, preparada junto con varias organizaciones que defienden los derechos civiles en internet.  En ésta se mencionan datos interesantes por los cuales se insta a las bibliotecas a tomar acciones sobre el tema. La protección de datos personales queda planteada como una tarea de gran relevancia en los servicios bibliotecarios de hoy día y emite diversas recomendaciones para la defensa y protección de la privacidad de los usuarios.

Para nadie resulta una novedad el hecho de que los distintos gobiernos y otros actores, recopilen información sobre los ciudadanos por distintos caminos y gracias a diversas herramientas. Una de ellas es la compilación de datos vertidos en los diversos formularios requeridos al por ejemplo consultar una base de datos o una colección de ebooks, e incluso de los perfiles de servicios como Amazon o de las distintas redes sociales y que pueden ser comprados por los interesados en poseer esa información.  Ya hemos sido advertidos que al “personalizar” los diversos motores o herramientas digitales, claro recibimos un beneficio pero también brindamos información sobre nosotros, según Iván Valderrama: “ese no es el fin altruista de las plataformas que lo dejan hacer, su fin es obtener información muy útil para las empresas que mandan en el mercado y finalmente controlan gran parte del sistema”.

Poseer esos datos les permite «analizar las actividades y comunicaciones de los usuarios con fines de vigilancia o para controlar el acceso a espacios, dispositivos y servicios», trayendo diversas consecuencias sociales, legales y violentando la privacidad de los cibernautas. La privacidad es un derecho humano, en su artículo 19, y un principio básico de la profesión, junto con la libertad de información. Lo anterior no es cosa menor, pues atentar contra esto afecta el ambiente democrático, lo cual impide el pleno desarrollo de la sociedad y en el que idealmente deberíamos vivir.

Imagen tomada de Wikicommons

Imagen tomada de Wikicommons

Afortunadamente la libertad de información en internet salió avante el año pasado, por lo menos en esa ocasión, de leyes de control y censura como SOPA o sus variantes leyes mordaza. Para conseguir tal victoria diversos grupos profesionales y ciudadanos, entre ellos el gremio bibliotecario, realizaron manifestaciones en contra de tales hechos. Sobre esto puede leer el interesante post que en febrero de 2014 publicó Santiago Villegas y quien plantea una valiosa reflexión: Si el gobierno quiere conocer nuestra información, exijámosle primero la suya, tocando el tema de la transparencia y la rendición de cuentas: “¿Qué piensa el gobierno entregarme a cambio de mi privacidad? ¿Cómo va a usar mis datos? ¿Está dispuesto a renunciar el gobierno, mi gobierno, a su privacidad? ¿Está consciente del poder de una sociedad transparente?”

IFLA insta a los bibliotecarios a mantenerse alerta sobre el tema, para así proteger a sus usuarios y sobre lo cual ya se había posicionado en su «Manifiesto de la IFLA sobre internet», por otro lado, desde 2013 la ONU emitió resoluciones sobre el tema en su Derecho a la privacidad en la era digital: «la vigilancia ilícita o arbitraria y la intercepción de comunicaciones son actos sumamente intrusivos que violan la privacidad y podrían también violar el derecho a la libertad de expresión. Además expresa nuestra profunda preocupación por los efectos nefastos que distintas formas de vigilancia extraterritorial pueden tener sobre el disfrute de derechos humanos”.  En esta ocasión, la IFLA alerta sobre la importancia de revisar los términos de privacidad de los servicios y las herramientas que ofrecemos, tomar las precauciones debidas sobre los datos que alojamos en la nube y las condicionantes que podríamos recibir de los proveedores de servicios, así como la importancia de negociar qué datos creemos conveniente requerir y limitar el uso de aquellos servicios que pudieran representar un peligro para nuestra comunidad.

Imagen tomada de Wikicommons

Imagen tomada de Wikicommons

Hace unos meses, Paul Tarin habló del proyecto Tor ,el cual busca “establecer mecanismos de comunicación y transmisión de información con seguridad y anonimato en cuanto a la privacidad de los participantes y sus contenidos”.  Y que promueve, entre otras cosas: «Protección de la privacidad para evitar robo de identidades e información; Protección de datos relevantes para un gobierno; Asegurar la privacidad y seguridad de periodistas, fuentes de información y disidentes políticos, evitando la censura», esto a niveles de la deep web.
Podemos ver en proyectos como Tor la dirección a proteger a miembros específicos y con actividades particulares en la sociedad, gente con cierto conocimiento sobre el uso de la red y sus implicaciones, esto claro por ser un sector que lamentablemente representa un grupo en riesgo, pero la población común continua de alguna forma vulnerable.  A esta población es a la que IFLA llama a proteger, mediante la concientización y  las prácticas adecuadas para ello. Entre sus recomendaciones quiero rescatar las siguientes:

  • Llama a los bibliotecarios a sumarse a todo esfuerzo regional, nacional o local sobre el tema,
  • Asumir el deber de alertar a los usuarios cuando estén usando un servicio que pudiera comprometer su privacidad, para «favorecer la capacidad de los usuarios de tomar decisiones bien informadas, emprender decisiones legales y sopesar los riesgos y beneficios…»
  • Finalmente plantea la importancia de incluir formación sobre el tema y herramientas de apoyo en los cursos de formación de usuarios y ALFIN que imparta nuestra biblioteca.

Sobre este último punto vale recordar que de acuerdo con Fernando Gabriel Gutiérrez, ésta tarea  ya forma parte del perfil del bibliotecario contemporáneo: “Fomenta y es un ejemplo de respeto por la privacidad de los alumnos y profesores en las redes sociales y en sus espacios digitales.”  Además de la importancia de ser tópicos obligados en la formación y actualización de los profesionales de la información.

Ahora será interesante observar las acciones que entablarán los bibliotecarios de la región para atender a este llamado de IFLA, empezando por analizar las Políticas de privacidad que tienen, ampliándolas en lo necesario o iniciando la labor de establecerlas en caso de que aún no cuenten con ellas.

Tomada del sitio Book Riot

Tomada del sitio Book Riot

Literatura consultada y de interés:

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