La inclusión de los migrantes en la biblioteca

 

A poco más de un mes de la nueva administración del gobierno federal de los Estados Unidos, las manifestaciones de odio contra los inmigrantes ha ocupado un mayor espacio en las noticias y las redes sociales, aunado al anuncio de un plan federal para la deportación de inmigrantes indocumentados, calificado incluso por el propio gobierno como parte de una posible operación militar. La intención de la ampliación de políticas de expulsión de inmigrantes indocumentados sujetos de deportación, ha propiciado el temor a arrestos, redadas y detenciones que deriven en la expulsión de inmigrantes indocumentados en una mayor proporción.

Mucha ha sido la preocupación en México sobre los protocolos y medidas a las que sean sometidos los mexicanos. Pero es importante recordar que estos inmigrantes ilegales también provienen de países de Centro y Sudamérica. Y que un país como México, no sólo recibe a sus ciudadanos deportados, sino que sirve como lugar de tránsito de latinoamericanos con intención de ingresar a Estados Unidos así como de retorno tras su expulsión.

De acuerdo a las cifras oficiales de la Secretaría de Gobernación de México, en 2016 aumentó el número de repatriaciones de mexicanos provenientes de Estados Unidos en un 6%, pasando de 207,398 ocasiones en 2015 a 219,932 al siguiente año (Segob, 2017; 43). Pero también se reporta que en el mismo año, fueron devueltos a sus países por autoridades mexicanas de migración, 147,370 personas, siendo principalmente interceptados en los estados de Chiapas y Veracruz. Estos extranjeros procedían principalmente de Guatemala (59,679 personas), Honduras (50,964 personas) y El Salvador (31,347), mientras que el resto provenían de países como Estados Unidos, Nicaragua, Cuba, Ecuador o Colombia, entre otros (Segob, 2017; 33, 34). Por lo que el fenómeno no debe observarse en un sentido exclusivo a los mexicanos, sino a las devoluciones de extranjeros desde territorio mexicano. De ahí la importancia de considerar que los ejemplos y buenas prácticas en relación a inmigrantes indocumentados en Estados Unidos, pueden ser de gran utilidad para la asistencia de indocumentados en México.

Grafico

Gráfico 3.11 Eventos de extranjeros devueltos por la autoridad migratoria mexicana, según país de nacionalidad, enero-diciembre 2016. Estadísticas Migratorias. Síntesis 2016.

 

Los migrantes en su tránsito por México no sólo padecen de discriminación, sino que también son víctimas de ataques por grupos delincuentes que abusan de la condición y circunstancia ilegal de estas personas para robarles o incluso secuestrarles y explotarles. Pero además, enfatizan Fuentes-Reyes y Ortiz-Ramírez (2012), “ (…) la situación que los pone más cerca de la vulnerabilidad es la existencia del desconocimiento del sistema jurídico y la administración del país de acogida, o de tránsito, y que en determinado momento podría ser el mecanismo que salvaguarde su integridad personal.” Y en ello, la biblioteca tiene un gran potencial de contribución social.

Ahora más que nunca, frente al periodo crítico que se anticipa, la misión social y educativa de la biblioteca no solo debe contemplar la contribución al aprendizaje y la investigación, sino la orientación y asistencia de las personas que se encuentran en situaciones de vulnerabilidad. “A medida que los refugiados o los nuevos inmigrantes comienzan a asentarse en sus comunidades, las bibliotecas pueden ofrecer apoyo y recursos para los residentes que experimentan acoso o crímenes de odio” (Witteveen, 2015).

El papel de la biblioteca ya desde hace tiempo ha sido relacionado con la asistencia a refugiados. Pero la necesidad e importancia de las bibliotecas frente a un fenómeno migratorio, puede ser más cercana y propia de los servicios bibliotecarios, ya no exclusivamente en Estados Unidos, donde el perfil de la biblioteca pública llega a ser más desarrollado.

Pueden ser muy ilustrativos algunos proyectos de involucramiento con bibliotecarios, como el sitio Libraries Serve Refugees, que convoca al voluntariado de bibliotecarios e investigadores para colaborar con Urban Librarians Unite (ULU), con posibilidad de realizar un trabajo remoto desde sus propios hogares y en horarios indistintos. Su intención es la de realizar investigaciones para soporte de los objetivos de la organización. Así como de la participación de editores, administradores de sitios web, hablantes en otros idiomas, gestores de metadatos, así como abogados y bibliotecarios especializados en derecho. En su sitio se localiza una lista de bibliotecas en Estados Unidos que proporcionan asistencia a refugiados en las localidades donde se ubican. También se encuentran algunos recursos de información como reportes gubernamentales así como vínculos a artículos, y a kit de herramientas en temas como la labor comunitaria y los refugiados.

Ejemplo

 

Otro ejemplo demostrativo es el de la Biblioteca Pública de Kansas City, con el programa RISE (Refugee and Immigrant Services & Empowerment) que tiene por objetivo canalizar a inmigrantes con recursos de información para prepararse en el examen para obtener la ciudadanía estadounidense.

También es importante considerar las ‘herramientas del bibliotecario para responder eficazmente al sentimiento anti-inmigrante’ publicadas por la asociación norteamericana REFORMA (National Association to Promote Library and Information Services to Latinos and the Spanish-Speaking), con el objetivo de apoyar a inmigrantes latinos, en el marco de su misión de defender y proteger sus derechos a los servicios bibliotecarios.

Si bien los servicios, personal e infraestructura de las bibliotecas nacionales pueden ser limitados, la trascendencia de la difusión de información de interés legal y la posibilidad de ofrecer conexiones de consulta en línea que puedan encontrar las personas, equilibran la participación de las bibliotecas en la contribución del fenómeno migratorio. Tal vez no sea posible llegar a un nivel de especialización del personal bibliotecario para proporcionar asesoría legal, pero sí a identificar documentos y recursos que puedan ser de utilidad para participar en la contribución social al tema.

Es por ello, que dentro de la propia realidad del bibliotecario y su centro de trabajo, es posible adoptar alguna estrategia de participación comunitaria en beneficio de los inmigrantes, en virtud de tratarse de un sector existente y constante en nuestras comunidades. No únicamente en los casos de perjuicio de connacionales, sino para aquellos que transitan hacia nuestros países, a través de puntos como:

  • La economía de la publicación en línea de kit de herramientas de asesoría a migrantes.
  • El acceso a conexiones de internet que permitan la consulta de recursos de orientación.
  • La identificación anticipada de fuentes de información de utilidad para migrantes.
  • La localización y colaboración con organizaciones y asociaciones que enfocan su misión a la atención de migrantes.
  • La difusión y participación de los usuarios- ciudadanos para compartir con personas vulnerables, la posibilidad de acceder a los servicios bibliotecarios.
  • La participación remota del personal bibliotecario en proyectos donde no sea necesaria una participación presencial.
  • La identificación propia de las posibilidades de contribución de la biblioteca conforme a sus fortalezas y capacidades.

 

Referencias

Fuentes-Reyes, G., Ortiz-Ramírez, L. R. (2012) «El migrante centroamericano de paso por México, una revisión a su condición social desde la perspectiva de los derechos humanos» En Convergencia. Universidad Autónoma del Estado de México. Recuperado del vínculo
Plake, S. (2017, Febrero 16) Kansas City Public Library has team dedicated to helping immigrants become citizens. KSHB. The E.W. Scripps Co. Recuperado del vínculo
Segob (2017) Estadísticas Migratorias. Síntesis 2016. Unidad de Política Migratoria. Secretaría de Gobernación. Recuperado del vínculo
Witteveen, A. (2015, Diciembre 29) «Public Libraries Support Refugees» En Library Journal. Recuperado del vínculo

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