Inteligencia social. Factor clave de liderazgo para una profesión en crisis

Esta es la tercera en una serie de entradas sobre Liderazgo. En ellas se analizan las capacidades, estrategias y estilos de liderazgo que se aplican en organizaciones modernas así como las características y perfil de liderazgo que ejercen (o deben practicar) los profesionales de la información y las agremiaciones en la región.


En la publicación anterior entrevistamos al Colegio Colombiano de Bibliotecología (Ascolbi), quien compartió algunas de las estrategias y actividades que vienen realizando para fortalecer el ejercicio profesional de la Ciencia de la Información y Bibliotecología en Colombia. En esta ocasión, se analiza el concepto de inteligencia social propuesto por Daniel Goleman con el fin de exponer la urgencia de su aplicación en el campo de la bibliotecología, una profesión marcada por su crisis identitaria reflejado en su limitado impacto como agremiación.

La entrada se divide en dos partes. En la primera, se recogen los conceptos de inteligencia emocional y su posterior maduración hacia la inteligencia social desde la perspectiva de Goleman y otros autores. También se revisa el caso de la identidad en los bibliotecólogos desde múltiples perspectivas. En la segunda, se consolida una propuesta para que bibliotecólogos desarrollen una estrategia de liderazgo que fortalezca y articule las diferentes estructuras gremiales existentes. Finalmente se encuentran las conclusiones y las referencias.

INTELIGENCIA EMOCIONAL

La inteligencia emocional (IE) es un concepto popularizado por Daniel Goleman a finales de la década de los 90 pero introducido años antes por Thorndije (1920), Gardner (1983) y Mayer & Salovey (1989), entre otros.  La gran difusión y aceptación de la propuesta de Goleman (2002) se debe principalmente a:

  • El cansancio provocado por la sobrevaloración y abuso del coeficiente intelectual (CI) como criterio de reclutamiento y selección de personal.
  • La antipatía de la sociedad ante las personas que poseen alto nivel intelectual pero pocas habilidades inter e intrapersonales.
  • El mal uso en el ámbito educativo de los resultados en los test y evaluaciones de CI que pocas veces pronostican el éxito real que los alumnos tendrán una vez incorporados al mundo laboral, y que tampoco ayudan a predecir el bienestar, estabilidad, grado de satisfacción y felicidad a lo largo de sus vidas. (Extremera y Fernández-Berrocal, 2004 citado por Fragoso-Luzuriaga, 2015, p. 114).

Partiendo de una revisión de literatura científica en el tema y su aplicabilidad en las organizaciones, Goleman define la inteligencia emocional como “un conjunto de características clave para resolver con éxito los problemas vitales entre las que destacan: la habilidad de auto-motivarse y persistir sobre las decepciones; controlar el impulso para demorar la gratificación; regular el humor, evitar trastornos que disminuyan las capacidades cognitivas; mostrar empatía, y generar esperanza” (Fragoso-Luzuriaga, 2015, p. 115).

Según Aguilera (2013) “cultivar un cambio de actitud puede desarrollar en quienes nos rodean la capacidad de generar disposición para colaborarnos“ (p. 2). Así, para Giraudier (2002, citado por Aguilera, 2013) un cambio de actitud busca integrar más a las personas con su trabajo dentro de un ambiente de colaboración, apoyo y cumplimiento de los objetivos corporativos. Para alcanzar la inteligencia emocional se requiere de un cambio de actitud que implica: autoconciencia, autocontrol, automotivación, empatía y habilidades sociales. Específicamente, en este último nos centraremos a continuación.

INTELIGENCIA SOCIAL

Goleman y Boyatzis conscientes que el concepto de inteligencia emocional ocupa un lugar destacado en la literatura sobre el liderazgo y en las prácticas de coaching, estudiaron el impacto de la neurociencia social en el liderazgo. Así, definen la inteligencia social como “un conjunto de competencias interpersonales construidas sobre circuitos neuronales específicos (y sistemas endocrinos relacionados) que inspiran a los otros a ser eficaces” (Goleman y Boyatzis, 2008, p.88). En este estudio identificaron el papel e impacto de las neuronas espejo, las células fusiformes y los osciladores, en conductas prácticas y socialmente inteligentes que pueden favorecer los vínculos neuronales entre un líder y sus seguidores.

Mencionan, por ejemplo, en un estudio realizado por Fernández-Aráoz, ejecutivos recién promovidos y sumamente inteligentes, pero a quienes su incapacidad para desenvolverse bien socialmente en su trabajo era, en términos profesionales, autodestructiva (Goleman y Boyatzis, 2008, p.88). Lo que implica que la única forma de desarrollar eficazmente su sistema de circuitos sociales es emprender la dura tarea de cambiar de conducta. Para Goleman y Boyatzi (2008) “los candidatos deberían primero desarrollar una visión personal para el cambio y luego someterse a una rigurosa evaluación de diagnóstico para identificar las áreas de debilidades y fortalezas sociales“ (p. 92).

En resumen, así como podemos cultivar nuestra inteligencia para resolver complejas ecuaciones matemáticas, también podemos adiestrar nuestra inteligencia social, que transita por las dos vías -que evocan lo que solemos asociar con la racionalidad y con la emocionalidad-, para ser conscientes del influjo que las relaciones sociales ejercen en nosotros y del impacto que igualmente podemos causar en las emociones ajenas. Este tipo de inteligencia nos permitirá canalizar positivamente estos estímulos y conectar con los demás de forma armónica y saludable (Goleman, 2006).

IDENTIDAD

Estereotipo

Ponjuán Dante (1998, citado por Roggau, 2006) afirma que la imagen estereotipada está ligada estrechamente a la identidad profesional; la identidad tiene que ver fundamentalmente con la filosofía de la profesión, con la definición que hacen los mismos bibliotecarios de su profesión, mientras que la imagen se vincula principalmente con el prestigio, la reputación, es decir con la percepción que tienen los que están fuera de la profesión.

Basado en el estudio de Roggau (2006) el bibliotecario no es visto como un profesional (no reúne todas las condiciones), no se lo considera un científico (no está respaldado por una disciplina nacida y construida como ciencia), tampoco se lo ve como un obrero (su actividad es «no manual», aunque generalmente es asalariado). Su identidad es difusa y cambiante. La internalización del estereotipo resulta afectando la auto-estima de los bibliotecarios: optan por la aceptación de la imagen como un estigma o por la negación como mecanismo de defensa. A su vez la auto-estima se vincula con valores profesionales como la independencia, la creatividad, el liderazgo, la conciencia de grupo, entre otros factores (Oliveira, 1983).

Finalmente, Roggau (2006) señala que “no es posible dejar de considerar el aspecto psicológico en el perfil del bibliotecario: por un lado está la interacción con la sociedad y por otro la elección de una profesión desde la individualidad. Las bibliotecas, desde siempre, han sido elegidas como campo de actividad por aquellas personas inclinadas a la introversión, la disquisición intelectual, la lectura silenciosa, la vivencia en solitario de la literatura, el conocimiento por el conocimiento mismo”. Sobre la introversión, ]Melissa Dahl señala en NYMag que el psicólogo Jonathan Cheek identificó 4 tipos de introvertidos: social, ansiosos, pensativos y reservados. Características que como se vio anteriormente afecta directamente la relación biológica del líder y sus colaboradores.

Otros estudios abordan este tema desde la perspectiva anglosajona, por ejemplo Nicole Pagowsky y Miriam Rigby autoras de “The Librarian Stereotype: Deconstructing Perceptions and Presentations of Information Work”.

Tendencias de futuro

Frente a los problemas de identidad en un contexto cambiante como el actual, es importante analizar los posibles impactos de los escenarios de futuro del trabajo. En el informe “AI, Robotics, and the Future of Jobs” del Pew Research se analiza el impacto de los recientes avances de la inteligencia artificial y la robótica en el futuro de los trabajos. Entre muchas de las distintas posturas se identifican dos relacionadas con la bibliotecología y profesiones afines. A  favor, Jamie LaRue, escritos, consultor en diversos asuntos como sector público, tecnología y bibliotecas indica que “The result of rapidly improving technology is not unemployment; it is a shift in employment. The lower level jobs will disappear. But new ones, designing and managing those systems, will grow exponentially”.

Sin embargo, en contra Tom Folkes, profesional de internet responde: “We will shortly be able to replace low level information workers—these being teachers, lawyers and librarians. In the not distant future, taxi, bus, and truck drivers. Delivery and food workers will be replaced by 3D printing. The number of people required to develop these systems will be relatively small”.

Caso Colombia

En primera instancia, en sus tesis doctoral Ruth Helena Vallejo (2014) tuvo por objeto de estudio el proceso de profesionalización de la bibliotecología en Colombia, allí contempló que “la identidad es aquello que con independencia del campo de acción, del nivel de intervención y del contexto en que se ubique un profesional, le permite reconocerse como bibliotecólogo colombiano. Esto en el entendido de que la identidad profesional solo se consolida a través de la interacción social, a partir de las relaciones que establecen la profesión y el profesional en los diversos espacios sociales en que realiza su ejercicio profesional, con lo cual se valida como profesión, se asume su misión y aceptación social” (p. 19).

En su investigación destaca que:

  • “a la vista de los resultados globales de [la] investigación, la bibliotecología ha avanzado en muchas dimensiones que la distinguen como una profesión, pero éstas no han sido apropiadas ni posicionadas en los grupos sociales que establecen el campo profesional” (p. 616).
  • “Hay falta de empoderamiento de los profesionales con respecto a su profesión. Es urgente que los bibliotecólogos sean los primeros en reconocer la bibliotecología como profesión y lo que ello implica, aunque la crisis de la identidad y la preocupación por el estatus no son nuevos en la profesión” (p. 620).
  • “Es necesario cambiar la actitud profesional, de manera que se logre ampliar la identidad de partida, pues se requiere reapropiar la experiencia adquirida para articularla con las situaciones nuevas de trabajo, y no que esto se convierta en una nueva ruptura que incremente la crisis de identidad profesional” (p. 627).

PROPUESTA

La inteligencia social resulta ser especialmente importante en situaciones de crisis. Como se planteó anteriormente la identidad del profesional de la información, en este caso específicamente el bibliotecólogo parece afectar colateralmente su rol de liderazgo a nivel gremial.

Por ejemplo, según Wilmer Arturo Moyano, doctor en Documentación, “el Profesional en información no es un sinónimo de bibliotecólogo. Porque profesional en información es todo aquel que desde su propia disciplina trabaje con la información como objeto de estudio, desde el comunicador que hace curación de contenidos hasta el ingeniero que desarrolla aplicaciones para organizarlos, pasando por el lingüista o el filólogo que interviene en los procesos de descripción de procesos semáticos de la información, o el diseñador que trabaja con usabilidad y accesibilidad. Por tal motivo, no creo que exista un único modelo de liderazgo, este es relativo al ámbito interdisciplinar en que se maneje la información. Yo pienso que los bibliotecólogos deberíamos quitarnos ese ego que nos lleva a pensar que somos los dueños y dioses de la gestión de la información, porque solo somos un eslabón más en esa gran cadena de estudios relacionados con la información como objeto, y eso nos enceguece”.

Siendo consecuentes, las asociaciones profesionales actualmente aunque desarrollan planes de desarrollo su impacto es limitado y no responde a las necesidades actuales del gremio. Aunque se reconoce que bien sea en el estereotipo o dentro de su identidad existen patrones de introversión que complican el desarrollo de habilidades sociales por su “naturaleza” los bibliotecólogos desarrollan empatía con sus usuarios. Sin embargo, es menester generar planes de formación en competencias más avanzadas como lo requiere la inteligencia social.

CONCLUSIONES

Es importante que a nivel gremial se reconozca la importancia de abordar la inteligencia tanto emocional como social como factor clave para el liderazgo gremial. Sobretodo porque los estereotipos de la profesión afectan directamente su identidad.

Es necesario desarrollar estrategias de formación de habilidades blandas y lograr esa conexión neuronal entre colegas. Pero antes se resalta la necesidad de estudios de diagnóstico que permitan establecer un marco común de habilidades y destrezas que se tienen y se deben fortalecer. También, se identifica la necesidad de generar modelos de liderazgo personal para que desde un ejercicio retrospectivo e introspectivo plantear escenarios prospectivo tanto para el manejo personal como profesional.

Tendiendo en cuenta las perspectivas de los trabajos del futuro, hay profesiones que pueden ser reemplazadas por procesos automatizados. La bibliotecología es una de ellas. Depende del liderazgo de las asociaciones preparar a los actuales y futuros profesionales para acoplarse a los requerimientos de los usuarios y superar la ya permanente crisis.

BIBLIOGRAFÍA

Fino Garzón. D. M. (2016,04,25). En Facebook [Perfil]. Disponible en https://www.facebook.com/maolibrarian/posts/10153579990563499

Fragoso-Luzuriaga, R. (2015). Inteligencia emocional y competencias emocionales en educación superior, ¿un mismo concepto? Revista Iberoamericana De Educación Superior, 6(16), 110-125. doi://dx.doi.org/10.1016/j.rides.2015.02.001

Goleman, D. (2006). Inteligencia social: La nueva ciencia de las relaciones humanas Editorial Kairs.

Goleman, D., & Boyatzis, R. (2008). La inteligencia social y la biologa del liderazgo. Harvard Business Review, 86(9), 86-95.

Pew Research (2014). AI, Robotics, and the Future of Jobs. Disponible en  http://www.pewinternet.org/2014/08/06/future-of-jobs/

Roggau, Zunilda. (2006). Los bibliotecarios, el estereotipo y la comunidad.Información, cultura y sociedad, (15), 13-34. Recuperado en 21 de mayo de 2016, de http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1851-17402006000200002&lng=es&tlng=es.

Vallejo Sierra, R. H. (2014). La bibliotecología como profesión en Colombia.

Créditos imagen: Dubsar. (Fotógrafo). (2011, junio 1). Daniel Goleman en Expomanagement 2011. [Imagen digital]. Recuperado de https://www.flickr.com/photos/dubsar/5803928588/

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Por: Mauricio Fino, @MaoLibrarian.

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