Actualizar la misión

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Ofrecida en 1935, la conferencia que dictó el filósofo español José Ortega y Gasset, bajo el título “la misión del bibliotecario”, que posteriormente fue publicada como formato de libro, se ha convertido en obra de referencia para todo aquel estudiante de bibliotecología y bibliotecarios en general que están interesados en conocer más sobre la historia del oficio. Dada la fecha en que ocurrió dicha conferencia, es evidente resumir lo siguiente: que los tiempos han cambiado, que el mundo de esa época es diferente al actual. El quehacer bibliotecario que Ortega y Gasset describió, puede ser considerado vigente en algunos puntos, aunque también hay características  del mundo actual e hiperconectado que han provocado los bibliotecarios continuemos en  progreso constante.

El oficio y profesión bibliotecaria se relaciona intrínsecamente con el libro y su evolución. Definiciones hay muchas sobre el ejercicio bibliotecario, las bibliotecas, el libro y la función de estos tres elementos en la sociedad. Unos de los esfuerzos mejor logrados en cuanto englobar el deber-ser del bibliotecario lo ofreció este filósofo español, cuando fue invitado por la IFLA para dar un discurso inaugural en un congreso internacional en ese año. 

De aquella charla se pueden obtener diversos temas para entablar una discusión sobre el ámbito bibliotecario. Esta reflexión pretende ser un acercamiento, aunque no total, si concienzudo al espíritu de “la misión…” que nos ofreció José Ortega y Gasset.  

Uno de los primeros puntos que postula el filósofo es que “no solo hay ya demasiados libros, sino que constantemente se producen en abundancia torrencial” y que “muchos de ellos son inútiles o estúpidos, constituyendo su presencia y conservación un lastre para la humanidad”. Un estudio de 2010 realizado por Google, en la que se buscaba calcular, mediante algoritmos, el número de libros que existían en el mundo en ese año, arrojó la cantidad de poco más de 129 millones de libros. La metodología que se utilizó y demás detalles de dicha investigación se pueden consultar, googleando la siguiente pregunta: ¿cuántos libros existen en el mundo?”.  Si en los años 30’s Ortega y Gasset anunciaba que la cantidad de libros era excesiva, podríamos imaginar la sorpresa que le provocaría saber el número de libros que se estima existen actualmente en el planeta.

En referencia a uno de los grandes retos que ha enfrentado a la humanidad, la acumulación masiva de libros y conocimiento, menciona Ortega y Gasset en su reflexión que “todo lo que el hombre inventa y crea para facilitarte la vida, todo lo que llamamos cultura y civilización, llega un momento en que se revuelve contra él”. Este es uno de los puntos más importantes: el paso del libro físico al libro electrónico en la cultura y en la sociedad. Esta modalidad de no pudo ser imaginada por el filósofo español.

Tras la aparición de las primeras computadoras en 1960, el desarrollo continuo de la ciencia computacional ha transformado muchos ámbitos de la vida humana, en el cual las bibliotecas no son excepción. José Ortega y Gasset vivió hasta 1955, por lo que, si somos optimistas, únicamente pudo conocer sobre la primera generación de computadoras, que está ubicada entre 1940 y 1956 por lo que quizá no pudo intuir la revolución que lograrían estas herramientas y el mismo internet, para el oficio bibliotecario y para otras profesiones. 

La profesión del bibliotecario quedó oficialmente constituida en la tercera década del siglo XIX, luego que la Revolución Francesa dejara transformada la sociedad europea. El surgimiento de la sociedad democrática fue en buena medida el resultado del libro, que el cual se hizo socialmente imprescindible. El libro como herramienta, producto del maravilloso invento de la imprenta por Gutemberg en 1450. Como secuela del reconocimiento de la función social y política del libro, el estado colocó a la profesión del bibliotecario dentro de su estructura democrática. Ortega considera que la nueva misión del bibliotecario trasciende la materialidad del libro (su realidad de cosa producida y administrada), se trata de “atender el libro como cosa viviente… de ejercer de policía sobre el libro y hacerse domador del libro enfurecido. (Ortega y Gassett, 2005, p. 11). 

Al final de su conferencia, el autor menciona de las características más importantes de la profesión, que tenemos el gremio bibliotecario bien identificada como parte de nuestra identidad: ser intermediarios entre los usuarios y los libros. El bibliotecario será “un higienista de las lecturas de cada lector”. Aún más: ya denunciaba lo contraproducente de recibir demasiada información bajo “la comodidad de poder recibir con poco esfuerzo innumerables ideas almacenadas en libros y periódicos”. En sus palabras, esto es el carácter negativo del libro: acostumbrar al lector a no pensar por sí mismo, ni repensar lo que ha leído.  Es aquí donde se puede evidenciar que parte de la misión del bibliotecario mantiene el mismo estatus : hoy más que nunca, ante el crecimiento desmedido y exponencial de conocimiento, es que el rol que juega el bibliotecario es crucial en cuanto crear el hábito a sus usuarios de buscar información de manera adecuada, ser su guía en su ir y venir en el camino de los datos y metadatos que “habitan” el mundo físico y el mundo electrónico.

Sabemos los bibliotecarios los beneficios que trae consigo el e-book, sobre todo en cuanto al ahorro de espacio físico que esto representa y al no uso de materiales extraídos de los árboles para la elaboración de un libro común, tangible, por lo que la propuesta para una versión actualizada o quizá aumentada, de la misión bibliotecaria que nos brindó el Ortega y Gasset se antoja por demás necesaria.

Dos autores me parecen pueden ser tomados en cuenta, por su perfil intelectual, para hablar sobre esta renovación: Fernando Savater y Juan Villoro. El primero, comparte nacionalidad y profesión con Ortega y Gasset y en su extensa bibliografía tiene un trabajo que pone de evidencia que ya ha trabajado con alguna autoridad educativa : su libro el valor de educar nace gracias a una petición de la Secretaría de los Trabajadores del Estado de México.

Por otra parte Juan Villoro, dentro de su vasta producción intelectual, ha tenido un acercamiento importante al ámbito bibliotecario, en dos maneras significativas: el año pasado ofreció una charla por el dia del bibliotecario (20 de julio, en México) llamada “la cultura del libro, la lectura, la información y las bibliotecas” . Además, en su producción intelectual posee una obra llamada “conferencia sobre la lluvia” en donde da vida un bibliotecario conferencista. De igual manera que Savater, Villoro recibió la invitación de parte de una institución educativa para dar vida a su libro, en este caso fue la Biblioteca de México José Vasconcelos. 

Hace 86 años Ortega y Gasset otorgó a los bibliotecarios una obra que enaltece  su importante rol en la sociedad. Una actualización o modernización de la misión bibliotecaria se antoja necesaria. En varios países de America Latina se celebra el dia del bibliotecario, la ALA entregaba hasta hace unos años la medalla Melvil Dewey a bibliotecarios, bibliotecas destacadas en cuanto al liderazgo bibliotecario. Una nueva obra que surja con el mismo espíritu con el cual Ortega gestó “la misión…” sobre el quehacer de los bibliotecarios -pondría de manifiesto todas las posibilidades que tiene la profesión para expandirse y fusionarse con nuevas ramas de conocimiento. El mundo hiperconectado, de información disponible en cuestión de segundos, es exigente. Los y las bibliotecarias estamos en una posición por demás  retadora para establecer más conexiones entre el conocimiento y los usuarios, para que estos puedan a su vez generar su propio criterio y conocimiento.  

En 1934  el poeta inglés T. S. Elliot lanzó un par preguntas en uno de sus poemas : ¿dónde está la sabiduría que hemos perdido en conocimiento? ¿dónde está el conocimiento que hemos perdido en información? Estas dudas parecieran fueron visionarias y adecuadas al deber ser de la labor bibliotecaria. Lo que hoy nos parece incomprensible más delante quizá se nos presentará comprensible. La diferencia radica la cantidad de información que tenemos disponible al momento de plantearnos los problemas y dudas. Las conexiones que hoy se nos presentan descabelledas o que pertenecen a mundos disímbolos en el futuro podrán ser más inteligibles gracias al conocimiento que seamos capaces de procesar y administrar. Esa es parte de nuestra tarea como librarians

Bibliografía

Ortega y Gasset, José (2005). La misión del bibliotecario.  CONACULTA


Gerardo Manuel Padrón, bibliotecario egresado de la Facultad de Filosofía y Letras de la UANL. Apasionado de la música, de los deportes, los libros y en general de las buenas ideas que valen la pena compartir con los demás.
Actualmente soy librero.

«So many books, so little time» decia Frank Zappa.

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