Si las bibliotecas públicas votaran

Enviado por RennyGranda el Vie, 12/04/2013 – 03:05.

«La biblioteca es la más democrática de las instituciones, porque nadie en absoluto puede decirnos qué leer, cuándo y cómo» Doris Lessing

Acá en mi Venezuela el próximo domingo 14 de abril se hará una nueva elección presidencial. Según el sitio Web del Consejo Nacional Electoral será la catorceava elección que se realice en el país (no incluye referendos) desde 1999. Será también, la tercera de los últimos seis (6) meses. Y en una campaña electoral tipo “relámpago”, producto de la falta absoluta del presidente reelecto en octubre pasado, las propuestas, promesas, dimes y diretes están a la orden del día en medio del “debate político”.

VOTA DEMOCRACIA

Se habla de muchas cosas, mencionan los principales problemas del país: inseguridad, desempleo, inflación, devaluación, escasez, alto costo de la vida y más; también se ha hablado de socialismo, independencia, soberanía, patria, misiones, viviendas, salud, educación, cultura. Se ha hablado de todo, pero sinceramente aún no he escuchado la palabra “biblioteca”.

Es que hablar de bibliotecas en mi país, y más específicamente de bibliotecas públicas, es como hablar de una cosa extraña, un espacio ignorado, un lugar perdido y sumergido como la Atlántida de Julio Verne. Veamos por qué…

Oficialmente se registra como logro “resaltante” de todo el año 2012 que el Instituto Autónomo Biblioteca Nacional y de Servicios de Bibliotecas –ente rector de las bibliotecas- haya atendido a más de once millones de usuarios (MPPC, 2013, p. 414), sin embargo, otros datos oficiales contrastan con esta información. El Estudio del Comportamiento Lector, Acceso al Libro y la Lectura en Venezuela (2012), realizado por el Centro Nacional del Libro, muestra cifras realmente muy preocupantes para el sector bibliotecario venezolano: pues, el 80% de la población reconoce que no asiste a una biblioteca, apenas un 9,1% visita una biblioteca pública y un efímero 1,2% acude a la Biblioteca Nacional (CENAL, 2012, p. 49).

¿Y cómo hemos llegado a esto?

Es difícil responder a esta inquietud tomando como base la información estadística que pone a disposición la Biblioteca Nacional en su sitio Web, y más, cuando las cifras disponibles llegan solamente al año 2005. A pesar de ello, a través del Ministerio del Poder Popular para la Cultura, órgano al cual se encuentra adscrita la máxima institución bibliotecaria del país, podemos encontrar algunas respuestas. Verbi gracia, se puede acceder de forma transparente a sus Memorias y Cuentas anuales en el período 2005-2012[1], y por consiguiente, a la gestión de sus tres (3) órganos desconcentrados y sus veintisiete (27) entes descentralizados, entre estos últimos, el Instituto Autónomo Biblioteca Nacional y de Servicios de Bibliotecas.

Muchos son los inconvenientes que aquejan a la institución, no obstante me concentraré en mencionar los problemas más comunes o los “obstáculos” –así los identifican- que guardan relación con los servicios bibliotecarios y las bibliotecas públicas.

Es una larga lista: falta de mobiliario para los servicios bibliotecarios públicos y falta de recursos para el mantenimiento de las instalaciones de las Bibliotecas Públicas de la Red Metropolitana (MPPC, 2006, p. 313); falta de personal, para la atención y organización de los depósitos de colecciones en los diferentes servicios de la Biblioteca Nacional y la Red Metropolitana, y la suspensión del NOTIS[2] que generó retrasos y rezagos en la distribución de volúmenes al Sistema Nacional de Bibliotecas Públicas (MPPC, 2008, p. 413); incumplimiento de la Ley de Depósito Legal, insuficiente personal especializado, e insuficiencia de recursos financieros para atender las necesidades de mantenimiento de la infraestructura de las bibliotecas públicas (MPPC, 2009, pp. 468-469); recortes de inversión previstos para la adquisición de los materiales bibliográficos, no bibliográficos y audiovisuales, por la vía de la compra para el enriquecimiento de las colecciones, deterioro de las infraestructuras, falta de mantenimiento preventivo y correctivo de las bibliotecas públicas, y obsolescencia de equipos de computación y sistemas, que ocasionan la lentitud en los procesos (MPPC, 2010, pp. 414-415); desactualización en las colecciones, de materiales extranjeros y nacionales, falta de insumos para la edición y difusión en papel de documentos de apoyo técnico a los bibliotecarios de la Red Nacional de Bibliotecas Públicas, falta de transporte para trasladar al personal, insuficiencia de recursos presupuestarios para atender las necesidades de la Red de Bibliotecas Públicas de los estados, y fallas constantes del sistema automatizado NOTIS debido a su lento proceso de sustitución (MPPC, 2011, pp. 443-445); dificultades en la recolección de la información estadística, de algunos servicios bibliotecarios públicos en algunos estados, retrasos en el procesamiento técnico definitivo de las colecciones de la Biblioteca Nacional y de las Bibliotecas Públicas (caso NOTIS), falta de insumos y materiales importados, que afecta la realización de actividades de preservación y conservación, déficit de talento humano capacitado y especializado, y de nuevo, insuficiencia de recursos presupuestarios (MPPC, 2012, pp. 433-434).

Lo anterior, más o menos nos da algunas luces –por no decir oscuridad- acerca de las razones por las cuales los ciudadanos NO están visitando nuestras bibliotecas, mucho menos las bibliotecas públicas.

Es imperativo recordar que la Biblioteca Nacional es el núcleo coordinador del Sistema Nacional de Bibliotecas Públicas, y por tanto la institución responsable de promover, planificar y coordinar el desarrollo en Venezuela de un Sistema Nacional de Servicios de Bibliotecas. Esto implica que al ser un instituto autónomo, ente descentralizado y componente de la Administración Pública del sector cultura, está facultada para formular políticas públicas para las bibliotecas.

En ese sentido, y tomando como referencia el período 2005-2012 (MPPC), ha habido tres momentos en la formulación de políticas públicas para bibliotecas públicas en los últimos años: el primero: 2005-2008, en que presenta el proyecto “Fortalecimiento de la Biblioteca Nacional y el Sistema Nacional de Bibliotecas Públicas”, con las variantes “…como Plataforma Cultural al Servicio de las Comunidades y Usuarios” (2005-2007) y “…como Espacio de Intercambio Comunal” (2008); el segundo: 2009-2010, que transforma el sentido y la línea de acción de los proyectos, ahora, “en el marco de las Directrices, Estrategias y Políticas del Plan de Desarrollo Económico y Social ‘Simón Bolívar’ (2007-2013)”, el denominado ‘Primer Plan Socialista‘. De esta manera, el proyecto “Reimpulso de la Red Nacional de Bibliotecas Públicas”, se monta sobre la segunda directriz del plan, referido a la “Suprema felicidad posible”, una estrategia de “Masificación de una cultura que fortalezca la identidad nacional, latinoamericana y caribeña”, y como principal política “Insertar el movimiento cultural en los distintos espacios sociales”; y por último, un tercer momento: 2011-2012, que mantiene el propósito inicial y la estrategia del «segundo momento», pero que modifica la política para el 2012 con el objetivo de “Salvaguardar y socializar el patrimonio cultural”, bajo un mismo proyecto reorientado hacia el “Fortalecimiento y Reimpulso del Sistema Nacional de Bibliotecas y la Biblioteca Nacional”.

Ahora bien, la pregunta que cabe hacerse acá es: ¿vale la pena formular políticas públicas con base en un plan de desarrollo socioeconómico –como proyecto político– y no en un marco jurídico sólido, desarrollado y actualizado, que garantice principios, financiamiento y resultados de impacto, que verdaderamente sean los pilares que fortalezcan a las bibliotecas públicas y su institucionalidad?

VZLA

Recientemente, hablé sobre la “Declaración de Caracas para la Biblioteca Pública como factor de desarrollo e instrumento de cambio social en América Latina y el Caribe» (1982). En ese documento histórico encontramos una guía fundamental para asegurarle a las bibliotecas públicas su blindaje institucional, a través de un marco legal y fuentes de financiamiento. ¿Qué tenemos en Venezuela? Pues, a diferencia de lo que señalan la IFLA y la UNESCO en sus Directrices para el desarrollo del servicio de bibliotecas públicas (2001, p. 18) y ahora en Public Library Service Guidelines (2010, p. 24), donde afirman que Venezuela está «entre los países con legislación específica sobre bibliotecas públicas«, en realidad, esto no es así. La realidad es que sigue existiendo una gran deuda política y social con las bibliotecas públicas venezolanas, ¡treinta años después! [¡Y que la IFLA se equivocó!]

Realmente, la única ley que se aproxima a las bibliotecas públicas en Venezuela es la Ley del Instituto Autónomo Biblioteca Nacional y de Servicios de Bibliotecas (1977), increíblemente, aún vigente. Y es de tal magnitud el error, que en este texto legal la palabra “biblioteca pública” aparece solamente en las disposiciones transitorias unas cinco (5) veces, y su plural “bibliotecas públicas” apenas en cuatro (4) oportunidades: tres (3) en la exposición de motivos y una (1) sola vez en el articulado cuando se refiere a los fines del instituto autónomo bibliotecario (art.8, num.12) que reza: “Establecer un Sistema Nacional de Bibliotecas Públicas, mediante acuerdos con Instituciones del sector público y del sector privado”. Cosa que tampoco se cumple, en su totalidad, porque ha quedado demostrado -ut supra- que el financiamiento es sumamente irregular.

Pero, al parecer, -y retomando la idea inicial- los políticos no quieren equivocarse. Al menos los respectivos textos de los programas de gestión de los dos principales candidatos presidenciales de la contienda del próximo domingo, contienen alguna idea, objetivo o propuesta que incluye a las bibliotecas.

como votar

Por una parte, el candidato oficialista Nicolás Maduro, cuando en el denominado quinto «gran objetivo histórico» de su programa, que busca «Contribuir con la preservación de la vida en el planeta y la salvación de la especie humana«, y en el objetivo nacional de «Defender y proteger el patrimonio histórico y cultural venezolano y nuestro americano«, propone como estrategia:


«Planificar de manera efectiva la entrega a todas las bibliotecas públicas, así como a las escolares, de los materiales producidos sobre (a) la historia de los grupos subalternos; (b) la memoria histórica popular; (c) las diferentes culturas regionales y étnicas de Venezuela» (CNE-NM, 2013, pp. 81-83).


 

Mientras que el candidato de la coalición opositora Henrique Capriles, las incluye en su plan de gobierno cuando habla de la llamada tercera «Etapa de Progreso«: Educación y Desarrollo, que contempla varios lineamientos estratégicos «que combinan armoniosamente» las  áreas de Educación, Cultura, Actividades Físicas, Deporte y Recreación y Ciencia, Tecnología e Innovación, precisamente, en esta última se insertan las bibliotecas:


«…es necesario saldar la deuda tecnológica que se tiene con la cultura, activando redes de bibliotecas y centros culturales actualizados y a la medida de las iniciativas modernas,…» (CNE-HC, 2013, pp. 10-13).


 

La propuesta oficial hace visible a las bibliotecas públicas y a las escolares, con una visión de la preservación del patrimonio histórico y cultural, considerando la importancia de la eficiencia para suministrar materiales a diferentes grupos sociales. La alternativa de oposición considera necesario modernizar los espacios de la cultura, incluyendo las bibliotecas en general, pero desde una óptica del uso de las tecnologías conformando redes. Cuando se menciona a las «bibliotecas públicas» se piensa en la estructura institucional ya establecida, y cuando se habla de «redes de bibliotecas» se toma en cuenta la base jurídica y constitucional de las bibliotecas en Venezuela para su desarrollo. No se trata de hacer un «pulso político» acá entre líneas, lo importante del caso es que en ambos programas de gestión vemos incluidas a las bibliotecas.

Sin embargo, el reto político es grande para el futuro. Los obstáculos detectados en los últimos años que, de alguna manera, han contribuido al crecimiento de la indiferencia social por las bibliotecas, hay que superarlos en el corto plazo. Para ello es necesario estructurar un nuevo marco legal que garantice la financiación y el cumplimiento de la función social de las bibliotecas. Y ese marco legal por construir tiene ya una plataforma constitucional, que nace con la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela de 1999, y que establece en su artículo 108, lo siguiente:


Los medios de comunicación social, públicos y privados, deben contribuir a la formación ciudadana. El Estado garantizará servicios públicos de radio, televisión y redes de bibliotecas y de informática, con el fin de permitir el acceso universal a la información. Los centros educativos deben incorporar el conocimiento y aplicación de las nuevas tecnologías, de sus innovaciones, según los requisitos que establezca la ley.”


Ese marco jurídico e institucional, constitucionalmente consagrado, representa la mayor virtud que pueda tener en estos momentos la biblioteca pública como una institución fundamental y democrática. Es esta otra tarea pendiente, una deuda más: desarrollar el marco legal de las redes de bibliotecas como un servicio público en Venezuela. Y valdría la pena señalar en este punto tres factores que apuntan en ese sentido: 1) la participación de los profesionales bibliotecarios como actores y vínculo político (Yepes, 2007, p. 22); 2) el valioso y potencial talento humano como propulsor de los procesos creativos y de innovación, y 3) las experiencias modelo de la región como punto de partida para una bibliotecología comparada con indicadores afines. De esto último, resalta el Modelo de Ley para el Fomento de la Lectura, el Libro y las Bibliotecas, publicado en 2011 por el Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe (CERLALC).

Vota - Rana Encantada

Tal vez es mucho pedir a los políticos que incluyan en sus discursos a la biblioteca pública como una institución vital para la democracia, el desarrollo y el cambio social, como un espacio para la participación, la movilización social, para el re-conocimiento, el re-encuentro y la construcción de ciudadanía. Tal vez llegará un momento en que los bibliotecarios tendremos que aventurarnos en el mundo político y en los espacios de poder para reivindicar nuestras luchas, la verdad no lo sé. Lo que sí sé es que si las bibliotecas públicas votaran lo harían por sus usuarios, les darían -aún en la adversidad- ese voto de confianza para que volteen su mirada hacia la información, la lectura, la cultura, el conocimiento, y se vean reflejados en ese espejo del futuro, que nos lleva a la reflexión y nos enseña que somos nosotros mismos los que podemos darnos la oportunidad de ser más y mejores ciudadanos.

@rennygranda

 

NOTAS:
[1] Excepto, la Memoria y Cuenta del año 2006 que no puede ser descargada porque presenta un error al cargar el documento (pdf.)

[2] NOTIS (Northwestern Online Total Integrated System), subsistema del Sistema Automatizado de Información de la Biblioteca Nacional (SAIBIN). Es un sistema global para la administración y control de colecciones, que integra las operaciones de adquisiciones, control de publicaciones seriadas, catalogación, control de autoridades, préstamo circulante y catálogo en línea (Guzmán, 2004, p. 183).

 

BIBLIOGRAFÍA:

• CENTRO NACIONAL DEL LIBRO, CENAL (2012): Estudio del Comportamiento Lector, Acceso al Libro y la Lectura en Venezuela. [En Línea] Disponible en: http://www.cenal.gob.ve/cenal2011/sites/default/files/files/ESTUDIO%20DEL%20COMPORTAMIENTO%20LECTOR.pdf
• CONSEJO NACIONAL ELECTORAL, CNE-HC (2013): Programa de gestión del candidato presidencial Henrique Capriles. [En Línea]. Disponible en: http://www.cne.gov.ve/web/normativa_electoral/elecciones/2013/presidenciales/documentos/programas/HENRIQUE_CAPRILES.pdf
• ——————————–, CNE-NM (2013): Programa de gestión del candidato presidencial Nicolás Maduro. [En Línea]. Disponible en: http://www.cne.gov.ve/web/normativa_electoral/elecciones/2013/presidenciales/documentos/programas/NICOLAS_MADURO.pdf
• GUZMÁN, C. (2004) Anuario estadístico cultural, 1990-2003: Las cifras del libro y las bibliotecas en Venezuela. Fundación Polar. Caracas, Venezuela.
• IFLA (2010): Public Library Service Guidelines. Capítulo 2: The legal and financial framework. [En Línea] Disponible en: http://www.degruyter.com/view/books/9783110232271/9783110232271.21/9783110232271.21.xml
• IFLA / UNESCO (2001): Directrices para el desarrollo del servicio de bibliotecas públicas. [En Línea] Disponible en: http://unesdoc.unesco.org/images/0012/001246/124654s.pdf
• INSTITUTO AUTÓNOMO BIBLIOTECA NACIONAL Y DE SERVICIOS DE BIBLIOTECAS (1976): Ley del Instituto Autónomo Biblioteca Nacional y de Servicios de Bibliotecas con Exposición de Motivos. [En Línea] Disponible en: http://www.bnv.gob.ve/pdf/Ley%20Instituto%20Autonomo%20Biblioteca%20Nacional.pdf
• MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA CULTURA, MPPC (2006): Memoria 2005. [En Línea]  Disponible en: http://www.mincultura.gob.ve/images/stories/memoria/Memoria_2005.pdf
• ——————————–, MPPC (2008): Memoria 2007. [En Línea]  Disponible en: http://www.mincultura.gob.ve/images/stories/memoria/Memoria2007.pdf
• ——————————–, MPPC (2009): Memoria 2008. [En Línea]  Disponible en: http://www.mincultura.gob.ve/images/stories/memoria/Memoria2008.pdf
• ——————————–, MPPC (2010): Memoria 2009. [En Línea]  Disponible en: http://www.mincultura.gob.ve/images/stories/memoria/Memoria2009.pdf
• ——————————–, MPPC (2011): Memoria 2010. [En Línea]  Disponible en: http://www.mincultura.gob.ve/images/stories/memoria/Memoria2010.pdf
• ——————————–, MPPC (2012): Memoria 2011. [En Línea]  Disponible en: http://www.mincultura.gob.ve/images/stories/memoria/Memoria2011.pdf
• ——————————–, MPPC (2013): Memoria 2012. [En Línea]  Disponible en: http://www.mincultura.gob.ve/images/stories/memoria/Memoria2012.pdf
• YEPES O., L. (2007): Consideraciones políticas en torno a la biblioteca pública y la lectura. Fondo Editorial Comfenalco Antioquia. Medellín, Colombia.

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