La naturaleza de un blog es que quien escribe en el mismo, puede imprimir en su comentario, su propia personalidad y sus propias vivencias. Es por eso, que ahora comparto en este foro mi pensamiento y experiencia sobre mi reciente inclusión en la Universidad Panamericana como bibliotecaria de área académica.
Mi primera pasión fue la tecnología y elegí estudiarla como carrera profesional; esta etapa universitaria tuvo lugar en los años 80, así es que me tocó vivir el boom del desarrollo tecnológico, la proliferación de las computadoras personales y el surgimiento de Internet.. Estudié sobre inteligencia artificial (IA) y robots pensando que esto sería posible en un futuro lejano. Por supuesto, al momento de mi graduación ya se vislumbraba la IA como una realidad, y absolutamente todo lo que aprendí en cuanto a tecnología y computación ya era obsoleto. Sabía que si quería estar al día, no podía dejar de leer, aprender y estudiar. Inició ahí mi vida de actualización constante; y con ella, mi relación con la Biblioteca.
A lo largo de estos años he visto y disfrutado la biblioteca como un espacio de gran valor, un lugar de encuentro, un recinto para la lectura, estudio y consulta; un lugar clave para la investigación. Esa es mi percepción de la Biblioteca como usuaria. Sin embargo, durante estos últimos meses en que me he involucrado en la operación, los procesos, los objetivos y por supuesto la misión y visión de la Biblioteca de la Universidad Panamericana, mi propia visión de la misma ha cambiado. Me siento verdaderamente privilegiada por estar aquí. He sido acogida por el personal de la Biblioteca aprendiendo de cada uno de ellos, he recibido orientación y formación. Valoro de manera importante el rol del bibliotecario, en especial de aquellos que lo son de profesión. Aprendo de ellos su amor por la Biblioteca, su respeto por los libros, su amplio conocimiento en temas de gestión y manejo de la información, y todo esto coronado con su cuidado en cada detalle para otorgar un servicio de primera a cada usuario que visite la Biblioteca ya sea de manera física o de forma virtual a través de la página Web y los recursos digitales.
Mi inclusión a la Biblioteca surge con el desarrollo dentro de la estructura de la misma, de la figura de bibliotecario académico. Interesada en entender muy bien el papel de los bibliotecarios académicos también llamados en algunas instituciones bibliotecarios de enlace (liaison librarian), he buscado información sobre el tema y he encontrado algunas cosas muy interesantes que han resultado ser de gran inspiración.
A medida que me involucro cada día más en este nuevo rol, poco a poco se ha ido conformando en mi mente esta pregunta: ¿Qué debo de hacer para ser una bibliotecaria académica de excelencia?
En Infotecarios, leí un artículo escrito hace unos años sobre bibliotecarios de enlace o “liaison librarians” en donde Violeta Bertolini citando a Tracy Gabridge del MIT menciona que, “para la biblioteca, el beneficio de tener bibliotecarios de enlace es que éstos conocen a sus comunidades específicas, sus prácticas de información y entienden sus necesidades. De esa forma, ayudan a configurar los servicios que la biblioteca ofrece con base en necesidades reales” (Gabridge, 2009). Me esforzaré entonces, de una manera profunda y comprometida, por conocer a los miembros de mi comunidad y entender sus necesidades reales.
En esta búsqueda sobre el rol de los bibliotecarios académicos, encontré varios documentos sobre el tema. Instituciones educativas de gran prestigio dedican espacios específicos para hablar de esta figura, hecho que me emociona y me alienta ya que significa que el papel del bibliotecario académico es de gran valor.
Quisiera que esta fuera una primera entrada de varias, para compartir con ustedes el inicio de esta aventura, que no por verla de esta manera, pierde su formalidad, seriedad, compromiso y exigencia. Considero de gran importancia, no solamente consultar documentos sino también conocer a las personas que han generado ese conocimiento, que han compartido sus experiencias y que han desarrollado y enriquecido el modelo de bibliotecario académico al interior de sus propias instituciones. Creo que las palabras toman vida, por decirlo de alguna manera, cuando se les. pone nombre y rostro.
En esta entrada quisiera compartir algunas ideas sobre uno de estos hallazgos. La persona elegida en esta ocasión es Anne R. Kenney, bibliotecaria de la universidad de Cornell.
Kenney escribe un documento para Ithaka, una institución que se dedica dar orientación estratégica y de investigación a comunidades académicas y culturales a través de un servicio denominado Ithaka S+R. Este artículo se titula “Leveraging the liaison model” Esta palabra, leveraging, implica tratar de aprovechar algo de la manera más extensa posible, por lo que las ideas expresadas en él, están orientadas a sacar el máximo provecho de la figura del bibliotecario académico. Esto incluye una visión innovadora tanto del rol del bibliotecario, como de la biblioteca misma. Kenney introduce el artículo con la siguiente frase profunda y significativa:
En una época donde algunos miembros de la comunidad académica cuestionan el valor y el costo de una biblioteca o mantienen nociones anticuadas de lo que hace una biblioteca, es nuestro desafío hacer que tengan una mayor expectativa y brindar la experiencia, los servicios y los recursos que serán diferenciadores en sus vidas académicas. Deberíamos buscar menos responder la pregunta de cómo construir bibliotecas de investigación del siglo XXI y dirigir nuestra energía hacia pensar qué tipo de universidades tendrán éxito en el siglo XXI. Es en el espíritu de esta trayectoria que se posiciona la discusión sobre el modelo de bibliotecario de enlace en el futuro. (Kenney, 2014)
Elevar la expectativa sería la primera idea que voy a rescatar. Ya lo expresaba de una manera magnífica R. David Lankes, autor del Atlas de la Nueva Bibliotecología, en su muy inspirador texto Expect more, y del cual quisiera profundizar en entradas posteriores. Lankes (2014) cuestiona fuertemente la misión de la biblioteca y sugiere que su misión se oriente hacia el aprendizaje, el conocimiento y la comunidad y no tanto hacia los libros y los objetos. De esta manera, la misma comunidad tendrá una mejor y mayor expectativa del papel de la biblioteca en el éxito de los objetivos perseguidos por la universidad.
Cambiar el enfoque sería otra de las cuestiones a poner sobre la mesa. Cambiar el enfoque que está centrado en el trabajo de los bibliotecarios, al de los académicos y desarrollar estrategias basadas en sus necesidades e indicadores de éxito. Esto implicaría un bibliotecario de enlace comprometido que generaría a su vez usuarios de la biblioteca comprometidos.
Basta con observar la imagen en la portada del artículo de Kenney, para entender hacia dónde va la propuesta. La colección es muy importante, pero ¿Cuál es su utilidad y potencial si la comunidad que visita la Biblioteca no está comprometida?. Quisiera detenerme un momento en la palabra en Inglés para denotar compromiso: Engagement. Creo que no existe una palabra en español que tenga la fuerza que se requiere para hablar de engagement.
Lo que puedo decir, es que entonces, la figura del bibliotecario académico o bibliotecario de enlace debe de ser vista como un engrane dentro de una estructura mayor. Un engrane transmite potencia que se traduce en movimiento. Si el bibliotecario académico se mueve, entonces, sus acciones deberán tener un efecto sobre el resto de la organización.
Otro tema es que, al elevar las expectativas, surge la necesidad de un modelo colaborativo, ya que el bibliotecario académico tendrá que atender una gran cantidad de cuestiones como capacitar a los usuarios de la biblioteca, ofrecer orientación sobre el desarrollo de perfiles académicos, promover la visibilidad de los investigadores, comunicación, publicaciones, manejo de gestores de referencia, modelos de citación y referencias bibliográficas, entre muchos otros temas. Tengo el privilegio de formar parte de un equipo de bibliotecarios académicos con habilidades y conocimientos diversos que, aunque estamos orientados a áreas académicas específicas, nos complementamos unos a otros y caminamos hacia el mismo fin que es aportar servicios y recursos a la comunidad académica para la generación de conocimiento y aprendizaje significativo.
En entradas posteriores, seguiré profundizando sobre este tema. Por ahora, quiero terminar esta entrada con el texto complementario al título del artículo de Kenney: “De definir las bibliotecas del siglo XXI a implementar universidades del siglo XXI”, enfatizando el hecho de que, es un proceso y un camino a seguir y que se irá logrando en la medida de que nosotros mismos, al interior de la Biblioteca, cambiemos el enfoque de adentro hacia afuera, para impactar de manera importante a investigadores, profesores y estudiantes en sus vidas académicas, profesionales y personales. En la medida en que esto se logre, se irán conformando no solamente las bibliotecas, sino las universidades con el perfil necesario para enfrentar las demandas de la educación en el siglo XXI.
Quisiera leer sus comentarios y sus propias experiencias en este sentido.
Referencias
Bertolini, M. V. (n.d.). Bibliotecarios de enlace o “Liaison librarians”: un nuevo servicio de referencia, ¡hoy! – IFT. Recuperado de https://www.infotecarios.com/bibliotecarios-de-enlace-o-liaison-librarians-un-nuevo-servicio-de-referencia-hoy/#.XWNVqJNKhQJ
Cornell’s University Librarians – Anne R. Kenney. (2018). Recuperado de https://rmc.library.cornell.edu/libraryhistory/librarians/kenney.html
Gabridge, T. (2009). The Last Mile: Liaison Roles in Curating Science and Engineering Research Data. Research Library Issues: A Bimonthly Report from ARL, CNI, and SPARC, no. 265 (Aug. 2009), 15–21.
Kenney, A. R. (2014). Leveraging the liaison model. Recuperado de http://wiki.lib.umn.edu/wupl/AP.Home-
Lankes, R. D. (2014) Expect More: Demanding Better Libraries For Today’s Complex World Recuperado de https://davidlankes.org/new-librarianship/expect-more-demanding-better-libraries-for-todays-complex-world/