Biblio-Heladeras: un ejemplo de bibliotecas al aire libre

Linda fue la sorpresa que me llevé cuando en las pasadas vacaciones de semana santa, llegando al balneario de San Gregorio de Polanco -en Tacuarembó, Uruguay- nos entregan la programación de actividades y eventos para esos días y entre ellas se encontraba la colocación de heladeras con libros, en ciertos puntos del espacio público de la localidad.

San Gregorio era uno de esos rincones de mi país que aún no conocía y me llamaba mucho la atención por sus paredes de murales pintados, y que junto a sus casas típicas, playas, paseos al aire libre, dan al balneario un gran atractivo desde el punto de vista turístico, cultural y artístico.

El 10 de abril de 1993 San Gregorio de Polanco se inaugura como el primer museo abierto de artes visuales del país, siendo el único en Latinoamérica, constituyéndose con más de 70 murales pintados en paredes de casas y oficinas públicas, realizados por artistas locales e internacionales, alumnos y maestros de la Escuela Nacional de Bellas Artes.

Las biblio-heladeras o bibliotecas heladeras surgen con motivo de celebrar los veinte años del Museo Abierto de Artes Visuales, por iniciativa de los “Amigos del Arte y la Cultura”. Con el nombre de “Cucas Frescas” se reacondicionan estéticamente heladeras en desuso y se colocan en la vía pública, repletas de libros para que “el lector ocasional lo recoja, lo lea y lo devuelva”.

El nombre de “Cuca Fresca” se debe a cuca, de coco, cabeza y fresca por la heladera, entendiendo que «debe haber cabezas ventiladas, frescas, abiertas a todos los cambios.” (Laxalde, 2014)

Son múltiples las iniciativas que en diversos lugares del mundo se desarrollan con el fin de facilitar el acceso y motivar a la lectura al aire libre. Así podemos tener biblioplayas, bibliopiscinas, biblioplazas o biblioparques, que reciben su denominación de acuerdo al público al que se dirigen o a su localización. Suelen implementarse en general en los meses de verano,pero en el caso de las “Cucas Frescas” merece destacarse que desde su surgimiento en abril del 2014 han funcionado durante todo el año.

El público escolar ha sido de los que más ha visitado las biblio-heladeras, llevando a cabo actividades en el marco de la visita y en el aula. Así una de las docentes que ha trabajado con sus alumnos haciendo uso de este recurso, manifestaba en una nota que le realizaron:

“En general están todas en muy buen estado e incluso los niños se sorprendieron porque pensaron que las encontrarían vacías pero por el contrario todas tenían varios libros y diversos materiales de lectura dentro de ellas.”

Se pretende reunir una amplia cantidad de materiales; al momento son producto de donaciones de la Escuela, vecinos del balneario, habiéndose ya generado contacto para donaciones con el proyecto PROARTE, Biblioteca Nacional del Uruguay, editoriales y seguramente surjan otros interesados en colaborar en tan enriquecedora iniciativa.

Lo interesante de proyectos como este es el poder convertirse en fuentes de inspiración para otros, generándose réplicas de esta idea así como nuevas propuestas que tengan como esencia el animar en la lectura y en el uso de los libros en entornos no habituales y desinstitucionalizados.

Este proyecto es reflejo de la cultura comunitaria de los vecinos del lugar, que hace veinte años conservan y atesoran sus muros pintados, como parte de su vida. Con motivo de los festejos del Museo Abierto, el año pasado también implementaron el proyecto colectivo la “Alfombra Integradora”, consistente en una pintada colectiva sobre la calle principal, que reunió a artistas plásticos, vecinos y gente que llegó desde diversos lugares del mundo para sumarse a esta movida. Para finalizar comparto link de la realización de esta obra artística.