La revolución tecnológica y su impacto en las bibliotecas

La tecnología no es buena ni mala, ni tampoco neutral.

Primera Ley de Kranzberg

El rápido desarrollo de las tecnologías de la información e internet, ha tenido un fuerte impacto no solo en las actividades diarias de las personas, sino también a nivel organizacional e institucional, como es el caso de las bibliotecas. Esta situación de cambio tecnológico ha ido avanzando gradualmente, y va desde los procesos más básicos hasta el diseño y provisión de los servicios a los usuarios. Y pese a que la apropiación ha sido paulatina, no significa que las bibliotecas se estén quedando rezagadas, al contrario, se ha observado que en los inicios de la revolución de la automatización bibliotecaria, el uso de la tecnología ha ido, en términos generales, un poco por delante de los otros sectores (Martin, 1989, p. 398).

Actualmente, las bibliotecas, independientemente del tipo que sean, están siendo conscientes del enorme papel e importancia que tiene la aplicación de las tecnologías en sus actividades, y muy específicamente en la organización de la información. Por ejemplo, el aumento continuo del número documentos en formato digital, disponibles en la web o en bibliotecas, ya sea mediante la disponibilidad de catálogos, bases de datos en texto completo, o colecciones de revistas digitales o libros electrónicos, ha provocado que muchos de estos repositorios estén canalizando sus esfuerzos en la organización documental digital, ideando mejores prácticas para la representación y normalización de la información, pero además, en diseñar e implementar herramientas más efectivas que ayuden a la búsqueda y recuperación de la información, no solo en formato electrónico, sino también en todos los demás soportes.

Melvin Kranzberg (1986, p. 559) escribió que el desarrollo tecnológico no necesariamente determina nuestras acciones. Al redactar su sexta ley, la cual señala que

la tecnología es una actividad muy humana, y también lo es la historia de la tecnología (p. 557).

Kranzberg se refería a que la tecnología no es un imperativo en nuestras vidas, sin embargo, sí es importante, púes la historia misma del ser humano, es la historia de la tecnología.

Cuando inició la revolución tecnológica a mediados del siglo pasado, no solo hubo una transformación en las innovaciones técnicas, sino que también, cambiaron muchas de las ideas y maneras de hacer las cosas en todos los ámbitos de la sociedad. En palabras del sociólogo Manuel Castells (1999, pp. 88-89), se inició un paradigma de las tecnologías de la información, el cual presenta cinco rasgos fundamentales:

  • La materia prima es la información.
  • Fuerte penetración de las tecnologías en las actividades diarias.
  • Manifiesta una lógica de interconexión entre los sistemas y las partes.
  • Flexibilidad y reconfiguración de los procesos y componentes de las organizaciones o instituciones.
  • Convergencia tecnológica creciente a un sistema altamente integrado de información.

Ahora bien, teniendo a la información como el elemento principal en este paradigma tecnológico, es necesario especificar a qué nos referimos. En términos generales, a la información hay que considerarla como un dato contenido de manera organizada y que ha sido procesado de manera significativa en algún soporte. En otras palabras, son las distintas maneras de

representar hechos, eventos y conceptos en los sistemas digitales y analógicos, y en todos los medios y formatos (Information, 2003, p. 244).

En este caso, a la información hay que entenderla en el sentido que lo plantea Buckland, como information as thing, como algo tangible y manejable, factible de ser almacenado y recuperado por el usuario (1991, p. 352).

Ahora bien, en el universo informativo que nos ofrecen las bibliotecas podemos encontrar diferentes tipos de información, según Shelagh Fisher (1995, pp. 27-34) comúnmente encontraremos libros, revistas, periódicos, abstracts, índices, publicaciones oficiales, obras de consulta, estadísticas, literatura gris, etc., las cuales pueden estar plasmadas en diferentes soportes como es el impreso, electrónico, audiovisual, etc., y por lo tanto, es necesario que la información almacenada en estos materiales sea descrita y organizada para su identificación y consulta. Además, esas fuentes de información pueden presentar características únicas no solo en su formato, sino también en su contenido, lo que exige aún más su representación bajo estándares establecidos que permitan su recuperación.

Para que este proceso de búsqueda y recuperación se lleve a cabo, es necesario describir y organizar la información per se, pues en algún momento ese documento le será de utilidad a algún usuario, y éste debe de tener la posibilidad de recuperarlo. No se debe olvidar que la organización de la información tiene un propósito, y este es su recuperación. Por ejemplo, Hsieh-Yee (1996) señala que la organización de la información cumple los siguientes principios:

  1. La determinación de cuáles son los recursos y la selección de aquellos que son pertinentes a las necesidades del usuario.
  2. La descripción de los recursos seleccionados.
  3. La disposición de los puntos de acceso, incluyendo el control de autoridades de los mismos.
  4. El análisis del contenido de los recursos seleccionados.
  5. El suministro de la información necesaria para la localización de estos recursos.

Con la incursión de las tecnologías, y el surgimiento de un nuevo modelo tecnológico en casi todas las esferas de la sociedad, era de esperarse que también la organización de la información en las bibliotecas se viera afectada. En este caso, tanto los formatos bibliográficos como la aplicación de metadatos a la descripción bibliográfica también representaron, como lo señala Garduño Vera (2000, p. 117), un paradigma en las tareas relacionadas con el control bibliográfico, revolucionando así los métodos y estándares, haciendo más eficientes el almacenamiento, organización y recuperación de la información, ya no solamente impresa sino también digital.

Uno de los principales beneficios que trajo la inclusión de las tecnologías de la información, fue el desarrollo de formatos bibliográficos para la representación y la recuperación de la información, ampliando así las posibilidades de acceso a la información. No obstante, es importante tener presente que un acceso efectivo a la información, no depende tanto de la aplicación de las altas tecnologías, sino de una adecuada descripción bibliográfica apoyada en normas catalográficas y herramientas computacionales, como en este caso los formatos bibliográficos.

El desarrollo de los formatos bibliográficos ha sido fundamental para la descripción bibliográfica en un ambiente digital, pues como lo señala Garduño Vera (2000, p. 118), han permitido entre otras cosas:

  • Realizar representaciones estructuradas de registros bibliográficos en un ambiente automatizado.
  • Facilitar el intercambio de registros entre bibliotecas a nivel nacional e internacional.
  • Desarrollar bases de datos bibliográficas.
  • Posibilitar la creación de OPAC’s para facilitar acceso y la recuperación de registros a los usuarios.
  • Estandarizar la descripción de los recursos en la web.
  • Incrementar la búsqueda y recuperación de la información por parte de los usuarios.

Uno de los aciertos más relevantes para la organización de la información en ambientes computacionales, fue el uso de los metadatos. Por ejemplo, la incorporación de metadatos a la descripción bibliográfica utilizando MARC, supuso un complemento para proporcionar información adicional a los registros y otros puntos de acceso (Younger, 1997), lo cual mejoraría en sobre manera la recuperación de la información por parte de los usuarios.

Otro elemento importante en la organización de la información, está relacionado con los OPAC, pues son estos el punto de interacción entre el registro bibliográfico y los usuarios. Es necesario señalar la importancia de catalogar todos los tipos de recursos, ya sean físicos o electrónicos, e integrarlos al catálogo público de la biblioteca. En este sentido, podríamos recalcar que su valor está en hacerle ver al usuario los recursos con los que cuenta la biblioteca, en otras palabras, se está considerando a las bibliotecas como una forma de señalización para el usuario final hacia todos los tipos de colecciones.

También es una medida que permite a las bibliotecas conservar el catálogo como punto de acceso principal hacia los fondos de la biblioteca. Un ejemplo con relación a los nuevos formatos electrónicos, es el incluir los registros bibliográficos de libros electrónicos en el catálogo, pues se está proporcionando un subconjunto de búsqueda de recursos dentro del OPAC, maximizando así el acceso a todos los recursos, en este caso a los libros electrónicos. Como también lo puntualiza Belanger (2007) en su escrito, al señalar que los registros bibliográficos de los libros electrónicos deben integrarse en los OPAC de las bibliotecas con la finalidad de ayudar a los usuarios en la búsqueda y acceso a los recursos electrónicos.

A manera de conclusión, el uso de formatos bibliográficos o la utilización de herramientas normativas para la descripción bibliográfica, y en general, toda aquella aplicación de tecnologías de la información en la organización de la información tienen una sola finalidad, hacer más accesible la información al usuario cuando éste la busque y recupere. Pero además, la aplicación de las tecnologías de información en las bibliotecas, puede contribuir a satisfacer no solamente las necesidades de información de los usuarios, sino también a reducir la brecha digital e informativa en la sociedad, además de mejorar plenamente el desarrollo social, cultural, profesional y laboral de las personas.

En consecuencia, la incorporación de esas tecnologías en tareas relacionadas con el control bibliográfico, pone en evidencia la necesidad de herramientas normativas apropiadas que faciliten la descripción de la información documental en diversos medios tecnológicos para su identificación, descripción, recuperación y comunicación. El uso de las tecnologías en la organización de la información ha hecho que muchas bibliotecas estén experimentando nuevas formas de hacer llegar la información a sus usuarios, pero obviamente sin olvidar las bases que proporcionan la normalización de la información, ya sea impresa o digital.

Referencias

Belanger, J. (2007). Cataloguing e-books in UK higher education libraries: report of a survey. Program: electronic library and information systems,  41 (3), 203–216.

Buckland, M. K. (1991). Information as thing. Journal of the American Society for Information Science,  42 (5), 351–360.

Castells, M. La era de la información: economía, sociedad y cultura. Vol. 1. La sociedad red. 5ª ed. México: Siglo XXI.

Fisher, S. (1995). Access to information. Library Management, 16 (5), 27–34.

Garduño Vera, R. (2000). Paradigmas normativos para la organización documental en los albores del siglo XXI. Investigación Bibliotecológica: Archivonomía, Bibliotecología e Información, 14 (28), 115–149.

Hsieh-Yee, I. (1996). Modifying cataloging practice and OCLC infrastructure for effective organization of internet resources. En OCLC Internet Cataloging Project Colloquium. Position Paper. United States of America: OCLC Online Computer Library Center. Disponible en: http://webdoc.sub.gwdg.de/ebook/aw/oclc/man/colloq/hsieh.htm

Information (2003). En: Feather, John & Sturges, Paul (eds.). International Encyclopedia of Information and Library Science. 2nd ed. London: Rutledge.

Kranzberg, M. (1986). Technology and history: «Kranzberg’s laws”. Technology and Culture, 27 (3), 544–560.

Martin, S. K. (1989). Information technology and libraries: toward the year 2000. College and Research Libraries, 50 (4), 397–405.

6 comentarios en “La revolución tecnológica y su impacto en las bibliotecas

  1. Susana

    Para mi parecer y como estudiante de Nivel Inicial de Biotecnología y documentación es menester una serie de preparaciones de esta nueva tecnología en las Bibliotecas y los sistemas de Información ya que debemos tomar conciencia que estamos en continuo cambio en este campo de la Biblioteca y su adhesiones por eso es importante tomar conciencia de innovar constantemente y atribuir esa responsabilidad como Futuros bibliotecarios que somos.

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    1. Samuel Castro Ponce Autor del post

      Susana:
      Muchas gracias por tu comentario. Efectivamente sino innovamos y estamos al día de las nuevas tecnologías, no podremos ofrecer mejores servicios a nuestros usuarios.

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  2. Susana

    Samuel a mi parecer como te había comentado en el mensaje anterior todo gira alrededor de las TIcs, y como Bibliotecologos debemos atravesar una gran Brecha dígital para poder aumir esta responsabilidad que tenemos como profsionales, asimismo equilibar los cambios para mejora de los usuarios en perfecto orden con el Uso de las Herramientas que nos da la tecnología. Me parece muy bueno qu todos aportemos este granito de arena para solventar las necesidades de nuestros usuarios de la Información.

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