Continuamos hoy con nuestra analogía a los 7 pecados capitales, vistos desde la óptica de los errores que más cometemos los bibliotecarios en nuestra vida laboral. Terminamos la primera entrega con la Lujuria, afirmando que: Debemos aceptar y hacernos cargo de nuestra existencia como biblioteca y bibliotecario, con recursos limitados pero creatividad ilimitada, al servicio de la comunidad; pero dejamos en suspenso a la ira, la envidia y la soberbia. ¡Helas aquí hermanos en el pecado!

La lucha del iracundo, William Blake, 1823. Uno de los 7 pecados capitales. Disponible en dominio público en http://j.mp/2ep6LdY
IRA, o el delirio de persecución de lo tradicional
Todos conocemos bibliotecarios (a veces hasta en el espejo) que ven enemigos digitales por doquier. Llevamos escuchando por años que la tecnología va a acabar con el libro, con la biblioteca, con la lectura y un largo etcétera; tal como lo dijeron antes de la radio (cuando nació la televisión), de las relaciones humanas (cuando nació el teléfono) o hasta de la biblioteca misma (cuando surgió la imprenta de tipos móviles).
Hasta ahora no hemos visto desaparecer nada de lo mencionado, no ha ocurrido ninguna de las predestinadas hecatombes. En su lugar hemos visto a los medios, los canales, los formatos ¡y los usuarios! transformarse para adaptarse estas nuevas realidades ¿Nos estamos nosotros adaptando?
Dante definió la ira como “amor por la justicia pervertido a venganza y resentimiento” y es ese fanatismo y discriminación es el que yo veo cuando paso por una biblioteca y descubro que:
- Se prohíbe el uso de dispositivos móviles en la biblioteca bajo la premisa de mantener el orden y el silencio. Perdemos así los bibliotecarios la oportunidad de incitar a nuestros usuarios a crear contenidos en la biblioteca, a usar aplicaciones móviles institucionales o a visitar los recursos electrónicos de la biblioteca a través de intervenciones especiales con quienes cuentan con estos dispositivos.
- Se prohíbe el uso de Wikipedia, bajo la excusa casi general de ser inexacta por ser desarrollada colaborativamente. Esto a pesar de estudios que soportan que puede ser un recurso más preciso que otras enciclopedias tradicionales, si enseñamos al usuario cómo identificar los artículos confiables ¡Esa debería ser nuestra primera tarea!
- Se prohíbe el acceso a Facebook u otras redes sociales, con el prejuicio que recae sobre ellas de ser espacios de interacción social superflua. ¡Debemos estar donde están nuestros usuarios! Implementando servicios de referencia en redes sociales, catálogos integrados a ellas, moderando allí grupos de usuarios con intereses asociados a colecciones de la biblioteca y un largo etcétera.
Podría extender las prohibiciones con muchos otros ejemplos de biblioteca (o hasta instituciones educativas y aulas de clase) pero complace ver que este es uno de los pecados que más rápidamente estamos superando. Es un asunto que tiene que ver con cómo nos enfrentamos a nuestra competencia, de allí el siguiente pecado…

Envidia, Jacques Callot, 1619. Uno de los 7 pecados capitales. Disponible en dominio público en http://j.mp/2ep8lg6
ENVIDIA, o el deseo de ser la única opción para nuestro usuario
Enfrentemoslo, estamos en un mundo donde ser bueno en todo ya no es posible, donde tener opciones es una premisa fundamental que tenemos como usuarios. Por ello no podemos pretender ser la única opción nuestro público ¡Tenemos que saber exactamente en qué somos los mejores!.
Recordando la definición de envidia de Dante como el “amor por los propios bienes pervertido al deseo de privar a otros de los suyos” (habiendo en la IRA ya hemos mencionado algunas prohibiciones con las que los bibliotecarios “escondemos” a quienes compiten por la atención de nuestros usuarios) en el listado a continuación me voy a concentrar en aquellos que considero “quisiéramos ser”:
- Google es la fuente primaria de búsqueda de información de la inmensa mayoría de los internautas del planeta. Una organización cuya misión es “organizar la información del mundo para que todos puedan acceder a ella y usarla” tendría que considerarse más un aliado que un enemigo ¿Cómo lo estamos haciendo? ¿Ya hemos integrado nuestro catálogo al motor de búsqueda? ¿Hemos creado programas de formación para usuarios en el uso de Google y sus recursos académicos más allá de la biblioteca? ¿Nos hemos acercado a sus representantes para hacer eventos conjuntos? ¿Hemos entendido y hecho a otros entender que Google NO es una organización sin ánimo de lucro y que hay que conocer las condiciones de sus servicios “gratuitos”?.
- Wikipedia es el recurso informativo preferido para las asignaciones escolares del que ya hemos hablado en el pecado anterior. Sin embargo, pasé intencionalmente por alto algo fundamental: ya hay muy buenos bibliotecarios trabajando CON Wikipedia desde sus bibliotecas. Contar con Wikipedistas residentes potencia las capacidades de nuestras bibliotecas para atender a nuestro público directamente desde la enciclopedia en línea, con proyectos como:
- Facilitar la mejora de contenido en colaboración con los conservadores y las comunidades de Wikipedia
- Coordinar donaciones de imágenes y/o ficheros multimedia
- Organizar visitas o eventos (Ejemplo: «Pases tras bastidores» para Wikipedistas)
- Organizar retos y concursos que promuevan la mejora de artículos
- La enseñanza sobre prácticas y valores de la Wikipedia, etc.
- Incluyendo a los proyectos hermanos (Wikimedia Commons, Wikilibros, Wikiviajes, etcétera)
Hay que explotar pues nuestras capacidades excepcionales como bibliotecas y bibliotecarios, ser reconocidos por hacer algo realmente bien en lugar de pretender esconder las otras opciones. ¿Sabemos qué hacemos mejor que Google? ¿Qué hacemos mejor que Wikipedia? ¿Qué hacemos mejor que las otras bibliotecas que atienden a nuestros usuarios? ¿Qué hacen mejor ellos que nosotros?
Seguramente conocemos las respuestas a estas últimas preguntas a pesar de no tenerlas presentes en nuestro día a día, hacerlas conscientes nos ayudará no solo a atender mejor a nuestros usuarios sino a dirigirlos a aquellos que hacen mejor algo que nosotros… algo que nos enseñará mejor el siguiente pecado.

Detalle de Soberbia, Hieronymous Bosch, c. 1500. Uno de los 7 pecados capitales. Disponible en dominio público en http://j.mp/2ep82lr
SOBERBIA, o la importancia de hacerse atractivo
Sí, intencionalmente no lo he puesto como un defecto porque si de algo estoy seguro con mi experiencia es que las bibliotecas todavía no nos consideramos suficientemente atractivas como para promocionarnos como deberíamos. El pecado aquí es LA FALTA DE marketing (o mercadeo) bibliotecario.
Saber en qué somos realmente buenos es el primer paso, recordando no caer en las posibles variantes de la soberbia: la confianza exclusiva en las cosas vanas y vacías (vanidad) o la opinión de uno mismo exaltada a un nivel desmesurado (prepotencia). Hay que saberse tanto útil como en constante crecimiento, comunicarlo de manera adecuada es la clave.
No voy a entrar en detalles más profundos del marketing bibliotecario pues eso amerita varias entradas más, entretanto recomiendo visitar el blog de la profesora Nieves González, indudable referente en el tema.
Espero sea una oportunidad para un “Mea culpa” y no para lanzar una inquisición: hay que empezar por reconocer los errores propios como parte del proceso natural de aprendizaje. Ahora la pregunta que queda es: ¿Cómo ayudamos a otros a superarlos?
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Saludos desde Medellín,
Santiago Villegas @Medejean