Ciclo de vida.

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Fuente: blankstock

La inestabilidad política y la depresión económica han causado una reducción en los estándares educativos. En la medida en que la población se ha incrementado y otros tantos han emigrado a otras naciones, ha conllevado al aumento y la carencia de maestros calificados, y sobre todo la inexistencia de una inadecuada disponibilidad de materiales instruccionales.

Nuestro país, actualmente, no tiene la capacidad de proveer una educación que permita a sus estudiantes estar calificados para entrar a las universidades, tampoco pueden costear sus estudios en el extranjero, la mayoría deserta de la educación media diversificada, sin calibrar la urgencia que amerita tener un título universitario, que te acredite, para que estén capacitados para laboral en un área específica.

Cito las palabras de Alí Primera (1969):

“Hay que conocer mi campo

para hablar de Venezuela

porque al verlo te dirás

cómo me duele mi tierra…”

La Educación a Distancia, en nuestro país, luego de 43 años y los que faltan, de la instauración de la Universidad Nacional Abierta, ha sido contemplada por parte de nuestro entorno educativo presencial, como un plan B, donde por fobia a la Educación a Distancia, e ignorancia del sistema educativo a distancia, ha mantenido una barrera desinformacional para que la población en general pretenda seguir en la cueva educativa, conservando sus miedos; luego de que esta comunidad se atreve a evolucionar y experimentar la vivencia autodidacta y formativa en la Universidad Nacional Abierta, cederán su postura recalcitrante e inequívocamente se percataran de todo el potencial de formación nacional de emprendedores, de proveer oportunidades educativas, de la fortaleza que adquieren los egresados de la UNA.

Sin embargo, la carencia de los recursos financieros por parte del gobierno de turno, en la mayoría de los casos ha inhibido, un salario acorde a los niveles educativos del Sector Universitario, desconocimiento de las tablas salariales por parte de un grupo de esquiroles patronales que se escudan tras la semblanza de ser representantes del personal Académico, Administrativo y Obrero, que solo están para cumplir con sus satisfacciones personales, aunado a esto no se cuenta con las tecnologías básicas que pudieran ayudar a mejorar el aprendizaje a distancia, entre tantos atropellos a los que está siendo sometido el Sector Educativo en general.

El crecimiento de la Educación a Distancia en nuestro país, ha incrementado o reemplazado parcialmente, la presencialidad de los estudiantes, aun cuando hay docentes que tienen muy arraigada la formación presencial de los educandos, desde un primer instante los primeros pioneros de la creación de la UNA, la consideraron como una nueva forma de transmitir, de proveer comunicación, formación, emprendimiento de todas las personas que no podían tener acceso o tiempo para estudiar en una modalidad presencial.

El ciclo de vida del Sector Universitario a estado acéfalo, discriminado, muchas veces considerado por algunos protozoarios del gobierno, que discurren que es mejor invertir en los militares porque defienden a la patria (o los intereses de ellos) y no en la educación, ya que acá si la población adquiere una formación valorativa, no van a conseguir votos para atornillarse en el poder.

La crisis del sector educativo, en todos sus ámbitos, ha sido una perpetua crisis de crecimiento y de adaptación a estas circunstancias que constantemente cambian diariamente; ya nuestra moneda no tienen valor alguno, todo es en dólares, donde lo inverosímil de este pesar es que cobramos en bolívares y pagamos al precio cambiante del dólar, según sea el precio que está en la mañana y luego en la tarde.

Utópicamente, la vida de los pueblos, es una perpetua crisis de crecimiento y de adaptación a las circunstancias que son cambiantes, esto es lo que precisamente hace el gobierno y su política un arte panfletario por parte de los demagogos de las plazas públicas.

La negociación integradora se centra en convencer a los Venezolanos, que el estado práctica un sistema simple de tipo providencial, cuando la harina sube de precio para la población, se les sube el salario y, cuando el patrono se queja que no puede pagarlo, se le permite a su vez subir el precio de lo que produce o se acuerda una comisión donde ambos sectores, empresa y gobierno son los beneficiados; el gobierno financia este artificio de mecanismo supuestamente socialista.

Ya hemos perdido la noción de lo que es una vida económica normal y se ha hecho lo imposible para volver a ella, porque la espiral ascendente de la inflación que cabalga sin tregua entre precios altos, a salarios bajos, de una moneda sin valor (Bs.) a una que no la percibimos en nuestras cuentas de nómina ($).

Venezuela, tierra crucificada de problemas, dolores y tan mal centrada en sus rumbos, ha sido deshumanizada paulatinamente, creando un sentido de conformismo, donde articulan que si no sales a votar por el partido político que se adjudica ser el dueño del país, no comes; estos políticos con absoluta propiedad consideran que es mucho más fácil crear un infierno que un cielo, por eso los gobernantes confían más en el temor que en el ofrecer una mejor calidad de vida para sus pobladores.

Porque, cuando se amenaza a la población con cortarles la cabeza a todo aquel que se oponga, esto produce un miedo generalizado, es evidente que las promesas de infiernos son más convincentes.

Fernando Antonio Salas Granado.

Bibliografía.

Primera, Alí (1969). Tierra sin culpa. [Vinyl, 7″, EP, 45 RPM].- Caracas: PCV

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