Interseccionalidad en las bibliotecas

La interseccionalidad es la teoría que abarca varias identidades sociales que se solapan a un individuo (e.g. raza, género, sexualidad y clase) y sus respectivos sistemas de opresión y discrimen (Dictionary, s.f.).  Esta teoría ha sido apoyada por la teoría feminista y su actual ola.  Dentro de la praxis de la teoría, esta ha sido aplicada al trabajo social y a la educación.  No obstante, en tiempos recientes también ha sido adoptada por el campo bibliotecario.  La aplicación de la interseccionalidad dentro del campo de las ciencias bibliotecarias se debe no sólo a cómo los bibliotecarios se acercan a las diferentes comunidades, sino a la representación del profesional en el campo.  En estadísticas recientes se señala que en países anglófonos el campo está dominado por mujeres blancas.  La representación de minorías, como los latinos, es mínima (Lance, 2005).  En el caso de Puerto Rico esta observación se puede hacer.  No obstante, no existe un estudio formal que lo evidencie.  El campo bibliotecario en Puerto Rico está dominado por mujeres.  En su mayoría se puede decir que estas se encuentran entre las edades de 35-65 años de edad (ALA Research & Statistics, 2014).  Las especialidades de la mayoría de las bibliotecarias son bibliotecas escolares y bibliotecas académicas.  Esto se debe a que la presencia de las bibliotecas públicas es mínima en el país.

En el contexto de las bibliotecas en Puerto Rico, la aplicabilidad de la teoría de interseccionalidad puede identificarse en la sexualidad, clase social, región de procedencia y género.  Aunque se puede pensar que el factor de raza no influye en el contexto de Puerto Rico, existe muchas instancias en las que este sí influye.  Este factor está presente en las castas sociales.

En su reseña sobre un panel relacionado al tema de las bibliotecas y la tecnología, Lauren Bradley (2014) señala la necesidad de discutir temas de raza, género e intercambiar anécdotas en las que los profesionales de la información han sido víctimas de discrimen en sus trabajos.  Dentro del panel reseñado, se evidencia la necesidad del campo de tomar en cuenta los aspectos previamente mencionados y cómo estos contribuyen a los sistemas de opresión.  Los temas discutidos en el panel reseñado por Bradley van de la mano con las iniciativas que han creado algunas bibliotecas para diversificar su personal.  Una de las razones por las cuales se busca diversificar el campo es proveerles a los usuarios la oportunidad de interactuar con personas con quienes se puedan identificar o quienes puedan atender mejor las necesidades de su comunidad.  También se debe contemplar las oportunidades de empleo para las diversas comunidades.  Un ejemplo de cómo la interseccionalidad se ha identificado en el campo es el caso de la falta de representación de las mujeres en campos de tecnología:

“When librarianship is viewed through a single-axis that is reflective of the dominant culture, certain values, such as individualism and assertiveness color the advice and practices deemed acceptable. These values and practices eventually become the norm. This, in turn, becomes the lens through which those within the profession discuss problems and subsequent change. For example, a common issue within the field is the lack of women in technology and digital librarianship. An example of single-axis thinking is saying that sexism causes the lack of women without considering that women of colour, queer women, and trans women might have a different experience. Any work done that seeks to solve the issue along only one axis leaves behind these women. No one lives a single-axis life. We all embody multiple axes of identity and oppression throughout our lives that often affect us simultaneously” (Ettarh, 2014).

Dentro de la falta de representación de minorías, existe un aspecto que ha impactado a la profesión.  Algunos profesionales han identificado las micro agresiones como parte del racismo sistémico.  Las micro agresiones son:

“Microaggressions are common and casual verbal, nonverbal, and environmental slights, snubs, or insults, either intentional or unintentional, that communicate hostile, derogatory, or negative messages to target persons based solely upon marginalized group membership. What differentiates microaggressions from overt and deliberate acts of discrimination, is that the people perpetrating microaggressions often intend no offense or are unaware they are causing harm” (Wing, 2010)

El estudio y aplicación de la teoría de interseccionalidad trae consigo factores que reconocen la cultura y la lingüística.  Los esfuerzos por crear programas que celebran la diversidad buscan reconocer y celebrar la herencia de cada individuo.  Dicha celebración se lleva a cabo creando espacios en los que los profesionales de la información y los usuarios se sienten cómodos e identificados; sobre todo las minorías culturales.  La importancia de reconocer la diversidad y la aplicación de la teoría de interseccionalidad se ve reflejada en los estatutos de algunas subdivisiones de ALA:

“[T]he ALA Manual’s section, “Diversity,” has a much broader scope, committing to combat discrimination based on “race, age, sex, sexual orientation, gender identity, gender expression, creed, color, religious background, national origin, language of origin or disability” (ALA, s.f.).

Paralelo a la representación e identificación de los usuarios, la interseccionalidad toma en consideración aspectos como la selección de recursos.  El sesgo o ignorancia de un grupo dominante puede llevar a la falta de recursos que apoyen a un ideal democrático, la aplicación de encabezados de materia ofensivos u obviar las necesidades de comunidades marginadas (Vinopal, 2016).

Más allá del estudio y la aplicación de la teoría en el campo estadounidense, las bibliotecas deben de tener en cuenta cómo la integración de nuevas teorías puede ayudar a mejorar la profesión.  En el caso de los países caribeños como Puerto Rico no sólo existe una carencia de bibliotecas públicas, sino colecciones que sacien las necesidades de las comunidades marginadas.  Junto a ello existen brechas idiomáticas, ya que en las bibliotecas académicas el lenguaje dominante es el inglés.  Cabe mencionar que la mayoría de la población del país no posee dominio de dicho idioma, a pesar de que es enseñado desde grados primarios en las escuelas.  En el caso de los textos que son en castellano, estos en muchas instancias no representan la realidad del país, pues son traducciones.  La falta de recursos que sirven a las comunidades marginadas, al igual que la ignorancia sobre la vitalidad de estos fomenta la exclusión.  Junto a esta realidad, se añade que existe poco conocimiento sobre la función de la biblioteca y del bibliotecario.  Este tipo de desconocimiento ha llevado a pagas bajas, falta de expansión del campo y micro agresiones hacia los empleados de la biblioteca.

La interseccionalidad en las bibliotecas es un tema emergente y complejo.  Su estudio se ha limitado en las bibliotecas públicas y académicas en los Estados Unidos.  No obstante, el mismo se puede llevar a las bibliotecas especializas, los archivos y las bibliotecas escolares.  Uno de los casos de más evidencia en torno a las estructuras de opresión, observados a través de la interseccionalidad son los campos de la tecnología que reseña Bradley.  Al igual que la tecnología, también se puede observar en los servicios a niños y jóvenes.  Más allá de reconocer los sistemas de opresión y problematizar los mismos, se requiere estudiar los mismos para identificar e incorporar soluciones.  Al igual que un servicio de calidad, el bibliotecario siempre debe buscar formas de cómo reinventarse y expandir sus horizontes.  La exclusividad en el campo y el mejoramiento de la profesión también debe ser considerado.

Referencias

ALA. (2014a). Comparison of ALA members to national count of librarians by age category. Recuperado de [enlace]

ALA. (2014b). Table: Librarians and ALA members by age. Recuperado de [enlace]

Alabi, J. (2015a). Racial microaggressios in academic libraries: Results of a survey of minority and non-minority librarians. The Journal of Academic Librarianship, 41(1), 47-53. Recuperado de [enlace]

Alabi, J. (2015b). “This actually happened:” A analysis of librarians’ reponses to a survey about racial microaggressions. Journal of Library Administration, 55(3), 179-191. Recuperado de [enlace]

Arellano Douglas, V. (2017, 22 de febrero). Microaggressions, faculty, and academic librarians: A study in intersectionality. ACRLog. Recuperado de [enlace]

Bradley, L. (2014, 26 de enero). Discrimination, intersectionality, librarianship. American Libraries. Recuperado de [enlace].

Brook, F., Ellenwood, D., Lazzaro, A.E. (2015). In pursuit of antiracist social justice: Denaturalizing whiteness in the academic library. Library Trends, 64(2), 246-284. doi 10.1353/lib.2015.0048

Ettarh, F. (2014). Making a new table: Intersectional librarianship [entrada de blog]. Disponible en [enlace]

Lance, K.C. (2005). Racial and ethnic diversity of U.S. library workers. American Libraries. Recuperado de [enlace]

Vinopal, J. (2016, 13 de enero). The quest for diversity in library staffing: From awareness to action [entrada de blog]. Disponible en [enlace]

Walker, C. (2013, 20 diciembre). On priviledge, intersectionality, and the librarian image [entrada de blog]. Disponible en [enlace]

 

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