En esta entrada realizaré una breve resumen de los resultados del artículo «Aproximaciones a los usos y apropiación de Twitter en bibliotecas universitarias de Argentina», cuyos autores son los colegas Claudia Nora Laudano, Javier Planas y María Inés Kessler, publicado en «Anales de Documentación, 2016, vol. 19, nº 2. Y por último, enumeraré una serie de recomendaciones para usar twitter para bibliotecas que ya publicamos en el sitio de LABIAR20.
El estudio realizado de carácter exploratorio, comprendió el análisis de las bibliotecas universitarias de tres instituciones nacionales de Argentina: Universidad Nacional de Córdoba (UNC), Universidad de Buenos Aires (UBA) y Universidad Nacional de La Plata (UNLP). A través de los sitios web oficiales de cada una se relevaron los de la totalidad de las unidades académicas y, a partir de allí, se detectaron los de 43 bibliotecas. Consignan que no tomaron en consideración las bibliotecas universitarias centrales de la UNC y de la UNLP, dado que los objetivos institucionales de cada una las separan del resto del conjunto.
Antecedentes en Argentina
En 2012 con el grupo Laboratorio de Bibliotecas Argentina en la Web Social (Carolina De Volder, Yanina González Terán y el autor de este post) presentamos en la 10a Jornada sobre la Biblioteca Digital Universitaria Argentina, la ponencia «Microblogging: el caso Twitter en bibliotecas universitarias argentinas«. En esa oportunidad entre los resultados llegamos a encontrar 15 cuentas de bibliotecas universitarias pertenecientes a 8 universidades nacionales. Como dato que nos llamó la atención, la mayor cantidad de cuentas se iniciaron en el 2010. Donde después se estabilizó la cantidad de bibliotecas que se iniciaron en esta red de microblogging. Y el mayor uso que nos contestaron fue como canal de difusión de canales propios.
En esa época la red de microblogging más utilizada seguía creciendo entre los usuarios, pero en las bibliotecas llegamos a la conclusión que todavía era una herramienta por explorar y con pocas cuentas que habían decidido utilizarla.
Ahora sí, vamos a los resultados de la investigación reseñada, del artículo «Aproximaciones a los usos y apropiación de Twitter en bibliotecas universitarias de Argentina»:
Resultados
- Sobre las 43 bibliotecas universitarias estudiadas solo 12 utilizan Twitter. Un número bajo.
- La mayoría de las bibliotecas que tienen cuenta en twitter tienen cuenta en facebook.
- El 50 % de las bibliotecas en twitter no posee enlace de acceso desde sus sitios web institucionales. Lo que ocasiona que los usuarios tienen que realizar estrategias de búsquedas de localización no inmediatas para encontrar la cuenta.
- En la mayoría de las cuentas y los perfiles de twitter de las bibliotecas no hay descripciones de los servicios, horarios e información de interés.
- La elaboración de la red de contactos se alcanza en la primera fase de uso de twitter por parte de las bibliotecas universitarias.
- En la medida en que las bibliotecas ganan experiencia en el manejo de las redes sociales como una de las modalidades de comunicación, la frecuencia de uso fluye con mayor regularidad. Como comentario personal a este resultado, lo leo de otra manera. Quizás la mayoría de las bibliotecas «innovadoras» o que más antiguo comenzaron con esta red virtual, son las que tienen mayor apertura a la cultura digital que las demás. Esto estaría por indagar.
- El potencial de intercambio comunicacional entre biblioteca-usuario no se da. Es decir, twitter no se usa como herramienta de comunicación interactiva. Como observación profesional se desaprovecha su uso.
- Los seguidores de las cuentas de las bibliotecas en twitter rara vez interactúan con ella. Como comentario personal, tampoco se demuestra lo contario.
- Las novedades concernientes al ámbito universitario (institución mayor) parecen ser las más valoradas por los usuarios, que las incorporan en sus propias cuentas —a fin de alertar a sus compañeros o colegas—. Entre los favoritos se destaca la información que corresponde a otras bibliotecas, una cuestión que está más relacionada con la dinámica de trabajo del personal bibliotecario que con el interés de sus lectores.
- Las bibliotecas universitarias en twitter no utilizan retuits.
- Llama la atención, asimismo, la regularidad de los rubros efemérides y protocolo, cuya frecuencia de aparición es semejante en las cuentas de cada establecimiento. Comentario personal: esto dennota un uso no profesional de la cuenta.
- Las bibliotecas enfatizan la difusión de los servicios por twitter. Comentario personal: uso limitado de la herramienta.
Conclusiones
Desde mi punto de vista y en relación a lo expresado por los autores, acuedo con que este trabajo se confirma la baja utilización de la herramienta. Y desde mi punto de vista, muestra la forma limitada utilizada de la herramienta por las pocas bibliotecas que tienen sus perfiles en twitter. Esto habla de una necesaria formación en el manejo de los Social Media en general y su planificación, y de twitter en particular.
Se plantea de la necesidad de la capacitación del personal permanente y necesaria y de darle un espacio a los Social Media en el trabajo cotidiano de los bibliotecarios, y no como un espacio que hay que estar por estar por parte de las bibliotecas.
Mi pregunta en base a la lectura de este trabajo: ¿las bibliotecas no saben comunicarse con los usuarios a través de los Social Media, en este caso twitter, o son los usuarios que no encuentran sentido para hacerlo con las bibliotecas, o no le dan la importancia necesaria desde las políticas de las bibliotecas universitarias a tal tarea?.
Recomendaciones para el uso de twitter por parte de las bibliotecas
Para terminar, y como complemento les dejamos una serie de recomendaciones para utilizar twitter en las bibliotecas:
1) Descubrir fuentes: encontrar y seguir a otros usuarios.
En la actualidad es muy común que las instituciones ofrezcan un espacio en Twitter, y lo promocionan desde sus sitios institucionales. Las bibliotecas pueden encontrar en esta red social otras bibliotecas, unidades y centros de investigación, librerias, organizaciones académicas y de investigación, prensa local, organismos gubernamentales. Y cada vez con más frecuencia usuarios, docentes e investigadores que comparten información de primera mano y de interés para la comunidad.
2) Seguir hashtags, guardar búsquedas, gestionar listas de usuarios.
Cada biblioteca sirve a una comunidad de usuarios y sigue novedades sobre determinados temas. El seguimiento de hashtags facilita la puesta al día sobre un determinado tema, así como las búsquedas que pueden realizarse en Twitter, las cuales pueden guardarse para futuras consultas.
La gestión de listas facilita el seguimiento de usuarios o perfiles de interés que la biblioteca puede tener o no en su red de contactos. Es muy recomendable analizar y seguir listas que estos usuarios han creado, de esta forma es posible encontrar perfiles acordes a nuestros intereses, y con cierto nivel de confianza y credibilidad. Algunas bibliotecas por razones de política de contenido no siguen a ningún usuario, pero es probable que tengan listas creadas donde poder buscar perfiles interesantes.
3) Conectar el servicio con otros dispositivos.
La posibilidad que ofrecen los dispositivos móviles facilita la actualización permanente y agiliza la comunicación con el usuario. Que la biblioteca utilice Twitter y el usuario disponga de un dispositivo móvil, convierte a la biblioteca en un cómodo servicio portátil. Las actualizaciones no necesariamente deben ser mensajes puros de Twitter (contenido escrito y publicado directamente en el servicio).
4) Integrar el servicio en o desde otros perfiles de la biblioteca.
El contenido a publicar puede provenir de otros servicios o perfiles que la biblioteca tenga en otras redes sociales. La biblioteca puede conectar su cuenta de Twitter dando permisos a otras aplicaciones para que publiquen contenido. De esta forma, la biblioteca puede mantener una actualización periódica de contenido en Twitter, haciendo fluir allí la actividad de su blog, de su canal en Youtube (videos subidos, videos agregados a listas de reproducción, valoraciones), su página en Facebook, entre otros.
De la misma manera, puede configurar e integrar sus actualizaciones de Twitter en el OPAC de la biblioteca, en su blog, en el sistema integrado de gestión, y si mantiene y gestiona, en el repositorio institucional de su organización.
5) Interactuar con los usuarios.
La interacción puede manifestarse de diferentes maneras:
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utilizando un RT (retuit);
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a partir de una mención: incluído en un agradecimiento, una respuesta, una pregunta, un simple mensaje, una recomendación;
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incluir un usuario dentro de una lista creada por la biblioteca;
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utilizar hashtags en nuestros mensajes;
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marcar un tuit como favorito;
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participar en campañas que promuevan causas de interés común con la comunidad.
Interactuar o conversar con los usuarios es una práctica recomendable si lo que buscamos es acercarnos y comunicarnos con los usuarios. En palabras de Bell Stevens (Stevens, 2009), es importante tener personalidad y construir comunidad. Cada biblioteca definirá su propio estilo conjugando ciertas variables: misión y objetivos de la biblioteca; perfiles o tipología de usuarios; gestión de contenidos en canales tradicionales y nuevos medios, entre otros.
6) Gestionar el servicio desde sitios externos.
Algunos lectores de canales o RSS ofrecen opciones para compartir, y entre otros servicios figura la publicación en una cuenta de Twitter. En los mismos sitios web o blogs, cada entrada o artículo puede ofrecer la posibilidad de tuitear el contenido. Los navegadores más populares ofrecen complementos o extensiones que facilitan la gestión de contenidos y mantenimiento del espacio en Twitter. Otras herramientas ofrecen la posibilidad de programar mensajes, un recurso muy útil para los períodos de receso o días no laborables. Todas estas herramientas facilitan el mantenimiento del servicio, independientemente de quiénes sean responsables de su puesta al día.
Extracto del texto: Microblogging: el caso Twitter en bibliotecas universitarias argentinas