Una mujer empoderada, que se conoce a si misma, lograr transformar su realidad y generar un efecto fractal a su alrededor. La inspiración entre mujeres es clave para que eso suceda.
Úrsula Schultz Tapia
El contexto mundial nos impulsa a generar cambios y transformaciones sustanciales a nivel individual y colectivo. Toda crisis nos trae la oportunidad de crecer y alcanzar nuevos aprendizajes, a objeto de avanzar hacia una sociedad más justa e igualitaria para todas y todos. Uno de los principales movimientos que han contribuido a promover este cambio de conciencia es el movimiento feminista, ¿qué promueve este movimiento y porqué ha tomado tanta fuerza actualmente a nivel mundial? El movimiento feminista promueve la igualdad de género en todos los ámbitos de la sociedad y nos invita a ampliar el conocimiento y los horizontes culturales que sustentan nuestras relaciones de poder en una sociedad patriarcal heterodirigida. En este escenario, son múltiples las interrogantes que nos permitirán repensarnos para cambiar la forma de vernos y, en consecuencia, manifestar acciones concretas que se traduzcan en una nueva forma de gestionarnos y relacionarnos.
En nuestro país, a principios del mes de marzo, se aprobó de la paridad de género en el proceso constituyente, este hito significa un triunfo tremendamente vanguardista (primer país en el mundo en adoptar esta medida) y marca la pauta para el debate constitucional de los próximos meses. Con este hito quedó demostrado que se pueden cambiar las formas de hacer política, las formas de relacionarnos y gestionar el poder; y, en consecuencia, dar paso a un nuevo paradigma. Pasaron los días del mes y nuestra atención se fue enfocando en lo viral, literalmente. Actualmente vivimos una pandemia por Covid-19, que nos ha hecho, de manera forzosa, cambiar la forma de relacionarnos y en consecuencia de educar y trabajar; la transformación digital llegó anticipadamente y en muchos casos sin un plan predefinido, y es así como muchas estamos ejerciendo distintos roles: llevando a cabo tareas domésticas (como lo hacemos habitualmente), criando, educando y teletrabajando; pendientes del mail y el WhatsApp más que nunca, en un entorno inundado por la incertidumbre pero también de inminentes nuevos caminos que podemos puentear. Mientras, procuramos mantener sanos y alejados del miedo, para que cuando esto pase, sigamos teniendo un rol activo en los procesos sociales transformadores que se avecinan, como el Plebiscito Nacional del mes de octubre próximo.
Mujer y transformación
Nuestra naturaleza y fisiología es creadora y cíclica, todos los meses pasamos por 4 fases (o arquetipos) que nos permiten utilizar cada energía en pro de nuestros proyectos. Nuestro cuerpo por naturaleza es dinámico, expansivo y poderoso, esto nos permite liderar de manera innata procesos de cambios como los que vivimos actualmente.
Al presente las mujeres toman nuevamente un rol fundamental en la sociedad, ejerciendo diversos roles (algunos más visibles que otros) y por sobre todo como agentes de paz, estabilidad y cohesión social, permitiendo que la sociedad y su estructura basal de poder (familia) siga en pie. Naciones Unidas, reconoce que durante los conflictos las mujeres se convierten de hecho en cabezas de familia, asumiendo así todas las responsabilidades, desde el cuidado de los hijos, su educación, el acceso a la alimentación, el agua y los servicios básicos, hasta la generación de ingresos. Un aspecto positivo es que esas responsabilidades ofrecen a la mujer la oportunidad de tomar decisiones sobre la gestión del hogar y el cultivo de la tierra, cosa que habitualmente no pueden hacer. Sin embargo, los estudios indican que después del conflicto disminuye la participación femenina en la vida pública y la adopción de decisiones, lo que indica que las mujeres suelen ser devueltas a sus funciones domésticas tradicionales. Las mujeres y los hogares dirigidos por mujeres encuentran obstáculos al ejercicio de sus derechos durante la transición.
¿Qué podemos hacer desde las Bibliotecas para contribuir a la igualdad de género y al empoderamiento femenino en el contexto actual?
Naciones Unidades define la igualdad de género, como una estrategia para conseguir que las preocupaciones y experiencias de las mujeres, al igual que la de los hombres sean parte integrante en la elaboración, puesta en marcha, monitoreo y evaluación de las políticas y de los programas en todas las esferas políticas, económicas y sociales, de manera que las mujeres y hombres puedan beneficiarse de ellos igualmente y no se perpetúe la desigualdad.
ONU Mujeres reconoce que los derechos de las mujeres y las niñas son derechos humanos (universalidad de los derechos humanos). Abarcan todos los aspectos de la vida: la salud, la educación, la participación política, el bienestar económico, el no ser objeto de violencia, así como muchos más. Las mujeres y las niñas tienen derecho al disfrute pleno y en condiciones de igualdad de todos sus derechos humanos y a vivir libres de todas las formas de discriminación: esto es fundamental para el logro de los derechos humanos, la paz y la seguridad, y el desarrollo sostenible.
La igualdad de género es esencial para lograr la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible, que contempla un mundo de “respeto universal por los derechos humanos y la dignidad humana” y un mundo en el que “todas las mujeres y niñas gocen de la plena igualdad de género, y donde se hayan eliminado todos los obstáculos jurídicos, sociales y económicos que impiden su empoderamiento”. La Agenda 2030 reivindica la igualdad de género no solo como un derecho humano fundamental, sino como una base necesaria para lograr un mundo pacífico, próspero y sostenible. Este objetivo es fundamental para acelerar el desarrollo sostenible y tiene un efecto multiplicador en todas las demás áreas del desarrollo.
La IFLA/UNESCO establece en sus Directrices que la biblioteca brinda acceso al conocimiento, la información y las obras de la imaginación gracias a toda una serie de recursos y servicios y está a disposición de todos los miembros de la comunidad por igual, sean cuales fueren su raza, nacionalidad, edad, sexo, religión, idioma, discapacidad, condición económica y laboral y nivel de instrucción. Desde esta perspectiva, el principio que orienta el quehacer de las bibliotecas está dado por la democratización del acceso a los bienes y servicios culturales que ofrece, considerando y respondiendo a la diversidad de necesidades e intereses presentes en su entorno. Sus servicios han de ser accesibles a todos los miembros de la comunidad, lo que supone edificios bien situados, buenas salas de lectura y estudio, tecnologías adecuadas y un horario suficiente y apropiado. Supone asimismo servicios de extensión para quienes no pueden acudir a la biblioteca.
En consecuencia, la biblioteca puede y debe ejercer un rol activo y preponderante para su comunidad, incorporando la perspectiva de género de manera transversal en su gestión (no solo en los servicios) y contribuyendo a disminuir las brechas existentes, no solo en torno a la información y la lectura, sino también en torno al saber y poder femenino; posibilitando la participación, la construcción y la colaboración entre mujeres, ofreciendo la biblioteca como un espacio abierto y libre para el desarrollo del pensamiento crítico y de nuevas realidades.
¿Cómo partir?
Pues, dando paso a la reflexión, y preguntándonos:
- ¿Qué sabemos de género y su relación con las bibliotecas?
- ¿Qué desafíos deben enfrentar las bibliotecas para propiciar y aplicar un liderazgo femenino?
- ¿Cómo la biblioteca puede contribuir a disminuir las brechas de género existente en una comunidad y, por tanto, favorecer el empoderamiento femenino?
- ¿Qué impacto positivo podemos generar en las comunidades en la cual está inserta la biblioteca?
- ¿Qué iniciativas y estrategias específicas podría implementar mi biblioteca para promover la igualdad de género?
- ¿Qué normativa regula este tema?
Ahora bien, debo mencionar que en esta ocasión mi afán no es responder cada una de las interrogantes anteriores, sino más bien “instalarlas” sobre la mesa, propiciar el análisis y discusión dentro de las bibliotecas y el surgimiento de un espíritu crítico conducente a accionar nuevas formas de gestionar y de educar, encaminadas a incorporar un Enfoque Integrado de Género en toda acción que se planifique, en todas las áreas y niveles (gerencial o estratégico y operacional), desde la definición de la misión, visión y objetivos de la biblioteca.
[*] La incorporación (o integración) de la perspectiva de género es el proceso de evaluación de las consecuencias que tendrá para las mujeres y los hombres cualquier actividad planificada, como legislación, políticas o programas, en todos los sectores y a todos los niveles. Es una estrategia para lograr que los intereses y las experiencias de las mujeres y de los hombres se conviertan en un aspecto integral de la elaboración, la aplicación, el seguimiento y la evaluación de las políticas y los programas en todas las esferas políticas, económicas y sociales, de modo que beneficien por igual a mujeres y hombres y no se perpetúe la desigualdad. Véase: https://www.ohchr.org/Documents/Publications/HR-PUB-14-2_SP.pdf
Úrsula Schultz Tapia, de profesión Bibliotecaria Documentalista de la Universidad Tecnológica Metropolitana (UTEM), diplomada en Comunicación estratégica y liderazgo en gestión de proyectos culturales (Universidad de Chile).
Cuento con 10 años de experiencia liderando y coordinando unidades de información, equipos multidisciplinarios y proyectos de gestión y cooperación internacional. A partir de la entrada en vigor de la Ley de Transparencia y Acceso a la Información de la Administración del Estado de Chile, me he desempeñado como líder de proceso, responsable de unidades de información y proyectos en diversas instituciones públicas, implementando estándares de gestión ISO 15489, Serie 30300, ISO 9001, ISO 27001 e ISO 31000, y buenas prácticas internacionales. Actualmente me desempeño como Customer Sucess para ODILO y como Docente.
Soy activista del movimiento feminista, y pongo en práctica una maternidad consciente, afectuosa, respetuosa y feminista. Me interesa vincular el feminismo, con nuestro trabajo profesional a fin de contribuir a la equidad de género, y la incorporación de este enfoque en la gestión de las bibliotecas y unidades de información.
Como tema de igualdad es muy interesante reconocer la labor y el rol de la mujer en la sociedad del mundo moderno.