¿Robin Hood era bibliotecario?

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“Robar libros es más que robar” me dijo una vez un usuario intentado confesarse conmigo.

Robar libros es una actividad muy antigua y la cual se ha extendido. Pero no todos los robos ni todos los ladrones son iguales. Si buscamos un poco nos podemos encontrar con varias clasificaciones;

El ladrón por afición.
A menudo se justifica diciendo que roba libros porque es demasiado pobre para comprarlos (y las bibliotecas públicas, ¿para qué están?) o recurre al argumento anticapitalista -«los libros son demasiado caros», «las grandes librerías ya dan por hecho el porcentaje de libros que les van a robar»- o incluso contempla el robo de libros como una travesura o un desafío. En este último caso, es frecuente que al ladrón no le importe ni siquiera cuál sea el libro que sustrae, pues la diversión está para él en el hecho de robar, no en lo robado.

El ladrón bibliómano.
Es capaz de llegar a cualquier extremo para conseguir un libro que ambiciona. Un ejemplo de esta categoría es el apodado «Destructor de libros de Knightsbridge», un rico empresario Iraní que cortó y robo algunas láminas de valiosas obras de la British y la Bodleian Library para completar sus propios ejemplares de su colección de obras de Oriente Medio.

El ladrón bibliómano.
Es capaz de llegar a cualquier extremo para conseguir un libro que ambiciona. Un ejemplo de esta categoría es el apodado «Destructor de libros de Knightsbridge», un rico empresario Iraní que cortó y robo algunas láminas de valiosas obras de la British y la Bodleian Library para completar sus propios ejemplares de su colección de obras de Oriente Medio.

El ladrón profesional.
Roba libros como podría robar joyas, o un banco, sólo para lucrarse con ello. Sin duda es una especialidad delictiva menos arriesgada que las anteriores, aunque naturalmente requiere un cierto conocimiento para saber qué es lo que vale la pena robar. A esta categoría pertenecía César Gómez, que sustrajo varios valiosos mapas de la Biblioteca Nacional (afortunadamente recuperados), o el famoso John Gilkey, que se hizo con libros por valor de más de cien mil dólares mediante tarjetas de crédito falsas (en su caso, era también ladrón de tarjetas).

Pero dentro de estas definiciones no se contempla el ladrón mas astuto, habido, listo, sagaz, hábil, cauteloso, disimulado, diplomático, político y refinado. Seguramente el mas inteligente de todos y por lo tanto el que tiene la mejor cuartada…

…El Bibliotecario.

Ustedes profesionales de la información. !!!Si, Ustedes!!!, que están leyendo este post ahora… me van a decir que nunca a punto de inventariar un libro, lo miraron detenidamente y pensaron…

“Este libro en esta biblioteca no se va a consultar jamás, le vendría genial a la biblioteca de mi barrio que tiene todos libros viejos y maltratados”

o que mientras atendían una donación vieron varios volúmenes del mismo documento y pensaron

“En la biblioteca de la escuela publica de mi hijo no tienen nada, les vendría bárbaro uno o dos de estos ejemplares”

Bueno…por estos pensamientos, que si no se les cruzaron a ustedes debo admitir que a mi si, hace un tiempo hice una investigación y elabore una teoría.

Con este trabajo intentaba identificar si los robos por parte de bibliotecarios realmente se hacían efectivos o solo era un pensamiento que se me cruzaba a mi por la cabeza.

Yo realmente creía (y creo) que los robos de la mano de profesionales de la información son reales y tangibles, pero no por esto tienen falta de criterio.

Pude comprobar después de un arduo trabajo que los libros que desaparecen de una biblioteca aparecen mágicamente en una que los necesita aún más.

Después de una serie de encuestas anónimas a colegas que trabajaban en bibliotecas publicas y populares empece a darme cuenta que la sustracción de documentos por canales no formales de la mano de bibliotecarios, era más común de lo que yo pensaba, pero había algo aquí que me sorprendió y mucho.

Los bibliotecarios que se llevaban libros, nunca se los quedaban ellos.

Los libros terminaban en el 90 por ciento de los casos en una biblioteca popular, pública o en algunas ocasiones hasta llegaban a bibliotecas del interior de nuestro país.

“Entonces es allí donde se me piantó un lagrimón”

Orgulloso de mis colegas y de mi mismo supe que hasta entre las sombras los bibliotecarios tenemos un pensamiento RobinHooneano, me encanto pensarlo así y denominarlo de esa manera.

Poster de la película El temible Robin Hood 

Leo muchos artículos y reflexiones donde se piensa, re-piensa y se vuelve a pensar el rol del bibliotecario y realmente intentamos justificar nuestra labor desde las teorías muy complicadas, mientras que !!!Todo era tan fácil!!

Robin Hood fue un héroe y forajido del folclore inglés medieval. Era de gran corazón y vivía fuera de la ley, escondido. Defensor de los pobres y oprimidos, luchaba contra la injusticia y hacia llegar a su manera una ayuda a los que menos tenían.

¿No es un poco lo que hacemos a diario?

Espero que nos sigamos leyendo y reflexionando sobre lo maravilloso de nuestra profesión

Saludos desde una humilde pero hermosa biblioteca popular bonaerense.

 

Bibliografía consultada

Letraherido. El robo de libros  [Consultado 12 de noviembre de 2014]

El pais. Las bibliotecas refuerzan la seguridad para evitar robos.  [Consultado 12 de noviembre de 2014]

 Europa Express. Las bibliotecas de Barcelona pierden un millón de euros en libros por robos y no retornos [Consultado 12 de noviembre de 2014]

Universidad Complutense de Madrid. Robar libros es más que robar. [Consultado 12 de noviembre de 2014]

Regionvalles. En decremento el robo de libros en las bibliotecas. [Consultado 12 de noviembre de 2014]

 Asociación de Bibliotecas Universitarias. Directrices sobre seguridad y robos en colecciones especiales [Consultado 12 de noviembre de 2014]

Roberto SalinasRoberto Domingo Salinas
Bibliotecario
Estudie en el Cent n° 13 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Actualmente trabajo en la Biblioteca Popular “La luna que te mira” en el partido de Florencio Varela. Provincia de Buenos Aires. Argentina.Me encargo básicamente de la promoción de la lectura y la difusión del libro en la comunidad. Trabajo en varios proyectos con bibliotecas escolares de la zona. Intento hacer llegar los libros a los niños que realmente lo necesitan. Casi como un Robin Hood de nuestra época.

 

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Un comentario en “¿Robin Hood era bibliotecario?

  1. Isabel Garin

    Roberto: me ha encantado tu artículo, y sí: el bibliotecario que esté libre que tire la primera piedra. Creo que todos, o una gran mayoría, ha hecho con estilo Robin Hood alguna redistribución de ejemplares desde bibliotecas más ricas a bibliotecas más pobres. Y creo que es cierto que ese ha sido el plan al llevarse libros, y que sería muy raro que hurtara un libro del lugar donde trabaja solo para llevárselo a su casa.

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