Un viaje literario por caminos y veredas de los corregimientos de Medellín

Para nadie es un secreto que la lectura nos transporta a lugares fantásticos y desconocidos de los cuales no quisiéramos salir, el libro es el puente que nos lleva inevitablemente por esos mundos maravillosos, a nosotros como lectores.

Partiendo de este párrafo introductorio y gracias a esa pasión por la literatura es que nos atrevemos a promoverla en nuestros sitios de trabajo. En primera instancia, porque no decirlo, cumpliendo a la labor descrita en un contrato; pero no se desconoce, que de aquella labor nace, en el corazón, un amor especial por los usuarios o beneficiarios que atendemos cada día.

Uno de esos grupos poblacionales más atendidos y a la vez más vulnerables del servicio bibliotecario, desde las bibliotecas corregimentales , son las instituciones educativas y los habitantes de las veredas lejanas a la biblioteca, para quienes el acercamiento a la biblioteca, como espacio físico, les es mínimo, por no decir nulo.

Teniendo en cuenta lo anterior, es importante resaltar que el servicio de proyección bibliotecaria en estas veredas es necesario y, para que se dé se requiere contar con un medio de transporte, materiales bibliográficos y corazón, para adentrarse a los lugares más recónditos de los corregimientos, lugares invadidos de una marea verde que guarda en sus profundidades seres maravillosos y puros… aunque, es preciso aclarar que para el desplazamiento a las veredas, los pies han sido también los guías incansables para poder arribar estos caminos puros y limpios…

Esta actividad de promoción de lectura, se ha convertido para los promotores de lectura de los corregimientos en toda una aventura vivida una vez por semana, el reto para nosotras es seleccionar acertadamente los libros que se van a leer, libros que los hagan soñar, reír, y por qué no, llorar…Es todo un rito la selección del libro, recorrer las estanterías de la sala infantil y, uno a uno ir tomándolos, guardarlos sigilosamente en una tula, subirse al carro con ella al hombro, llena de los libros elegidos que viajarán por caminos empedrados, fangosos, empinados y estrechos; llegar a la escuela y escuchar los gritos desproporcionados de los pequeños detrás de las mayas de los patios escolares: – Profe, profe, ¿qué nos trajo hoy? ¿Qué libro nos va a leer? ¿Puedo coger algunos?… quisiera que fuera de miedo o de risa…

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 Fuente: Red de Bibliotecas – Biblioteca Público Corregimental Santa Elena

 Con esta alegría manifestada por los más pequeños inicia la mejor experiencia, entrar en cada salón con uno o dos cuentos seleccionados y leerlos a toda voz a cada grupo, verles las caritas con sus ojos fijos en el libro que reposa en nuestras manos, sus manitos empuñadas esperando que comience la historia que los hará vibrar. Definitivamente esta imagen que ellos nos muestran hace que nuestros corazones aceleren su latido más fuerte, porque la emoción también nos invade a nosotras, recorriendo cada centímetro de nuestros cuerpos, como dicen algunos.

Ahora empezamos a cantar con ellos, porque el saludo es muy importante y, que más que con el canto para que ellos se relajen un poco, controlen la ansiedad del cuento y se dispongan a disfrutarlo con tranquilidad.

Iniciamos ahora con el vuelo de la imaginación, la lectura en voz alta tiene un poder mágico en los pequeños, incluso en los más grandes, en los docentes; quienes inmediatamente disponen su cuerpo en un estado mental de relajación; la respiración de los oyentes es pausada y tranquila, están a la espera, pero de pronto, por arte de magia, el ritmo del cuento cambia, es acelerado, ¡oh, no!, hay un difunto que nos da escalofrío, o un personaje en peligro seguro…por eso la respiración de todos se acelera a la espera de descubrir un final feliz…. “¡Cómo nos gustaba asustarlo por el puro placer de consolarlo!”*, decía Pennac. Es muy especial ver como cada uno nos mira y se adentran en la historia y la viven realmente, tanto, que una vez terminada, quedan en silencio. “¡Gran gozo del lector, ese silencio después de la lectura!”* Quedan, como en una regresión, aterrizando a la realidad del momento… Pero, saben, una historia nunca es suficiente para saciarles la sed de escuchar cuentos, poesías o chismecitos, como a veces se les dice, por eso debemos siempre, como promotores de lectura, estar armados, armados de libros, de cuentos y de historias; no piensen mal…para continuar calmando la sed que los invade, misión casi imposible, porque siempre querrán más, y colorín colorado, este cuento se ha acabado, y colorín, colorete este cuento esta de rechupete, y fararin fararán, este cuento ha llegado a su final, o más bien este cuento acaba de reiniciar…En fin, aquí les dejo expresado lo fascinante que es para un promotor de lectura tener «un viaje literario por caminos y veredas de los corregimientos de Medellín»

Bibliografía

*Pennac, D. (1993). Cómo una novela. Bogotá: Norma

 

fotoDianaVDiana Carolina Valencia Figueroa. Promotora de lectura de la Biblioteca Público Corregimental Santa Elena. Bibliotecóloga y diplomada en literatura infantil de la Universidad de Antioquia. Durante 6 años ha trabajado en el Sistema de Bibliotecas Públicas de Medellín en la Biblioteca Pública Popular No. 2, Biblioteca Pública Escolar Granizal y Biblioteca Público Corregimental Santa Elena; inicialmente como técnica de bibliotecas y una vez graduada como promotora de lectura. Desde su cargo como promotora de lectura ha experimentado que la lectura en voz alta es la mejor estrategia para iniciar a todas las personas en el mundo mágico de los libros.

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Un comentario en “Un viaje literario por caminos y veredas de los corregimientos de Medellín

  1. Leonardo

    Maravilloso leer cada línea que deja ver el amor con el que se lleva la lectura por los caminos puros y limpios de los corregimientos de Medellín. Y es que como lo señala Diana, es toda una aventura que comienza en el instante en el que se seleccionan lo materiales de lectura que nos acompañaran en nuestro viaje, porque no solo viajamos para llenar una cifra en las estadísticas, viajamos para dar otras posibilidades, para construir juntos. Y es que el instante mismo que el libro se hace sujeto, cuando viaje a través de la palabra hablada por las aulas ubicadas en el campo, la vida de cada niño se hace diferente, porque así como «la noche en la que Max se puso su traje de lobo y se dedicó a hacer travesuras de una clase y de otra…»y encontró un lugar maravilloso para jugar con los monstruos; nuestros niños son felices el día en que el promotor visita sus escuelas para llevarles un invitado especial.

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