Un caso poco conocido: la biblioteca de museo

Ya en mi anterior post, me referí a que «las bibliotecas, archivos y museos son socios naturales en la colaboración y cooperación, en el sentido que acostumbran a servir a la misma comunidad de maneras parecidas.»  (Yarrow, 2009)

En esta oportunidad me centraré en el caso bastante desconocido y poco definido en el mundo de las bibliotecas y entre los profesionales de la información, de las bibliotecas de museos.

Empezaré por tratar de conceptualizarlas, tomando una definición de López de Prado:

“Colecciones de fondos documentales especializados, organizados para facilitar la adquisición, conservación, comunicación y presentación con fines de estudio, educación y deleite de los testimonios materiales que guarda un museo y apoyar las actividades propias del mismo.”

Se definen entonces como bibliotecas especializadas, que tienen metas propias que deben estar en consonancia con las misiones de los museos en las que se encuentran. En lo que respecta a sus funciones, poseen las de cualquier biblioteca especializada, debiendo considerarse a la vez en estos casos, las funciones propias del museo.

WordItOut-Word-cloud-142318

Así estas bibliotecas tendrían entre sus funciones:

  • Garantizar el acceso a la información
  • Actividades formativas y educativas
  • Divulgación de las colecciones del museo
  • Investigación de colecciones
  • Apoyar los servicios y actividades del museo

La Comisión de la Normalización Documental  de Museos distingue dentro del museo, la existencia de fondos museográficos, documentales, bibliográficos y administrativos. Los primeros se constituyen por las colecciones de objetos de valor histórico, artístico, científico u otra naturaleza cultural, que serán elementos integrantes de las exposiciones. Los documentales se conforman  por documentos únicos -de archivo- , siendo fundamentales en la investigación. Los fondos bibliográficos se componen de libros, monografías, publicaciones periódicas entre otros, que representarían un elemento básico de apoyo a la investigación, exhibición y difusión de los fondos museográficos, dando lugar a la existencia de la biblioteca. Los últimos son los documentos producidos por el Museo, en la gestión de sus colecciones o de sus actividades.

En cuanto a sus usuarios, serán internos –personal del museo, investigadores en el campo de la especialidad que cubra- , y externos -estudiantes y público interesado en general-. Hoy en día, la presencia en la web permite ampliar su público, llegando a usuarios que no necesariamente lo visiten.

El museo es un hecho comunicativo en su totalidad: comunican su edificio, sus exposiciones, colecciones, sus actividades y tareas vinculadas al desarrollo de estas, así como los fondos documentales y materiales para la interpretación, investigación y documentación, albergados en la biblioteca.

La gestión de información en un museo implicará una importante labor de equipo e interdisciplinaria; aportando las bibliotecas desde su ámbito,  la normalización de los procesos, con el auge de las TICS, el avance en la automatización y el complemento en las funciones clásicas del museo, así como el constituirse en un motor para el cambio.

El museo a través de su oferta de actividades y servicios debe garantizar la comunicación, contribuyendo las bibliotecas museísticas a dar una buena imagen, con impacto educativo y visual que favorezcan a su mayor visibilidad en la comunidad en la que se inserta el museo.

Referencias

Visitas:690

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *