Políticas de información y participación democrática

El desarrollo de tecnologías de la información y comunicación está avanzando a un ritmo acelerado, llegando cada vez más a regiones y sectores de la sociedad en donde antes no podía pensarse su impulso. Algunos estudiosos hablan de crear una infraestructura global de información que facilite el acceso a la información a todas las personas, sin importar las barreras geográficas, idiomáticas o económicas. Para tal visión, es importante considerar el apoyo de estos tres elementos: las políticas de información, la participación democrática y una infraestructura de tecnologías de información inicial. La idea es que mediante la instrumentación de políticas de información digital gubernamentales y la participación democrática de los individuos, sea posible cooperar para vincular las redes de telecomunicaciones e informáticas locales en una sola red global de tecnologías de información.

Se pretende que esta infraestructura global de información promoverá una sociedad de la información que beneficie a todos mediante el acceso a la información, la participación democrática y el desarrollo social a través de la educación. Sin embargo, no siempre se puede conjuntar de manera armoniosa los tres elementos mencionados, ni mucho menos encaminarlos hacia un fin plausible que beneficie a los ciudadanos que más lo necesitan. De hecho, es uno de los riesgos más recurrentes cuando se tratan temas sobre política y acceso a la información, ya sea desde la perspectiva teórica o desde la instauración de políticas públicas. Hay mucho en juego, como lo señala Jaeger (2007, p. 841) al referirse a que la política puede dictar o impedir el acceso a la información, y más si se trata en las sociedades democráticas donde la información repercute directamente en los intereses políticos.

No hay democracia sin ciudadanos informados, y no hay acceso a la información si no se cuentan con políticas de información acordes a las necesidades de la población. Braman (1994, p. 366) ya lo mencionaba desde su visión del Estado autopoiético al afirmar que el potencial democrático, es la capacidad de los ciudadanos para participar autopoieticamente, ya sea de forma individual o como grupo, en los procesos continuos de transformación del Estado. Lo cual quiere decir que sin información no hay democracia, pero esa información debe emanar dese los ciudadanos. De nada sirve una comunicación unilateral, en donde las entidades gubernamentales sean las únicas con el poder que da la información para dictar las políticas que más convengan a sus intereses, tanto gubernamentales como privados.

El mismo Braman (1994, p. 366) hace la relación entre información y democracia pues señala que para maximizar el potencial democrático debe hacer frente a las tres relaciones de información para el poder potencial y real: información para el ejercicio directo del poder, información fundamental para la transformación de la energía potencial en real, y la información como un recurso.

Lo que hay que recalcar es la importancia del acceso sin restricciones a una infraestructura de información que permita la participación democrática de los ciudadanos. Como lo señala Sen, citado por Thompson (2008, p. 7) al afirmar que un pueblo bien informado sobre lo acontece a su alrededor, permitirá una participación en los asuntos democráticos que les son de relevancia.

El anterior planteamiento es fundamental pues en una sociedad donde las decisiones son tomadas por los expertos o los políticos, es de suma importancia que los ciudadanos también tengan una participación democrática activa, pero ésta solo se logrará si están bien informados. Por ejemplo, Jaegar (2007, p. 843) afirma que existe una conexión entre el acceso a la información y la participación democrática, la cual se manifiesta desde estar informados con relación a nuestros derechos, involucrarse en los temas sociales y políticos, pero sobre todo, en formarnos una opinión y comunicarla. Por ellos, la importancia de las bibliotecas en la vida democrática de las sociedades.

Ha sido tan importante el impacto de las tecnologías con relación al acceso a la información, que actualmente las personas contribuyen implícita o explícitamente en qué tipo de tecnologías son las que requieren. La razón, como lo señala Borgman (2003, p. 1), es que estamos viviendo un proceso de cambio social hacia una sociedad de la información orientada, donde la gente toma decisiones sociales que conducen al desarrollo de tecnologías deseadas. Las mismas actividades que realizamos están fuertemente determinadas, en su mayoría, por el acceso a la información mediante el uso de las tecnologías, pues sin ellas, mucha de la información es inaccesible (Thompson, 2008, p. 103). Esto se debe a que la tecnología de la información es cada vez más utilizada y aplicada para distribuir información, y esta tendencia está influyendo en la disponibilidad de la información. Es por ello, que muchos autores concuerdan que las TIC pueden utilizarse para hacer a la información más libremente disponible. En las nuevas economías, la información es considerada como una necesidad que debe estar disponible y accesible con el fin de lograr el desarrollo económico y social. Este enfoque se basa en el hecho de que la información es esencial para la ciencia e investigación de las cuales la industria depende.

Otro de los puntos medulares que se deben considerar con el desarrollo de las tecnologías de la información y la comunicación, es que también las políticas de información gubernamentales se ven influenciadas por los adelantos tecnológicos. Como lo menciona Jaegar (2007, p. 842) al decir que las TIC constantemente orientan a los gobiernos a cambiar las políticas debido a la necesidad de adaptarse a los nuevos entornos tecnológicos. Pero no solo se deben adaptarse las políticas existentes a ese ambiente, sino también replantearse desde un contexto que beneficie a los ciudadanos desde la perspectiva del acceso a la información. Como ya se mencionó, en párrafos anteriores, la idea de crear una infraestructura de información, sea global o no lo sea, es para beneficiarse de las amplias posibilidades que dan las tecnologías en el acceso a la información.

Con relación a las políticas de información y su relación con la democracia, tiene mucho que ver con el desarrollo de la infraestructura de la información, según Braman (1994, p. 366) es una pieza clave para que los ciudadanos tengan la capacidad de ejercer su potencial democrático. Por ello, la importancia de crear políticas de información que permitan el impulso de una infraestructura de información que sea la base tecnológica para el acceso universal a la información.

Dervin (1994, p. 378), hace una importante contribución para tratar entender mejor la relación entre información y democracia, él argumenta que un mercado libre de ideas permitiría que cualquier persona debe buscar información tan solo por la necesidad de estar instruido en el mundo real, y actuar de una manera eficaz y correctamente en la toma de decisiones. Sin embargo, solo será posible si se tienen las condiciones técnicas adecuadas, las mejoras necesarias a los recursos y su disponibilidad universal.

Por ello, la importancia de implementar prácticas y políticas de información que permitan mejorar la disponibilidad de los recursos indispensables para el ejercicio democrático. Budd (2007, p. 13) menciona precisamente la necesidad de desarrollar políticas que tengan por objeto la consecución de la meta del acceso igualitario a las fuentes de información

Concluyendo, pese a las grandes bondades que posee el acceso a la información a través de la tecnología, algunos todavía no están seguros de las bondades  existen factores que deben atenderse. Por ejemplo, muchos autores señalan que las tecnologías de comunicación suelen aumentar y no disminuir, las desigualdades, y debemos tener cuidado con las promesas económicas de una infraestructura global de la información.

Referencias

Borgman, C. L. (2003). From Gutenberg to the global information infrastructure: access to information in the networked world. Cambridge, Mass.: The MIT Press.

Braman, S. (1994). The autopoietic state: communication and democratic potential in the net. Journal of the American Society for Information Science, 45(6), 358–368.

Budd, J. (2007). Public library leaders and changing society. Public Library Quarterly, 26(3-4), 1-14.

Dervin, B. (1994). Information and democracy: an examination of underlying assumptions. Journal of the American Society for Information Science, 45(6), 369-85.

Jaeger, P. T. (2007). Information policy, information access, and democratic participation: The national and international implications of the Bush administration’s information politics. Government Information Quarterly, 24(4), 840-859.

Thompson, K. M. (2008). The US information infrastructure and libraries: a case study in democracy. Library Review, 57(2), 96-106.

Visitas:1260

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *