Pensar desde la izquierda para un bibliotecario

Si yo me encuentro aquí es porque creo en el hombre, y creer en el hombre significa creer en su libertad. Libertad de pensamiento, de palabra, de crítica, de oposición – Alexandros Panagoulis (Oriana Fallaci, Un Hombre, 1984)

Este artículo intenta reflexionar sobre la posición de los bibliotecarios ante los temas políticos y sociales que afectan a la sociedad, pero haciéndolo fuera del mito de la neutralidad bibliotecaria, más bien desde la izquierda como una guía ideológica para manifestar una postura ante las injusticias y las desigualdades que día a día se van acrecentado por el avance de las políticas neoliberales, la voracidad empresarial y los mercados globalizados.

En las próximas semanas el ciudadano mexicano estará ejerciendo su derecho al voto, manifestado en las urnas su concordancia ideológica por algún partido político o candidato, o tal vez, por ninguno de ellos. Bajo este escenario, es necesario reflexionar sobre la importancia que tiene la izquierda en la sociedad mexicana debido a las grandes desigualdades sociales y económicas que prevalecen, y que cada día se van acrecentando. Pero también, es importante considerar el valor que tienen los bibliotecarios que se atreven a pensar desde la izquierda.

Muchos consideran que en el escenario político mexicano, sino es que también en el panorama mundial, ya no existe una distinción clara entre la izquierda y la derecha, pues ambas han dado muestras de caminar juntas hacia sus objetivos políticos, sobre todo si las consideras solo a nivel partidista y estatutario. Sin embargo, esa visión queda muy corta porque en el fondo, desde la raíz ideológica de lo que se considera izquierda y derecha, sí hay una distinción clara que no se puede negar porque con son dicotomías muy opuestas.

Hace algunas décadas Octavio Paz afirmaba que sigue existiendo una izquierda y una derecha, solo que debemos verlas fuera de las denominaciones, y analizarlas, más bien, desde las actitudes:

Las denominaciones «izquierda», «derecha» y otras semejantes, no son confiables; sí lo son, en cambio, las actitudes, las ideas y las opiniones. (1990, p. 45)

Las distinciones entre izquierda y derecha, liberal y conservador, y demás designaciones, siguen siendo importantes en el fondo, sobre todo si hablamos de razón, igualdad y justicia como elemento fundamental del pensamiento de izquierda; y de censura, represión, depredación y enriquecimiento elitista acosta de las demás como apología de la derecha.

Monsiváis lo dijo muy claro al definir a la derecha como:

La decisión de pensar por los demás y de ordenarles el comportamiento debido, la usurpación del libre albedrio a nombre de Dios (o de la empresa y el Mercado Libre), la censura y las represiones a cargo de la moral y las buenas costumbres. (2003, p. 3)

Muchos que hablan desde la derecha, incluso sin saberlo, se consideran como los únicos interlocutores de las buenas costumbres, se creen dueños de la vida de las demás personas, de su forma de pensar, de su forma de actuar y hasta de su forma de vivir. Se imaginan como los únicos con el derecho de pisotear a los demás sin importar las consecuencias, se piensan como los omnipresentes de las economías, y hasta creen que eso los legitima para hacer sus atrocidades, y ejemplos de lo anterior existen muchos a lo largo de la historia.

Ante una idea así, la izquierda parece ser el contrapeso ideal, tal como lo menciona Norberto Bobbio:

«[…] frente al abismo que se ha abierto entre el mundo de los ricos y el de los pobres, la idea igualitaria, uno de los grandes motores de la historia humana y en el que la izquierda siempre se ha reconocido en todo el mundo y siempre ha encontrado las razones fundamentales de su contraposición frente a la derecha.» (2004, p. 188)

Obviamente esta idea de izquierda está basada en el conocimiento y en la crítica, no en la idea que muchos tienen de una izquierda reaccionaria, agresiva e intolerante, o que nos quieren hacer ver aquellos que la acusan de radical y desestabilizadora. La izquierda que menciono no es la izquierda de los partidos políticos. Ni mucho menos de aquellos que usan los calzones con la palabra «Pueblo» como bandera populista, pregonando que ellos están de parte de las personas más desfavorecidas. Mi idea de izquierda, es igual a lo que menciona Henri Lefebvre:

La única crítica real fue y sigue siendo la crítica de la izquierda. ¿Por qué? Porque solo se basa en el conocimiento. (1991, p. 130)

Solo hay que revisar el origen de la izquierda. Ésta nace precisamente en el corazón del movimiento de la Ilustración francesa, la cual, si lo queremos ver de esta manera, fue una revolución intelectual que defendió la idea igualitaria de las personas, la verdad, la justicia, la razón y la libertad de pensamiento, derechos que ahora la izquierda sigue considerando como su bandera intelectual.

En la Ilustración, la Razón no es sólo el criterio para pensar el mundo, es también la guía para cambiarlo, para re-pensar, inventar, el futuro (Pipitone, 2007, p. 11)

Ahora bien ¿qué tiene que ver todo esto con nuestro campo bibliotecológico? ¿Por qué  como profesionistas de la información debemos pensar desde la izquierda?

Las bibliotecas y los bibliotecarios a lo largo de los años también han abogado por esos derechos mencionados en los párrafos anteriores. Aunque no lo quieran ver muchos colegas que ahora están más preocupados por su salario, por su estabilidad laboral y por su estatus socioeconómico en el mercado de los servicios de información, la historia misma de las bibliotecas ha sido una lucha en donde la izquierda ha estado presente.

Uno de los teóricos más representativos de la izquierda ha señalado lo siguiente, para todos aquellos que piensan que la izquierda está muerta y que nada tiene que ver con las bibliotecas:

No podemos cortar nuestras vinculaciones con las personas en situación difícil o con grupos sociales en decadencia, porque aquí radica no solo la «base» de la vieja izquierda sino la razón de ser de toda izquierda posible. […] Tenemos que defenderlos y ayudarles a que se defiendan como ciudadanos de esta sociedad, no como la fuerza motriz de un futuro ideal. (Walzer, 1996, p. 128)

El ejemplo más claro de cómo podemos ayudarlos es mediante las bibliotecas públicas, las cuales se han mantenido bajo el lema de igual de acceso a la información, de la libertad de pensamiento y de expresión. Siempre han defendido el derecho a la inclusión social y a la multiculturalidad a través del acceso al conocimiento.

Ahora bien, y que quede claro, pensar desde la izquierda, como bibliotecarios, no significa que vamos a ofrecer  servicios bibliotecarios solo a quienes piensen como nosotros o a desarrollar colecciones sesgadas en temas que se contraponen con nuestra forma de pensar, o cargados hacia una sola ideología política o pensamiento social, eso, por principio ético y profesional, no tiene cabida, pues el desarrollo de los acervos y los servicios siempre debe representar a la comunidad que servimos, a las diferentes formas de pensamiento, independientemente si nos sentimos de izquierda, centro o derecha.

Finalmente, no se trata aquí de decir que votes o prefieras a un candidato o partido de izquierda porque está del lado de la razón o la decencia, obviamente no, se trata de invitarte a reflexionar sobre la sociedad que necesitamos. Sexenio a sexenio vemos cómo existen recortes presupuestarios a la cultura, la salud y la educación. Año con año vemos como la cúpula empresarial se hincha de contratos millonarios mientras que a las universidades públicas les niegan recursos para mejorar instalaciones, contratar más profesores, aumentar la matrícula de estudiantes, y mantener, ya de forma decente, una biblioteca acorde a las necesidades de la comunidad. Pensar desde la izquierda significa defender la razón, la igual de las personas y su derecho a una mejor vida desde el conocimiento que ofrecen las bibliotecas.

Referencias

Bobbio, N. (2004). Izquierda y derecha. Bajo el Volcán, 4(7), 187–190.

Lefebvre, H. (1991). Critique of everyday life. (J. Moore, Trad.) (Vol. I. Introduction). London: Verso.

Monsiváis, C. (2003). “No estamos en contra de las libertades sino de su ejercicio” (Sobre la derecha en México). Debate Feminista, 27, 3–27.

Paz, O. (1990). Izquierda y derecha sesenta años después. Vuelta, 14(168), 45–46.

Pipitone, U. (2007). La izquierda. México, D.F: Nostra.

Walzer, M. (1996). La izquierda existe. En N. Bobbio, G. Bosetti, & I. Arias (Eds.), Izquierda punto cero (pp. 123–130). México: Paidos.

 

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4 comentarios en “Pensar desde la izquierda para un bibliotecario

  1. Victoria Hernández

    Samuel,

    La huida masiva de ciudadanos venezolanos, a causa de las injusticias de su gobierno de izquierda, ¿es una bobada? ¿son tontos y no aprecian lo que sus gobernantes les ofrecen?
    ¿Así como los cubanos, los coreanos, los chino y otros?

    Como profesionales, como personas humanas con ideales-partidos políticos-gustos y disgustos individuales, al mismo tiempo, hemos de identificar los principios eje con los cuales ejercer nuestra misión: liderar, dirigir, invitar, motivar, provocar…el desarrollo humano. Y tales principios tienen que ser de valor universal; es decir, que pese a las particularidades, nadie tenga duda de lo bello-bueno-verdadero que portan. ¿Como cuáles?, como descubrir y mostrar y hablar de la realidad objetiva de las masacres que la historia de la humanidad registra en las naciones antes mencionadas e incluso, en donde tuvo inicio la práctica del «sistema social-comunista» por sus autores, Marx-Engels, la extinta U.R.S.S.

    Así, si a tal realidad le pongo un juicio de valor, considero que en pleno Siglo XXI, quien elige y promueve un sistema de gobierno «de izquierda», por científico que sea, retrocede en la historia de la humanidad.

    En esta carrera requerimos una visión amplia; a veces, ello se consigue viviendo así, con apertura a la vida pero con algo de juicio y criterio de lo que somos y de lo que no somos y para ello, requerimos de nuestra facultad de raciocinio/inteligencia y algo más.

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    1. Samuel Castro-Ponce Autor del post

      Hola Victoria, gracias por tomarte la molestia de comentar este escrito.
      Lamentablemente los gobiernos que dicen ser de izquierda ahora, incluso los de derecha o centro, nunca han entendido el sentido de la izquierda, y con ello, han justificado sus atrocidades. Por su puesto que no estoy de acuerdo con su manera de actuar, y menos con su visión corta de usar el pensamiento de Marx y Engels para su conveniencia y así cometer todas las injustacias que han realizado. En mi parecer, aunque digan que son de izquierda no lo son, la verdadera izquierda no realiza esos crímenes. Mi manera de pensar desde la izquierda no va por ahi, ni mucho menos es la misma de los partidos políticos, del país que sea.

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