¿Nos hemos preguntado sobre los efectos secundarios de las tecnologías digitales en las bibliotecas? ¿Acaso se ha pensado en servicios que busquen alejar genuinamente a las personas de la oblicuidad de las tecnologías digitales? ¿Desde las bibliotecas problematizamos la realidad de la sociedad en que las tecnologías digitales han ocupado espacios antes ‘sagrados’ para la interacción presencial que las relaciones interpersonales demandan?
Son muchas las preguntas que pueden surgir en la relación a establecer entre la concientización sobre las tecnologías con el actuar de las bibliotecas, hasta pensar a veces que no tienen mucho que hacer -las bibliotecas- y que tal vez existan otros agentes más eficientes en problematizar, analizar y encontrar salidas para el bienestar común al momento de usar las tecnologías digitales posicionadas e interiorizadas en nuestras mentes, relaciones y sociedades.
Y es que para iniciar esta discusión y hacerle un seguimiento, hay muchos puntos de acceso a escoger: la privacidad, el detrimento de la capacidad de atención de las personas, la afectación de las democracias, las relaciones interpersonales, la vigilancia constante por parte de estados y corporativos, entre muchas más. Mi propuesta para empezar esta discusión es el bienestar digital, basado en el autocuidado de nosotros mismos, empezando por nosotros mismos.
Por tanto es fundamental empezar desde lo personal para emprender un camino lógico que permita entender el sistema ya instalado desde el cual las tecnologías digitales crecen gracias a nuestra dependencia de los múltiples dispositivos que nos han rodeado exponencialmente sin saber el por qué ha sido así, más allá de muchos éxitos comerciales de los grandes corporativos tecnológicos cuyos diseños han calado en la estética apropiada para nuestro uso. Dicha dependencia ha llevado a hablar de una adicción a la tecnología que nos acosa y debe ser satisfecha, algo que hacemos cada 10 minutos que levantamos nuestro celular a verificar si alguien nos respondió a un mensaje de Whatsapp, si hay un nuevo Trending Topic en Twitter, o simplemente para saber qué hora es. Al respecto hay que ser más reservado, en tanto si llegase a existir una adicción real, estamos hablando de una enfermedad a curar, por lo tanto es un terreno conceptual más complejo y que dejo a la deriva en este post, mas sin embargo me parece que es un tema que merece ser abordado también.
Es en esta realidad en la que pongo a cuestionar de qué manera las bibliotecas están apoyando o contrarrestando este lado negativo del efecto de las tecnologías digitales en la vida de las personas ¿será a través de servicios de información no digitales? ¿de proveer información de concientización digital en formatos innovadores para todos sus lectores? ¿de apuntarle a usar tecnologías digitales que respeten la privacidad de los usuarios y exigirle esto a los proveedores de información? De nuevo, a como empieza este post, me vuelvo a hacer múltiples preguntas que seguro han respondido con acciones en unidades de información alrededor del mundo y que esperaría poder encontrar.
Por ahora, comparto con ustedes un lugar desde el cual pueden empezar, llamado Data Detox Kit, una iniciativa de Tactical Tech (ONG alemana), quien junto a Mozilla, ha venido diseñando contenidos de aplicación inmediata con vía al buen uso de las tecnologías digitales con la finalidad de configurarlas acorde a una vida digital saludable. Principalmente sus contenidos están en inglés, pero están en su proceso de traducción al español y lo podrán conseguir acá.
Allí encontrarán acciones como el desactivar la odiosa funcionalidad por defecto de GPS en los celulares hasta recomendaciones de aplicaciones móviles alternativas a las que usualmente estamos acostumbrados y que más información se llevan de nosotros.
Así que este es un post de inicio para ir profundizando en temas de conciencia, higiene y bienestar digital y los efectos de la tecnología digital en las personas como individuos y como sociedad.
Lecturas recomendadas:
Barron, C., Mele, N., & Moskowitz, M. P. (2019, febrero 13). Our Digital Lives Don’t Need to Make Us Unhappy, Unhealthy, and Unwise. Harvard Business Review. Recuperado de https://hbr.org/2019/02/our-digital-lives-dont-need-to-make-us-unhappy-unhealthy-and-unwise
Eyal, N. (2019, septiembre 13). The Danger of Thinking We’re All ‘Addicted’ to Tech. Wired. Recuperado de https://www.wired.com/story/the-danger-of-thinking-were-all-addicted-to-tech/
Riehm, K. E., Feder, K. A., Tormohlen, K. N., Crum, R. M., Young, A. S., Green, K. M., … Mojtabai, R. (2019). Associations Between Time Spent Using Social Media and Internalizing and Externalizing Problems Among US Youth. JAMA Psychiatry, 1-9. https://doi.org/10.1001/jamapsychiatry.2019.2325
Hola Iván, un gusto leer tu artículo. El tema que has esocogido tiene varias caras y aristas. El debate sobre si es cierto que la tecnología nos distancia o acerca a las personas sigue siendo grande, algunos cuantos opinarán que la tecnología hace que se pierdan las relaciones personales, pero en otros casos otros afirmarán que la tecnología puede acercarte a las personas correctas. El Internet, la tecnología o los dispositivos móbiles en sí mismos no son dañinos, pero todo dependerá del uso dado a la herramienta. Estuve pensando sobre lo planteado en tu artículo sobre cómo las bibliotecas están apoyando o contrarrestando ese «lado negativo» del efecto de las tecnologías digitales en la vida de las personas y se me ocurrió que educando al individuo, primero para fortalecer un pensamiento crítico, y segundo, para darle un uso adecuado a las herramientas. Saludos.
Hola Cleyra, un gusto saludarte.
Gracias por tu comentario. Efectivamente una de las posiciones a asumir desde el rol Bibliotecario es el de la formación a usuarios desde una perspectiva de alfabetización digital (que opino es un concepto de más desgastado en nuestro gremio) que abra las puertas a una mirada integral y crítica del rol de las tecnologías digitales en la cotidianidad más allá del quehacer académico.
Lo que me ha puesto a pensar también este tema con sus variadas aristas, como lo has apuntado tú, es como el bibliotecario y la biblioteca en su forma de ser y hacer puede comunicar sobre las diferentes formas de interactuar (y no-interactuar) con las tecnologías digitales. Ahí creo que está el otro reto bien importante e interesante al tiempo (aparte del de ser agentes de alfabetización digital) de romper con el paradigma tecnológico al que se le ha enfrentado con la implementación un tanto frenética de las tecnologías digitales en los servicios y productos de información a la orden de lo que manda la innovación tecnócrata.
¡Seguimos hablando!