La urgencia de contar con Bibliotecas Resilientes: Introducción

La resiliencia no es un tema nuevo, pero debido a la crisis mundial generada por el COVID ha retomado importancia y es actualmente una de las palabras más buscadas en Google. El concepto ha ido evolucionando, destacando diferentes aspectos como eje fundamental; para este trabajo los aspectos que se retoman son el aprendizaje y las respuestas creativas y productivas ante las situaciones adversas.

A pesar de ser un tema abordado con frecuencia se han difundido relativamente poco, los efectos físicos y psicológicos que se desencadenan en las personas con baja o nula resiliencia, ocasionando que no se tenga presente como potencializador de enfermedades de diversa índole con la correspondiente dificultad que esto representa en el área laboral.

Además de destacar las fuentes y los pilares para desarrollar una personalidad resiliente, se comentarán los factores de protección que propicia la adquisición y desarrollo de ideas, actitudes y conductas resilientes, destacando de manera especial la contraparte, es decir, los factores de riesgo con la finalidad de remediarlos en la medida de lo posible.

Se considera fundamental la atención que cada persona debe poner en su formación, pero debido a que no todo el personal de una organización conoce y reconoce la importancia que en su vida y salud tiene la resiliencia, recae en las organizaciones propiciar dicho desarrollo, ya sea por la intención de buena salud para sus trabajadores o sea por los beneficios corporativos que conlleva el mencionado desarrollo.

Cabe destacar que tener un personal resiliente no es garantía de una Organización Resiliente (en adelante OR), ya que esta tendrá que trabajar en sus propios aspectos para desenvolverse de manera efectiva en tiempos de crisis. De igual forma que en la conceptualización de resiliencia, en la definición de OR se destacan diversos aspectos que van desde la adaptación, la recuperación o el aprendizaje. Es este último factor el que nos permite una construcción más amplia, de tal manera que se pueda intervenir directamente en las variables de las instituciones para consolidarse como una OR.

Debido a que cada organización cuenta con sus características particulares de acuerdo a su función social, el producto que provee, su naturaleza pública o privada, su tipo de liderazgo, su misión y visión, etcétera, las organizaciones bibliotecarias atienden aspectos que le son propios y que solo se ajustan a su realidad, pero al igual que ocurre con el individuo, el ente bibliotecario puede hacer uso de las fuentes interactivas de la resiliencia, es por eso que aquí se propone una forma de declaración aplicada.

Toda vez que se decide alcanzar el status de OR, las bibliotecas se enfrentan a temas específicos que la crisis desatada por la pandemia a puesto de manifiesto, son aspectos que, si bien ya se venían trabajando, ahora requieren de una atención prioritaria, de tal manera que no solo se sobreviva a la adversidad o se adapte a las nuevas circunstancias, sino que se aprenda y a través de la creatividad y la productividad se logre presencia, empoderamiento y desarrollo.

El término resiliencia procede del latín, de resilio (re salio), que significa volver a saltar, rebotar, reanimarse. Es un término comúnmente usado en la ingeniería y que se conoce como la propiedad de los materiales que acumulan energía, cuando se someten a situaciones de estrés, tales como rupturas; estos materiales, después de un momento de tensión, pueden o no ser dañados, y en este último caso, tienen la capacidad de volver a la normalidad.

El término fue introducido a las ciencias humanas por la Dra. Emily Werner quien realizó un estudio longitudinal con duración de 30 años en Kaway, donde observó el desarrollo de 698 niños que se caracterizaron por tener la capacidad de salir adelante a pesar del ambiente nocivo y de vivir en contextos de alto riesgo. En un primer momento llamó a estos niños invulnerables, pero pronto descartó este término para acuñar el término resilientes.

Actualmente la resiliencia se puede definir como la habilidad de los individuos para encarar los problemas de forma positiva y aprender de esas experiencias para obtener una mejor calidad de vida, aprendiendo a responder a los estímulos negativos o situaciones adversas de manera creativa y productiva para él y su entorno.

Cuando un individuo no es lo suficientemente resiliente y permanecen por periodos largos las adversidades, estas generan un estrés agudo, lo que aumenta la liberación de cortisol y al acumularse produce efectos en la salud física como hipertensión, inmunosupresión, osteoporosis, resistencia a la insulina y enfermedades cardiovasculares entre otras; se presentan también efectos en la salud mental ya que activa el locus coeruleus que incrementa a su vez la liberación de norepinefrina que tiene la función de mantener al ser humano en alerta y activar la memoria del miedo, de no restringirse dicha liberación se empezaran a presentar pensamientos intrusivos, hipervigilancia, ansiedad crónica y disfunción cognitiva, similares a los que aparecen en trastornos de estrés postraumático o de depresión mayor. Por otra parte, el perfil químico de una persona resiliente se asocia a la liberación de serotonina y a la nivelación pronta del sistema de locus coeruleus, permitiendo una respuesta más efectiva ante los factores estresantes.

Cabe destacar como los eventos adversos tienen influencia poderosa en el funcionamiento de los organismos, pero lo mismo ocurre a la inversa, se puede entrenar a los organismos para reaccionar de una forma más positiva, con lo cual la liberación prolongada de las sustancias mencionadas se detiene, dicho de otra manera, podemos adquirir habilidades que permitan que el estrés no se dispare o prolongue más allá de lo necesario, es posible adquirir y desarrollar resiliencia.

Fuentes interactivas y pilares de la resiliencia

Resultaba fundamental que se determinara cuáles eran los apoyos a los que recurrían las persona para ser resilientes, es así que Edith Grotberg propone a partir de sus estudios lo que se denominan las fuentes interactivas de la resiliencia:

  • Yo tengo (entorno social)
  • Yo soy (recursos personales intrapsíquicos)
  • Yo estoy (recursos personales intrapsíquicos)
  • Yo puedo (capacidades propias)

De igual manera Aldo Melillo (2007), identificó por su recurrente aparición dentro de sus investigaciones que existen algunas características que comparten las personas resilientes, con base en esto señala que la resiliencia tiene pilares que la identifican:

  • Autoestima consciente
  • Introspección
  • Independencia
  • Capacidad de relacionarse
  • Iniciativa
  • Sentido del Humor
  • Moralidad
  • Creatividad
  • Pensamiento crítico
  • Empatía

Sumado a la propuesta de Melillo sobre los pilares de la resiliencia, Rivera Espino por su parte propone tres pilares más que pueden sumarse: la constancia, la coherencia y la espiritualidad. (Rivera Espino, 2015).

Con esto, podemos hacer alusión que la resiliencia es sostenida por trece pilares que asiduamente se presentan en una persona la cual puede ser denominada como resiliente. Estos pilares tienen una relación muy estrecha entre sí y al procurar su adquisición y desarrollo facilita las conductas resilientes.

Factores de riesgo y de protección

Los factores de riesgo son aquellas circunstancias que aumentan la probabilidad de un desajuste emocional y que amenazan constantemente nuestra estabilidad, estos factores pueden ser parte del individuo o del entorno.

Según los estudios presentados por Rutter (1985), respecto a los factores que son parte del individuo, cabe destacar algunos aspectos.

Los niños y adolescentes con mayor inteligencia enfrentan de manera más eficiente las adversidades en comparación con sus compañeros de escuela ante las mismas adversidades, pero con un nivel de inteligencia más bajo.

El autocontrol permite una mejor interpretación de las emociones de los otros, con lo cual sus redes de apoyo se diversifican, es así que los individuos que no poseen esta característica tienden a aislarse ante los problemas; de igual manera la flexibilidad en las ideas y conductas facilita la adaptación necesaria después de una dificultad grave, un sujeto inflexible se verá atacado en su persona cada vez que el entorno le presente una situación que no encaje con lo esperado.

Los estudios muestran que en cuanto a los factores del entorno que representan un riesgo sobresale el maltrato, el cual puede producir cambios y alteraciones en el desarrollo de la regulación emocional, en la autonomía, en el lenguaje y en la relación con sus pares.

También destaca el estilo de crianza ya que se requiere del apego a uno de los padres para desarrollar una autoestima fortalecida; así mismo la disciplina y el monitoreo propician la adquisición de límites y conductas de mantenimiento; por tal motivo la enfermedad mental de uno o ambos padres es un factor altísimo de riesgo al replicar estilos de conducta propios de una enfermedad.

La violencia del entorno comunitario aumenta la posibilidad de hipervigilancia, de alteraciones en el sueño y de regulación cardiovascular, con lo cual la resiliencia se ve poco favorecida; así como el rechazo o no inclusión de los pares en las actividades propias del grupo al que se pertenece, sea escuela, trabajo, familia o religión, está fuertemente asociado con conductas compensatorias como la hipersexualidad, el abuso de sustancias o el suicidio.

Los factores de protección son aquellos que colaboran con el restablecimiento de la persona, que mitigan el impacto del riesgo, como por ejemplo la autoestima, la sociabilidad a partir de la pertenencia, un proyecto de vida viable, ser parte de una familia, el apoyo social y por supuesto el desarrollo de los pilares antes mencionados.

Resiliencia organizacional (RO)

A través del tiempo se ha ido retomando el concepto de resiliencia en varios ámbitos, las organizaciones no son la excepción, sobre todo por la necesidad de verse protegidas de alguna manera contra las adversidades.

En el documento ISO 22316:2017 “Seguridad y Resiliencia-Resiliencia Organizacional” define la RO como “la capacidad de una organización para absorber y adaptarse en un entorno cambiante, que le permita cumplir sus objetivos y sobrevivir y prosperar”. La norma proporciona una orientación para mejorar la capacidad de recuperación de una organización y lo hace a través de principios, atributos y actividades como un marco de referencia de la resiliencia.

Para Bell (2002) la RO es “la capacidad de la empresa para responder rápidamente a los cambios imprevistos, incluso la interrupción caótica. Es la capacidad de recuperarse y de hecho, de rebotar hacia adelante con velocidad, gracia, determinación y precisión”. por otra parte Marcos y Maculay hacen hincapié en la prevención al definirla como “La capacidad organizacional para anticipar los eventos clave relacionados con tendencias emergentes, adaptarse constantemente al cambio y recuperarse de manera rápida después de desastres y crisis” (Marcos & Macaulay, 2008)

Salanova (2013), destaca el aprendizaje al definirla como la capacidad de la organización para enfrentarse a la crisis, aprender de ella y lograr que sea una organización saludable y productiva, para lo cual establece una serie de variables que favorecen el desarrollo resiliente:

    • Relaciones interpersonales.- Se ve como un factor primario que genera apoyo y confianza para afrontar las situaciones de caos, ya que es especialmente importante conservar las relaciones con los equipos de trabajo durante las adversidades para brindar estabilidad.
    • Autoeficiencia.- Entre más eficiente es un elemento de la organización éste será más resiliente, ya que conservará sus metas firmes y claras a pesar del entorno adverso; de igual manera la organización en su conjunto tendrá que reafirmar sus objetivos para fijar o replantear los caminos a seguir.
    • Emociones positivas.- Son una forma de adaptación que genera recursos perdurables, ya que se buscará la forma de mantener el nicho generador de placer y por tanto se recurre a estrategias creativas y poco convencionales, para conservar la organización fuente de emociones positivas.
    • Recursos laborales.- Cuando existe una distribución equilibrada de los recursos con los que cuenta la organización, entre el personal que labora en ella, permite un mejor proceso de aprendizaje y desarrollo de soluciones o alternativas de crecimiento, ya que se conoce de primera mano la información necesaria sobre dichos recursos.
    • Desempeño.- Los empleados resilientes se desempeñan mejor bajo presión y se conservan firmes ante las amenazas externas. De igual manera las OR prevén los diferentes escenarios de conflicto con sus posibles estrategias de solución, mucho antes de que suceda.
    • Actitud.- La satisfacción y el compromiso que las personas muestran para con su organización, se ve reflejada en la motivación que se observará en los esfuerzos adicionales que se requieren para enfrentar adversidades. Este se considera una variable fundamental para establecer interpretaciones positivas frente a situaciones de caos o riesgo.

Para construir una organización resiliente, Horne y Orr (citados por Salanova. 2013) proponen siete “C”s:

ELEMENTO

CARACTERÍSTICA

Comunidad

Comprensión profunda por parte de toda la comunidad de la finalidad, la visión, la misión y los valores que sustenta la organización

Competencia

Habilidades necesarias para satisfacer las demandas del entorno bajo condiciones normales y extraordinarias.

Conexiones

Red social dentro y fuera de la organización que le permita responder bajo situaciones de presión.

Compromiso

Capacidad de todos los elementos para trabajar en pro de la organización en periodos de cambio y estabilidad.

Comunicación

Destaca el intercambio de información completa y oportuna en periodos de adversidad

Coordinación

Esfuerzos de adaptación de todo el sistema para lograr resultados globales

Consideración

Pensar el factor humano dentro de cada una de las decisiones que se toman para afrontar adversidades o cambios

Tabla 1. Elaboración de las autoras con base en Horne y Orr. El camino a la resiliencia organizacional- una revisión teórica.

Podemos resumir que la resiliencia organizacional tiene que ver con la capacidad de las organizaciones de ver en las crisis las oportunidades para crecer y establecer estrategias para que puedan avanzar siendo más fuertes y productivas.

Ir a la segunda parte de este post

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Bell, M. (2002). The Five Principles of Organizational Resilience. Gartner. 

Carretero Bermejo, R. (2010). Resiliencia. Una visión positiva para la prevención e intervención desde los Servicios Sociales. Nómadas: Critical Journal of Social and Juridical Sciences, 27, 91-103. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=4732087

Grotberg, E. H. (2008). La resiliencia en el mundo de hoy: Cómo superar las adversidades. Gedisa.

International Organization for Standardization. (2017). ISO 22316:2017 Security and resilience—Organizational resilience—Principles and attributes. https://www.iso.org/standard/50053.html

Macaulay, S., & Marcos, J. (2008, noviembre 26). ¿Qué es la resiliencia organizacional? Expansión. 30 julio 2020. https://expansion.mx/manufactura/especiales/bfque-es-la-resiliencia-organizacional

Melillo, A. (2007). Resiliencia, subjetividad e intersubjetividad. En M. Bauer, Resiliencia y vida cotidiana (pp. 57-77). Psicolibros, Waslala.

Monroy Cortés, B. G., & Palacios Cruz, L. (2011). Resiliencia: ¿Es posible medirla e influir en ella? Salud mental, 34(3), 237-246. http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_abstract&pid=S0185-33252011000300007&lng=es&nrm=iso&tlng=es

Navarro Mejía, M. E., y Rivera Espino, M. C. (2010, Noviembre 4). La inserción de la resiliencia en el contexto bibliotecario en México. XV Conferencia Internacional de Bibliotecología. “Panorama de las Bibliotecas y la Información en el bicentenario”. http://www.bibliotecarios.cl/descargas/2010/11/navarro_rivera_resiliencia.pdf

Rivera Espino, M. C. (2015). Manual del curso: Aplicación de la resiliencia en las bibliotecas. DGB-UNAM.

Rivera Espino, M. C. (2016, octubre 21). La resiliencia en las bibliotecas: Un reto para el siglo XXI. XI Jornada Bibliotecológica de Baja California. http://ru.ffyl.unam.mx//handle/10391/5046

Simpson, M. G. (2014). Resiliencia sociocultural: Del «yo puedo» al «nosotros podemos». Editorial Bonum.

TEDx (2013, febrero 21). Claves de la resiliencia organizacional: Marisa Salanova at TEDxCastellón [Video]. YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=_agi_dm0LxM&t=81s

Vargas Pedroza, G. (2019, marzo 10). Resiliencia organizacional, estrategias basadas en mejores prácticas para la supervivencia. Magazcitum. https://www.magazcitum.com.mx/?p=4851

Véliz Montero, F. (2014). Resiliencia organizacional: El desafío de cuidar a las personas, mejorando la calidad de vida de las empresas del siglo XXI. Gedisa.

 


Mtra. Mary Carmen Rivera Espino
Es licenciada en Bibliotecología y maestra en Bibliotecología y Estudios de la Información por la UNAM.
Ha impartido cursos sobre «Resiliencia en bibliotecas», “Ambiente laboral y trabajo en equipo”, «Catalogación», «Métodos de investigación cualitativa», «Recursos de información» y «Organización de la información».
Actualmente se desempeña como profesora de asignatura del Colegio de Bibliotecología y del Sistema de Universidad Abierta y a Distancia /UNAM y es responsable de Intercambio Académico en la Dirección General de Bibliotecas y Servicios Digitales de Información.

Mtra. María Del Rocío Espino Rivera
Es licenciada en Psicología y maestra en Pedagogía, experiencia en neuroeducación, violencia de género, capacitación, psicología clínica, educación y desarrollo humano.
Se desempeñó en el sector salud como terapeuta y psicóloga clínica para instituciones como la CPII (Clínica de Psicología Integral Insurgentes), el PIAV (Clínica Integral de Apoyo a las personas Violadas) y el Hospital Psiquiátrico “José Sayago”. En el sector educativo como orientadora educativa y profesora frente a grupo en Epo-115 (Escuela Preparatoria Oficial del Estado de México), UPEM (Universidad Privada del Estado de México), UPEM-UP (Universidad Privada del Estado de México, Unidad Posgrado) entre otras.
Actualmente es académica de la Dirección General de Bibliotecas y Sistemas Digitales de Información, del Departamento de Desarrollo de Personal de la UNAM.

Visitas:1352

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *