Programas de verano

Los programas de lectura de verano han cobrado popularidad en entornos escolares, académicos y bibliotecarios.  Estos comenzaron en la década de los 1890 como un proyecto educativo para niños en grados escolares (ALA, 2019).  La audiencia que se deseaba impactar eran estudiantes de entornos urbanos quienes no tenían que trabajar en las fincas.  Por lo cual, se comenzó a desarrollar programas de lectura para que éstos se convirtieran en lectores ávidos (ALA, 2019).  En la actualidad, los programas de lectura varían de acuerdo a la institución.  En el caso de los entornos escolares, los estudiantes son asignados textos relacionados al currículo escolar.  En el caso de las bibliotecas, varios programas son desarrollados en centros públicos.  Pues, en varias instancias las bibliotecas escolares cesan operaciones durante el verano al igual que las escuelas que las albergan.

Dentro de los programas de lectura de verano, algunas bibliotecas han creado alianzas con campamentos de verano.  Dentro de dichos programas se han desarrollado actividades como días de juego, lectura de cuentos con familias, charlas, entre otros.  Urban Library Council (2019) ofrece algunos ejemplos de programas educativos de verano.  Dentro de dichas recomendaciones también se encuentran ejemplos sobre cómo medir la efectividad de los programas y los informes de las actividades que llevaron a cabo.

Beth Yoke y Linda W. Braun (2016) señalan que uno de los beneficios de los programas de verano es la oportunidad que estos le brindan a comunidades en desventaja socio-económica.  Según el estudio que ambas bibliotecarias llevaron a cabo muchos de los usuarios jóvenes que participan de estos programas en los EE. UU. Son minorías raciales.  Entre los números que han ido en aumento son la comunidad hispana, quienes entre los años 2000 y 2010 han aumentado a un 39 por ciento.  Las bibliotecas y los ofrecimientos de las mismas son identificados como centros educativos para estas comunidades.  Junto a ello, también se ha identificado que muchas bibliotecas han sido refugio educativos y de ocio para niños sin hogar.  Por lo cual, los programas de verano cobran mayor pertinencia para ellos.

“[T]he integration of activities that is focused on learning overall creates stronger high-quality opportunities to mitigate the summer slide that many families living in poverty face” (Yoke & Braun, 2016).

Algunas fuentes útiles para los bibliotecarios quienes desean desarrollar un programa de verano son:

Este libguide provee artículos con ideas para la implementación y medición de programas.

Ofrece ideas sobre programas educativos y de apoyo.

SU ofrece ideas que pueden ser implementadas a lo largo del año.  Las mismas se pueden llevar a cabo en bibliotecas públicas, escolares y académicas.

Un portal enfocado en programas de verano para bibliotecas.  El mismo contiene temas anuales.

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