Biblioturismo: Quito y el sueño de la biblioteca intercultural

Ya algunas cosas se han publicado acá en InfoTecarios sobre las bibliotecas en el Ecuador: comenzando con el colega Carlos Cartagenova que en su momento nos habló de la profesión y el sector bibliotecario de su país con “Sobre bibliotecología, bibliotecas y bibliotecarios en la Mitad del Mundo (Ecuador)”; también acerca de las consecuencias de la reforma universitaria en el Ecuador y de cómo afecta la formación de nuevos profesionales, en “Manifiesto de los bibliotecarios ecuatorianos al país”; en “Quito y sus bibliotecas” a propósito del aniversario de la ciudad nos mostró la oferta bibliotecaria quiteña; e incluso, nos contó el detalle histórico de “Espejo y el día del bibliotecario ecuatoriano”.

Más adelante, la colega venezolana Ailé Filippi basada en su experiencia ecuatoriana publicó “Ecuador: hacia una política pública en bibliotecas”, y la idea de crear un nuevo Sistema Nacional de Bibliotecas del Ecuador (SINABE). Luego, nuestra amiga Natalie Baur en un recorrido por el mundo bibliotecario ecuatoriano nos compartió “Biblioturismo: Ecuador”. Por último, este año la colega de la casa Mónica Estrada nos ha dejado “La Realidad del Bibliotecario Ecuatoriano, a propósito de su celebración el 21 de febrero”, en el que expresa la falta de apoyo profesional y económico hacia los bibliotecarios del Ecuador. Y más recientemente, el amigo caraqueño Ricardo Enrique Ortíz nos invitó al Webinar “Ñawiriy Wasi: Una aproximación al estado actual de las bibliotecas en el Ecuador, con Eduardo Puente”, una experiencia muy interesante y productiva que ha formado parte de este nuevo viaje que a continuación relato.

Nuevamente, nos ponemos en contexto: es importante aclarar que para un bibliotecario en Venezuela -asalariado como yo- es bastante complicado en estos momentos de crisis nacional realizar un viaje al exterior. Sobre todo, cuando en términos financieros y según las distintas tasas de cambio oficial existentes, mi sueldo podría oscilar entre los US$ 125 y los US$ 3.900; pero en honor a la verdad y a la realidad económica escalofriante que vivimos en Venezuela, en términos del dólar paralelo (que es la mayor referencia para calcular los costos y precios de la mayor parte de los bienes y servicios venezolanos), mi salario real se diluye aproximadamente a unos pocos US$ 31,25 mensuales. ¡Sí! Ha leído bien, lo equivalente a menos del 10% del salario mínimo actual del Ecuador, por sólo dar un ejemplo. Pues, aún con esta primera gran pared al frente y sumándole otros bloques al inmenso muro con la crisis continuada de las aerolíneas y los vuelos internacionales, definitivamente la creatividad criolla es mucho más grande que cualquier frontera que pretenda cerrarse. Y así las cosas, logramos montarnos en el avión ida por vuelta.

El itinerario se extendió desde el sábado 15 hasta la madrugada del lunes 31 de agosto, una estadía de quince días, tiempo más que suficiente para conocer algunas bibliotecas vitales en la ciudad capital de la Mitad del Mundo. En Quito, tuvimos la oportunidad de conocer la Biblioteca Nacional del Ecuador, el Archivo-Biblioteca de la Asamblea Nacional, la Biblioteca Municipal del Centro Cultural Metropolitano y la Biblioteca FLACSO. Acá te cuento cómo nos fue…

Biblioteca Nacional Ecuador

Biblioteca Nacional “Eugenio Espejo”, de la Casa de la Cultura Ecuatoriana (CCE) “Benjamín Carrión”
Por considerarla la más importante, esta fue la primera biblioteca que visité en Quito. La visita la efectué en dos días: en un primer momento conocí el lugar y sus alrededores, tomé algunas fotografías, y fui atendido por el personal de la hemeroteca y la sala de autores ecuatorianos; luego, tuve la oportunidad de ser recibido por su Directora, Katia Flor, con la que sostuvimos una grata conversación, y a su vez, nos facilitó hacer un recorrido mucho más amplio con personal especializado de su confianza.

Una de las primeras cosas que le preguntamos a la colega Katia, fue: Por favor, acláreme algo, ¿cómo es la denominación de la biblioteca? ¿Es Biblioteca Nacional o es Biblioteca de la Casa de la Cultura? Pues, sucede que antes de visitar el lugar nos encontramos que las personas identifican a la Nacional como la biblioteca de la Casa de la Cultura, e incluso, hay quienes llegan a señalar que probablemente existan dos bibliotecas. Pero, finalmente, conversando con la Lic. Flor lo aclaramos todo. Y efectivamente, el hecho de que la Biblioteca se encuentre adscrita a la Casa de la Cultura Ecuatoriana (CCE) desde hace 70 años genera en el imaginario social que esta sea reconocida como la biblioteca de la CCE. La misma idea y servicio de dicha institución está dedicado principalmente a los sectores populares del país, por lo que no es de extrañar que la mayoría de la gente lo vea y lo sienta de esa manera. La amable colega Katia nos decía: es un agradable problema de identidad que tenemos.

Y es que el recorrido histórico del origen, evolución y adscripción de la Biblioteca Nacional del Ecuador resulta ser muy rico, complejo, y por demás interesante. Comenzando por la constitución del primer fondo bibliográfico que data de 1.792, cuando luego de la expulsión de los jesuitas, la biblioteca colonial del Colegio Máximo de San Ignacio de Loyola de la Compañía de Jesús –una de las más importantes de toda América del Sur- pasó a conformar la primera biblioteca pública del país, que dicho sea de paso tuvo a Don Eugenio Espejo como su primer bibliotecario. Cuarenta y seis años más tarde, a inicios de la República (1.838), se cambió su denominación por primera vez a “Biblioteca Nacional”. Luego, la Biblioteca se incorporó a la colección de la Universidad Central de la República (1.859), más adelante, fue dividida y transferida a otra sede bajo la administración de la Academia Ecuatoriana de la Lengua (1.903), y más tarde pasó a depender del Ministerio de Educación hasta que fue adscrita a la CCE bajo su Ley de creación (1.945).

Nos confesaba Katia que la adscripción de la Biblioteca Nacional, hasta cierto punto, ha representado un obstáculo para su crecimiento, desarrollo y autonomía institucional; sin embargo, también reconoce el esfuerzo humano que se ha hecho en la actual gestión de la CCE, encarnado por la labor de su presidente en funciones, el escritor Raúl Pérez Torres (2012-2016). Dicho reconocimiento pasa por el alcance que ha tenido el apoyo a diversos proyectos de la Biblioteca: iniciando con la actualización de los procesos estandarizados, la migración de datos desde el sistema de gestión documental SIABUC al nuevo software KOHA, pasando por el desarrollo de una Biblioteca Digital Ecuatoriana y, finalmente, el impulso para la configuración de una Red Nacional de Bibliotecas Públicas en el Ecuador, desde la propia Biblioteca Nacional a través de 14 núcleos provinciales de la CCE siendo la de Quito la casa matriz.

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Una de las principales fortalezas de la Biblioteca Nacional del Ecuador la encontramos en sus fondos, cerca de 200.000 libros entre materiales bibliográficos, hemerográficos y no bibliográficos. El más importante de todos, el Fondo Jesuita: más de 8.000 volúmenes, en su mayoría, impresos en Europa que datan de los siglos XV al XVII, y que tuvimos la oportunidad de observar en medio de un proceso de actualización y registro de la colección. ¡Un privilegio de pocos minutos que no olvidaremos! El otro fondo fundamental es el de Autores Ecuatorianos, de incalculable valor histórico para el país, compuesto por varios subfondos: Fondo Ecuatoriano Republicano 1 (anterior a 1.950), Fondo Ecuatoriano Republicano 2 (de 1.951 hasta la fecha), Fondo de Documentación Científica, Archivo Histórico, Fondo Bolivariano, Publicaciones Menores y Efímeros, y Fondo de Materiales Audiovisuales. Complementan los fondos la Hemeroteca Nacional, una colección General y otra de Referencia.

Para mayor información de otros Proyectos, gestión y servicios que lleva adelante en estos momentos la Biblioteca Nacional, visite: Proyectos Biblioteca Casa de la Cultura Ecuatoriana. Agradecimientos totales a su Directora Katia Flor por habernos recibido, a la especialista Bertha Novoa por contarnos los aspectos históricos, al amigo Jorge por mostrarnos de forma entretenida los espacios de la biblioteca y al resto de su personal por las muy buenas atenciones brindadas.

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Archivo-Biblioteca de la Asamblea Nacional
A la salida de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, a unas pocas cuadras caminando, encontramos la sede de la Asamblea Nacional del Ecuador. Allí, nos identificamos en la puerta principal e inmediatamente nos dieron acceso para ingresar al edificio. Y una vez adentro, en el pasillo izquierdo del hall y luego a mano derecha observamos detenidamente la entrada identificada con el nombre “Archivo-Biblioteca”. Debo reconocer que para mí fue bastante atípico ver dicha denominación, -hasta ahora- para mí, la primera vez que sucede que ambas unidades se presentan como una sola.

Y de eso se trata, una unidad de colecciones múltiples que incluye archivo, biblioteca y adicionalmente un departamento de análisis legal. A mi modo de ver, los fondos se encuentran muy bien distribuidos comenzando con la biblioteca que tiene una forma de almacenamiento, también, bastante atípica: con estanterías móviles que permiten un uso más eficiente de los espacios y que con el mobiliario necesario se puede recuperar físicamente mucho más rápido la información de acuerdo a su ubicación. A pesar de que los colegas del lugar no estén totalmente contentos con dicha distribución, pues les resulta incómoda y, además, reclaman el hecho de que poco a poco les han restado espacios al recinto que inicialmente estaba planificado con tres niveles pero que por decisiones administrativas (legislativas), ahora solo cuentan con dos de ellos.

Al margen de esa situación doméstica, el Archivo-Biblioteca se muestra como una unidad de información moderna que incluye una buena cantidad de computadores y puestos de trabajo a los usuarios-ciudadanos que la visitan. No deja de llamar mi atención los contrastes entre la estructura moderna y algunos mobiliarios de vieja data, incluidos una buena cantidad de aparatos que conforman una especie de museo en el pasillo que da la entrada al lugar. Gran parte de la iluminación es natural gracias a un techo de vidrio, digamos, semi-descubierto y que hace las veces del valor de la transparencia que debiera privar en tan importante institución gubernamental.

El Archivo administra un gran fondo documental que está compuesto por originales en un volumen aproximado de mil metros lineales, y que incluye desde series de la Real Audiencia de Quito y la Gran Colombia, Actas de las sesiones del Congreso desde 1830 expedientes de Leyes y Decretos, auténticos de todas la Constituciones de la República con las Actas de sus debates y demás documentos de respaldo, hasta un Archivo sonoro en versiones digitales y magnetofónicas del audio de las sesiones del Congreso desde 1960, comunicaciones en general, etc., entre otros. La Biblioteca es de carácter humanístico y está especializada en el área del derecho y las ciencias jurídicas, que incluye información bibliográfica, hemerográfica, de autoridades de la legislatura, información de la prensa nacional en diversos soportes electrónicos y material de uso frecuente para la Asamblea Nacional.

Por su parte, el departamento de análisis legal realiza el procesamiento completo de la legislación ecuatoriana desde 1830 hasta la presente fecha con una base de datos denominada Clave e Índice de la Legislación Ecuatoriana (CILE). Además, forman parte de la base de datos internacional GLIN, conformada por la mayor parte de parlamentos a nivel mundial con la legislación histórica y vigente de la normativa legal de cada país. Todos estos fondos se apoyan en un área de digitalización para mantener actualizados los formatos y lo más accesible que se pueda toda la documentación con que se cuenta.

Adicionalmente, la unidad cuenta con servicio interbibliotecario, estantería abierta para sus usuarios internos, servicios de alerta a través de un boletín vía correo electrónico, servicio de internet para todo el público en general, y un servicio de investigación legislativa. Para mayor información, visite el espacio del Archivo-Biblioteca en el sitio web de la Asamblea Nacional ecuatoriana.

Biblioteca Municipal CCM

Biblioteca Municipal del Centro Cultural Metropolitano
El Centro Cultural Metropolitano está ubicado en el hermoso Centro Histórico de Quito, el día que lo visitamos habíamos planificado un pequeño tour que incluía a las bibliotecas eclesiásticas tan interesantes que menciona Cartagenova en uno de sus escritos. Pretendíamos conocer la Biblioteca de la Iglesia de la Merced, la del Convento de San Francisco y la de la Iglesia de Santo Domingo; sin embargo, no fue posible, en la primera no nos atendieron, la segunda se encontraba en etapa de restauración y la última sencillamente no está abierta al público. Una lástima, nos habíamos entusiasmado.

Pero, a decir verdad, la visita a la Biblioteca Municipal significó una maravillosa alternativa. En primer lugar, porque solamente recorrer la estructura del edificio es una aventura histórico-arquitectónica y de deleite visual y, segundo, que agrada verse uno sorprendido por la cantidad de servicios y la diversidad en la oferta cultural que tienen programada para la ciudadanía, de la mano precisamente del Centro Cultural Metropolitano.

La Biblioteca Municipal “Federico González Suárez” es –me atrevo a asegurar- la biblioteca pública más importante del centro de la ciudad, por no decir de toda Quito. Conformada por un fondo de aproximadamente 70.000 volúmenes en diversas materias, principalmente, ciencias exactas, ciencias sociales, ciencias naturales, entre otros, es la preferida de los estudiantes de educación media. Cuenta con un total de 13 salas especializadas, incluyendo una amplísima sala de lectura a la entrada del recinto con al menos 96 puestos. Tiene un segundo nivel en el que funciona buena cantidad de puntos de acceso a internet, áreas de formación, cursos y talleres, y algunas de las salas. Sus usuarios pueden tener acceso a los registros de sus colecciones a través de un catálogo en línea (OPAC) de la «Red Metropolitana de Bibliotecas«, patrocinado por el Centro Cultural Metropolitano.

Desde el punto de vista histórico la Biblioteca Municipal cobra gran importancia debido a que entre sus colecciones cuenta con el denominado Fondo Antiguo “Luciano Andrade Marín”, constituido por 10.000 volúmenes con joyas comprendidas entre los siglos XVI y XX. Además, hay que decir que el edificio que alberga la biblioteca y es sede del Centro Cultural Metropolitano data del año 1.597 y era el complejo en el que inicialmente funcionó el Colegio Máximo jesuita (seminario), hasta la expulsión de la Orden de la Compañía de Jesús en 1.767. Y adicionalmente, en el contexto actual en cuanto a lo que representa el Centro Histórico para la ciudad, la Biblioteca –si se quiere- tiene una ubicación privilegiada, ya que se sitúa justo al lado del Palacio de Carondelet (sede del gobierno y residencia presidencial) y diagonal a la Plaza Grande o Plaza de la Independencia, escenario sumamente representativo y simbólico del poder en Quito.

Biblioteca FLACSO

Biblioteca FLACSO
Por último, y no por ello menos importante, la agenda tenía apartado para nosotros una visita muy especial. La de la Biblioteca de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), un edificio de siete pisos destinado a la investigación, la docencia y los estudios de cuarto nivel. Una biblioteca universitaria con casi 10.000 m2 de infraestructura, con un diseño arquitectónico innovador y bajo un nuevo concepto de una biblioteca moderna asumida como centro cultural.

Allí estuvimos inicialmente para participar en el Webinar “Ñawiriy Wasi”, junto al director de la Biblioteca, profesor Luis Eduardo Puente Hernández, entrevista organizada y dirigida por el colega y paisano Ricardo Ortíz para InfoTecarios. Lamentablemente, detalles técnicos y muchos imprevistos impidieron transmitir y registrar correctamente la enriquecedora conversación que se sostuvo en directo con el profesor Puente. La vida y los espacios para la bibliotecología del Ecuador seguramente nos compensarán en el futuro, es justo y necesario.

Luego, poco antes de regresar a Venezuela, tuvimos la oportunidad de recorrer casi por completo toda la biblioteca. Nos deleitamos subiendo cada nivel: desde el área de referencia, pasando por los dos pisos que componen la colección general, el área de trabajos de grado, hasta llegar a la hemeroteca y zona de recursos multimedia. ¡El edificio cuenta con ascensores exclusivos para los usuarios! Aún con esto a favor, decidimos subir por las escaleras y disfrutar de la hermosa vista que proporciona cada piso a través de sus amplios ventanales, en especial, la del Cerro Pichincha que fotografiamos en cada nivel.

El mobiliario es sumamente cómodo y accesible, está acompañado de distintos espacios para la lectura, el trabajo individual y en equipo, e incluso, para el descanso. Tiene múltiples puntos de conexión para consultar el catálogo de acceso público (OPAC) y, además, conectividad Wi-Fi libre en todo el edificio. Cuenta, también, con una sala de cine, auditorio, salas de conferencia y hasta cafetería. Fue de mi enorme agrado la campaña de reciclaje en todos sus espacios con la recolección separada de los desechos y los eslogan “No vivas para consumir, reduce para vivir” y “Más vale la basura clasificar que la Tierra contaminar”, una ventana a la cultura verde.

Biblioteca FLACSO espiral

Desde el mismo momento en que se ingresa al edificio se hace inevitable observar su espacio central o medular, una estructura arquitectónica abierta en todos sus niveles hasta la zona superior que ofrece en su punto más alto un techo transparente que brinda iluminación natural y adicionalmente el lugar al que más apuntan las cámaras de sus visitantes. ¡Son muy famosas las fotos allí! En esa especie de cilindro de la información o eslabones del conocimiento, para la imaginación y el disfrute de quién la aprecia en prácticamente cada piso.

La visita a la Biblioteca FLACSO además de motivarnos y movernos a creer y confiar en que lo que hacemos como profesionales tiene aún más sentido y puede alcanzar criterios de calidad enormes; nos permitió conocer a su director Eduardo Puente –dicho sea de paso, presidente de la Asociación Nacional de Bibliotecarios Ecuatorianos– y compartir con él nuestra visión de la biblioteca pública latinoamericana, sus avances, sus retrocesos, sus retos, su futuro cada vez más presente. Esto, gracias a que el profesor Puente ha sido el único que en su país ha logrado investigar a profundidad la situación de las bibliotecas públicas ecuatorianas. Muestro de ello, lo representa su libro: “Biblioteca pública, democracia y buen vivir: aportes para la definición de políticas en Ecuador”.

Allí plantea la necesidad de desarrollar una biblioteca intercultural, asumiendo a la biblioteca como un espacio generador de prácticas sociales a partir de elementos fundamentales como la inclusión, la participación, la compensación y el diálogo, componentes de la diversidad cultural. Me consta tanto en la lectura de su texto como en las pequeñas conversaciones que sostuvimos, que él y muchos de sus colegas ecuatorianos persiguen ese objetivo: el sueño de darle un lugar propio y relevante a la biblioteca pública con el fin de propiciar el encuentro intercultural en democracia, ése que apunte sin más ni menos hacia la transformación social. Es un sueño que compartimos, esperemos verlo materializado.

Momento Puente

Sólo me resta invitarlos a ver el resto de las fotografías de este nuevo viaje, en el Álbum Público que hemos habilitado en nuestra cuenta Facebook para tal fin. ¡Que lo disfruten! Nos vemos en otro recorrido bibliotecario.

@rennygranda

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