Bibliotecas y ruido II

      1 comentario en Bibliotecas y ruido II

Saludos. Luego de tres meses fuera estoy feliz de volver a la Gran Familia que conforma el grupo de Infotecarios. Gracias a todos.

Party in the libraryVolvemos con el tema tortuoso de las bibliotecas, el ruido. Las bibliotecas han evolucionado, están evolucionando y recibiendo nuevos usuarios en combinación con los no tan nuevos. Con este panorama las bibliotecas tienen que proveer ambientes adecuados para toda clase de usuarios.

De acuerdo a la UNESCO, la biblioteca,…,  proporciona información e ideas que son fundamentales para desenvolverse con éxito en nuestra sociedad contemporánea, basada en la información y el conocimiento. Proporciona a los alumnos competencias para el aprendizaje a lo largo de toda su vida y contribuye a desarrollar su imaginación, permitiéndoles que se conduzcan en la vida como ciudadanos responsables. Algunas de las responsabilidades con las que debe cumplir la biblioteca, son prestar apoyo a todos los estudiantes para la adquisición y aplicación de capacidades que permitan evaluar y utilizar la información, independientemente de su soporte, formato o medio de difusión, teniendo en cuenta la sensibilidad a las formas de comunicación que existan en la comunidad; facilitar el acceso a los recursos y posibilidades locales, regionales, nacionales y mundiales para que los alumnos tengan contacto con ideas, experiencias y opiniones varias; ofrecer oportunidades para realizar experiencias de creación y utilización de información a fin de adquirir conocimientos, comprender, desarrollar la imaginación y entretenerse y respaldar el currículo académico.

Las bibliotecas académicas son el centro de la comunidad universitaria, apoyando el currículo de la misma. De igual forma las bibliotecas académicas apoyan los procesos de enseñanza, aprendizaje e investigación que se desarrollan en las Universidades. Las bibliotecas académicas son importantes por diversas razones entre las cuales podemos mencionar: su gestión diaria apoya el cumplimiento de la misión de la Universidad, la calidad y variedad de sus recursos y servicios ayuda a la retención estudiantil, es el lugar donde más tiempo “gastan” los estudiantes y para los estudiantes sub graduados, la biblioteca es el centro de su actividad educativa y de su experiencia de vida universitaria. Como parte de estas razones, la biblioteca al ser el lugar donde más tiempo “gastan” los estudiantes, es también el lugar donde más se congregan los mismos. Tomando en consideración a los estudiantes de la nueva generación, (“millenials”) que son los más educados, “una generación que no pide permiso, que solo informa” (Fonseca, 2003) y pueden hacer muchas cosas a la misma vez, la biblioteca se convierte en un crisol de generaciones, actitudes, servicios y energía que convergen a la misma vez, provocando situaciones que pueden causar alegrías, molestias o incomodidades, tales como el ruido.

La problemática del ruido en las bibliotecas es un tema que se discute en el campo de la bibliotecología y las ciencias de la información con cierta frecuencia, esto debido al cambio del paradigma de las bibliotecas como recintos del silencio por las bibliotecas como centros de aprendizaje. De acuerdo a Elizabeth Valoe del Proyecto 3600 “Steelcase” la biblioteca se está convirtiendo en un lugar clave fuera del salón de clases donde la pedagogía constructivista juega como los estudiantes aprenden a analizar información y crear nueva información, a menudo con el trabajo en grupo. Tisdale, (1997), lamenta la invasión del ruido en las bibliotecas y como usuarios han dado por normal este asunto. Shoham y  Shemer-Shalman (2003), mencionan en su estudio que el asunto del ruido demarca los espacios ambientales de la biblioteca e incluso las preferencias de acomodo de sus usuarios.  Barnello (2008, citado en Bell, 2008), entiende que las bibliotecas están obligadas a proveer áreas para el estudio tranquilo, y establecer políticas de servicio para satisfacer las necesidades de todos los usuarios, tomando en consideración sus necesidades, estilos de aprendizaje e incapacidades.

De acuerdo a la literatura consultada en una biblioteca debe imperar un nivel de ruido de entre 30 a 40 decibeles. Ya cuando un individuo debe levantar su tono de voz para lograr ser escuchado se cae en un nivel de ruido no permitido en una biblioteca. Si tomamos en consideración la siguiente tabla, cada área de la biblioteca, aun las que se les pueda considerar más ruidosas, como el área de computadoras, no debe sobrepasar la medida establecida.

Tabla II. Medida de ruido (en decibeles) por áreas en las bibliotecas.

Niveles de ruido en las bibliotecas

Tabla tomada de: Acoustic for Libraries

 

De acuerdo con Bell (2008) la problemática de ruido en las bibliotecas es una que debe ser aceptado por los directivos de las bibliotecas, y las mismas no están solas al momento de combatir la situación. La literatura profesional provee consejos, estrategias y alternativas de soluciones que se desarrollan en las bibliotecas académicas de la nación estadounidense y del mundo. Estrategias tales como rotulación de áreas, ofrecer a los usuarios números para el envío de mensajes de texto para denunciar situaciones de ruido, hasta la designación  de áreas específicas sin señal para el uso de la tecnología  para lograr áreas estudio silencioso.  El asunto del ruido en las bibliotecas académicas, es un asunto de proveer un balance adecuado, pues aunque hay usuarios que aceptan como normal el ruido, hay usuarios que ven a la biblioteca como el único lugar donde es silencioso y tranquilo para estudiar (Bell, 2008).

Referencias

Bell, S.J. (2008). Stop having fun and start being quiet: noise management in academic library.

Proyecto 3600 “Steelcase”. (2014). Making noise in the library.

Salter, C. (1998). Acoustic for libraries.

Shoham, S. & Shemer-Shalman, Z. (2003). Territorial behavior in the school library. School libraries worldwide, 9(2).

Tisdale, S. (1997). Silence please: the public library as entertainment center.

UNESCO. (s.f.). Manifiesto UNESCO/IFLA sobre la biblioteca escolar.

 

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Un comentario en “Bibliotecas y ruido II

  1. Alejandro

    Yo, como usuario de biblioteca, sufro el problema del ruido y ciertamente podemos hablar (desde mi perspectiva) de un problema «generacional» ya que los que más ruido hacen son justamente los adolescentes que parece que simplemente por sentar su trasero allí asimilan todo el conocimiento que necesitan, pero se aburren y empiezan a parlotear y a jugar. No sólo eso, que si se les llama la atención se indignan.

    Bien, yo me pregunto, ¿acaso no tienen unos padres o tutores que les hayan enseñado civismo? Pudiera parecer que no.

    Resumiendo, el problema no lo puede atajar el personal de la biblioteca (puede tomar medidas, claro, pero tarde o temprano los ruidosos reaparecerán) sino que es un problema social que tiene difícil solución.

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