Opinión| “Apuntes para un análisis situacional de las bibliotecas en Ecuador”.

Luis Eduardo Puente | Foto: Ricardo E. Ortiz

Si algo ha caracterizado a la acción del Estado en Ecuador, respecto a las bibliotecas y centros de documentación, ha sido la incomprensión y desconocimiento de las potencialidades de estos servicios culturales y educativos de gestión de la información y el conocimiento, por parte de las autoridades en franca contradicción con lo que señala el Plan del Buen Vivir 2013-2017.

Lo cierto es que en la acción estatal sobre la materia existen vacíos y ausencias; ausencias de políticas públicas, vacíos de legislación especial, ausencia de un ente coordinador y vacíos de lineamientos y directrices que orienten la actividad bibliotecológica en el país.

El único organismo que agrupaba a las bibliotecas públicas de provincias y bibliotecas comunitarias del sector rural y urbano marginal, el SINAB, (Sistema Nacional de Bibliotecas) fue liquidado sin mayores explicaciones.

Cierto que en estos días se encuentra para aprobación de la Asamblea Legislativa, la Ley Orgánica de las Culturas, en donde si bien se menciona a las bibliotecas como parte integrante del subsistema de la memoria, y se hace referencia a la creación del Sistema Ecuatoriano de Bibliotecas, ?que fue parte de la propuesta de la Asociación Nacional de Bibliotecarios Eugenio Espejo? no se recoge la integralidad de dicha propuesta, quedando muy limitada la normativa sobre bibliotecas en el cuerpo normativo al que nos hemos referido.

En la práctica las bibliotecas en Ecuador, mantiene lamentables limitaciones presupuestarias, de infraestructura y de profesionalización.

La mayoría de bibliotecas no manejan sus propios presupuestos, ni siquiera la Biblioteca Nacional, estos dependen de las instituciones a las que se hallan adscritas. No hay prioridad en inversiones para bibliotecas, mucho menos en épocas de crisis como la actual, en donde son las bibliotecas una de las primeras entidades que sufren recortes presupuestarios.

La infraestructura de gran parte de bibliotecas no es la adecuada y además es insuficiente, sobre todo en equipamiento y tecnología, sumado esto a colecciones desactualizadas.

Sobre la profesionalización, es insuficiente, cerca del 70% de bibliotecarios son empíricos. No hay oferta académica suficiente en la modalidad semipresencial para los bibliotecarios que trabajan.

Si a todo ello se suma las limitaciones en la gestión bibliotecológica, que reduce la actividad de las bibliotecas a las áreas de circulación y de procesos técnicos, el panorama se complica.

Sin embargo, existen esfuerzos aislados que obedecen a lógicas diferentes, una muestra es el caso de buen número de bibliotecas universitarias que, gracias a las evaluaciones que se realizan, para la acreditación de carreras, han determinado que las autoridades universitarias miren la necesidad de invertir en las bibliotecas, actualizando colecciones, equipándolas en debida forma y respaldando la gestión interna, ciertamente no son todas.

En el caso de bibliotecas escolares, hay buenas bibliotecas, son muy pocas, pero las hay, cuentan con el respaldo de las autoridades de los centros educativos, la mayoría son privados.

Esfuerzos aislados de promotores de bibliotecas con mística que a contrapelo de las ausencias y vacíos de la acción estatal trabajan denodadamente en bibliotecas comunitarias, ciertas bibliotecas públicas, bibliotecas infantiles, etc.

*Luis Eduardo Puente.

Abogado egresado de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador e Ingeniero en Bibliotecología y Ciencias de la Información egresado de la Universidad Cristiana Latinoamericana. Master en Estudios Latinoamericanos por la Universidad Andina Simón Bolívar. Diplomado en Antropología Jurídica por FLACCSO – Ecuador. Fue Sub-Secretario de Cultura y Secretario General del Consejo Nacional de Cultura. Director Ejecutivo del SINAB y Director de la Biblioteca FLACSO – Ecuador. Actualmente es el Presidente de la Asociación Nacional de Bibliotecarios Eugenio Espejo del Ecuador.