La problemática del ruido en las bibliotecas

Hace unos días, preguntaba a mis colegas de Infotecarios, como trabajaban con la problemática del ruido en sus bibliotecas. Hice esta pregunta en días de exámenes finales antes de las vacaciones de Navidad y es lógico que en esos días, los estudiantes estén ansiosos, nerviosos y ruidosos.  Tenemos la idea de que las bibliotecas son recintos sagrados, donde hay que caminar sigilosos, hacer silencio y los bibliotecarios solo hacen shhhhh.  Ahora bien, ¿donde nace esa idea del shhh eterno en las bibliotecas?

Shhh

    “Ordenar bibliotecas es ejercer de un modo SILENCIOSO el arte de la crítica”

Jorge Luis Borges

La palabra «biblioteca» proviene del latín bibliothēca, que a su vez deriva del griego βιβλιοθήκη (‘bibliothēke’), la cual está compuesta por βιβλίον (‘biblíon’ «libro») y θήκη (‘théke’ «armario, caja»). Es decir, hacía referencia al lugar donde los libros eran guardados.  En los tiempos egipcios, griegos y romanos comenzaron a desarrollarse las bibliotecas (más bien archivos) como lugares donde se albergaba el conocimiento en forma de papiros, pergaminos y códices. Cuando se llega a la Edad Media, debido a las guerras con los bárbaros, la caída del Imperio Romano y en virtud de proteger el conocimiento, las bibliotecas fueron «mudadas» a los monasterios donde se custodiaba la cultura cristiana y los restos de la cultura clásica. Como sabemos, algunos monasterios tienen entre sus actividades y normas, la fiel obediencia, la meditación y la oración, en esos tiempos ubicados en lugares apartados con la creencia de que los mismos, ayudan a la concentración y comunicación directa con Dios.

Vemos como la cita utilizada previamente asocia biblioteca con silencio… y se perpetua la idea de las bibliotecas como recintos de paz, del saber y de la bola de pasto que atraviesa los pueblos vaqueros fantasmas en las películas. Damos un gran salto y llegamos a los tiempos actuales, donde las bibliotecas burbujean con las combinaciones perfectas para explosiones cósmicas. Grupos de estudiantes subgraduados y bulliciosos, con aromas de juventud y energías de sol naciente, por otro lado tenemos a los investigadores y  estudiantes graduados, los cuales casi siempre necesitan ese espacio de paz, silencio y ambiente de monasterio de edad media. Tercer elemento de la combinación, la tecnología que por donde quiera se cuela, laptops, tabletas, teléfonos celulares, ALARMA!!! Internet nos invade!  Y si queremos agregar elementos, pues pensemos en los cortes o disminución del recurso humano en las bibliotecas, en total desprecio por las normativas (estándares) de la profesión, los cuales establecen una proporción entre cantidad de estudiantes y bibliotecarios, pero eso, mejor adjudicarlo a «la crisis«.  Pues luego de ese cóctel, ahora resulta que tenemos problemas por el ruido. Ruido en las bibliotecas! casi tragedia! casi sacrilegio!

De acuerdo a Howard (2012), las bibliotecas ya no son los templos del silencio académico que antes eran. Las bibliotecas han evolucionado debido a las tendencias pedagógicas tales como el trabajo colaborativo, la entrada y acopio en las mismas de la tecnología y la respuesta a peticiones de los usuarios, creando espacios de aprendizaje colaborativo donde la tecnología pueda ser incorporada a la misma vez. Más sin embargo los mismos estudiantes han sido los peticionarios y reclamantes de la vuelta del silencio en las bibliotecas. Gavillet (2011), señala que de acuerdo a un estudio de caso que realizó entre estudiantes usuarios de la biblioteca de la Universidad de Newcastle en Inglaterra, los estudiantes manifestaron el deseo de menos ruido y distracciones cuando ellos están estudiando y haciendo uso de las facilidades. Incluso estudiantes participantes en el estudio de Gavillet (2011) expresaban la necesidad de espacios de cero tecnología, en los cuales pudieran hacer uso de un espacio totalmente silencioso, sin interrupciones de alguna índole.

En la biblioteca donde trabajo, los estudiantes han manifestado por variados medios tales como, conversaciones con el personal, conversaciones con la administración, comunicaciones escritas y en las redes sociales tales como Facebook, la molestia que les causa a ellos el problema del ruido en la biblioteca. Ante estos reclamos, la administración ha solicitado más cooperación al personal que trabaja en la misma. El personal indica que ellos solos no pueden hacer todo el trabajo, indicando que son pocas personas para trabajar con un área extensa con un arreglo físico de áreas y materiales complejo, lo que propicia un ambiente de estudio e investigación menos silencioso. En ocasiones sugieren a los estudiantes el uso de otras áreas para estudiar, pero los estudiantes se preguntan, ¿porque no puedo trabajar aquí, donde estoy cómodo? ¿porque me tengo que mover?

Como bibliotecaria, me pregunto, ¿qué podemos hacer para trabajar con el problema del ruido, sin olvidar las necesidades y estilos de estudio de cada cual?  Haciendo una búsqueda rápida en la Internet, encontré que la Biblioteca de la Universidad de Zaragoza tiene una Campaña a Favor del Silencio en la Biblioteca, vi que había una biblioteca en los Estados Unidos que identifican las áreas con semáforos de transito donde cada color significa los niveles de ruido que se pueden hacer por área y no dudo que hayan otras ideas. En mi caso en particular, (manejo un área especializada) he logrado el silencio necesario para satisfacer las necesidades de estudio de mis usuarios con una combinación de factores. Apelo al silencio, al respeto al derecho al estudio, rotular, a veces intimidar funciona… paseos por la sala de estudio, dialogo con los alborotadores, llamar a seguridad (es lo menos que pasa  :lol:) cada caso es particular.

Ante esta problemática y/o situación, a mi entender se hace necesario auscultar el sentir de los estudiantes respecto al ruido en las bibliotecas y que sugieran posibles soluciones , (b) conocer qué visión de la biblioteca tienen los estudiantes (es un lugar para estudiar o es un lugar para dormir, encontrarme con mis amigos, etc.), (c) estudiar la cultura que se vive en la biblioteca (a mi entender cultura de estudio o cultura de plaza pública), (d) auscultar posibles propuestas de estrategias por parte de los empleados y la administración y (e) conocer el sentir de la administración de la biblioteca respecto a las medidas propuestas por los grupos involucrados en pro de un ambiente adecuado de estudios e investigación.  Esas son mis ideas, pero sería sumamente interesante que compartieran con nosotros, las estrategias que utilizan, como palean con esa interacción usuario – usuario, usuario – bibliotecario, ambiente de estudio adecuado para usuario.

BibliotecariaMeme

 

Referencias

Gavillet, E.L. (2011). The “just do it”approach to customer service development: a case study. College and Research Libraries.

Howard, J. (2012). At libraries, quiet makes come back. Chronicle of Higher Education, 58(41).

Wikipedia. (2014). Biblioteca.

Wikipedia. (2013). Monasterio.

 

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2 comentarios en “La problemática del ruido en las bibliotecas

  1. Oier

    Interesante artículo.
    Se podría hablar tambien sobre las bibliotecas municipales o para todos los públicos, donde el ruido es constante. Hay gente que los días de lluvia acude a ellas a hablar y pasar el rato, ya que las cafeterías son caras y en la calle se mojan, y casi nadie apaga sus móviles (muchos tienen conversaciones con ellos dentro de la biblioteca y hay que llamarles la atención constantemente) y las secciones infantiles son verdaderos campos de batalla, donde muchos padres hacen ver a sus hijos que son sitios para jugar. En resumen, una verdaera jungla de ruidos.

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