La paradoja de la sociedad de la información: la desinformación

Img_ThelmaEn la era de la información, como nunca, en algún otro punto de la historia de la humanidad, tenemos un cúmulo casi infinito de información. Esto se veía venir desde décadas atrás; en 1935, el visionario Ortega y Gasset (i), advertía ya, que la gran abundancia de información, específicamente del libro se estaba convirtiendo en un problema grave para los usuarios y que ello llevaba a estos a leer rápido y mal, y pronosticaba que si ello seguía al mismo ritmo esto sería “pavoroso” y volcaría “al hombre en una selva de libros no menos inextricable y ahogadora” . La visión se materializa en forma precisa con el Internet, cuando se realiza cualquier petición de información y observamos el número casi infinito de información, de la cual por supuesto, no tendremos espíritu de revisar más allá de la tercera página que Google dé. Sin embargo lo sorprendente no radica en este punto, sino en la ilusión –terrible ilusión- de los cibernautas de creer, que están más informados que en ningún otro momento de la historia debido a la vorágine de información que se abalanza sobre ellos, aunque no se tenga la certeza de cual es apócrifa y cual auténtica. Ejemplos hay muchos (ii), sobre todo en las redes sociales donde, se publican a diestra y siniestra información falsa o difamatoria a conveniencia de quienes realizan dichas noticias ficticias o hoax.

En este sentido la definición del verbo desinformar no puede ser más preciso que, el que da la Real Academia Española, en sus dos acepciones: 1. Dar información intencionadamente manipulada al servicio de ciertos fines.2. . Dar información insuficiente u omitirla (iii). Sin embargo hablamos pomposamente de la sociedad de la información, del derecho a la información, como sinónimos de igualdad, progreso y conocimiento. El acceso y facilidad que nos dan las tecnologías de comunicación e información- a esa privilegiada parte de la población- así como los estupendos dispositivos electrónicos, generan una sensación de poder y desarrollo, nos ingresa a una nueva época que impresiona por el dinamismo y velocidad. Pero también ha generado una especie de expectativa, de confianza en que, al tener acceso a la información, se mejorarán las condiciones sociales, económicas y ecológicas, aunque no se haga nada en concreto para ello. No obstante, hablando de igualdad y acceso a la información, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en México en el año 2013, sólo el 30.7 % de los hogares tienen conexión a internet, superado en Latinoamérica por Argentina, Brasil, Chile, Costa Rica y Uruguay desde el 2010 (iv). Esto dista mucho de la igualdad y mucho menos del progreso y el desarrollo, suponiendo que el acceso a las tecnologías fuera el problema central del progreso en la sociedad de la información. Sobre la misma línea, el acceso a internet y tecnologías en general, no garantiza el acceso a toda la información, por supuesto podemos ingresar a Wikipedia y otros similares, incluso sitios como los repositorios universitarios (y estos son realmente un excelente recurso) pero cuando se trata de información sumamente especializada, como en medicina, es necesario pagar para poder acceder a la información. Nuñez Jover lo explica de la siguiente manera: “El conocimiento se ha convertido en una mercancía y su alcance se limita por la capacidad de comprar y vender. Avanzamos hacia el dominio de un régimen de apropiación privada del conocimiento” (v). Y claro a las masas –dice Chomsky- se les dejará la información banal, fútil es intranscendente para que “la clase que razona [establezca] ilusiones necesarias [como la democracia, el derecho a la información, etc.] y simplificaciones para que el rebaño desconcertado no se vea aturdido por la complejidad de los problemas reales que además, tampoco sabría cómo resolver. El objetivo es mantenernos apartados de las cuestiones reales y aplastar cualquier intento de organización y establecimiento de vínculos colectivos”(vi). Es evidente que además del acceso a la información es necesario también alfabetizar a los usuarios en ésta, para el manejo efectivo y provechoso de la misma.

Otra gran paradoja de la sociedad de la información, es el detrimento de la comprensión de la lectura y lo considero paradójico dado que los nativos digitales, leen sin duda mucho más de lo que se cree, pasan horas y horas frente a pantalla. Según Morduchowicz, los jóvenes de “hoy no leen menos que los de antes: leen otras cosas, en otros lugares, con otros fines y de otra manera. Podrán leer menos libros, pero no menos”(vii). Sin embargo, es necesario señalar que la lectura en formato digital tiene grandes diferencias con la lectura impresa. Hay que hacer hincapié en que existen obras de naturaleza enciclopédica, es decir aquellas obras de consulta, como los diccionarios, anuarios, manuales, etc., que están diseñados para realizar una simple consulta, y no para leerse de cabo a rabo, las cuales en formato digital son magníficas, sin embargo, hay obras que requieren una lectura continua de apropiación e integración, así como de reflexión y valoración. El uso del twitter es un claro ejemplo de la lectura rápida, fragmentada y discontinua, no obstante muchos de nuestros jóvenes han leído una gran cantidad de tweets, que en número de palabras supera por mucho a la lectura de una obra clásica, pero ésta lectura no retiene, analiza o crítica; la realidad es que aunque los jóvenes de hoy pasen más tiempo frente a pantalla y leen más cantidades de información que hace tres o más décadas, lo cierto es que ello no significa que se apropien del texto. En cuanto al aspecto de integrar e interpretar la lectura digital, tiene fragmentos reducidos de textos en forma simultánea, lo cual genera para muchos lectores dispersión. Autores como Millán, Eco, Cavallo y Evans sostienen por una parte que el suministro tecnológico no es ninguna garantía para formar lectores y/o reducir la brecha digital [o mejorar el aprendizaje por sí mismo] dado que la lectura por este medio generalmente se inclina hacia la búsqueda de datos e información, y por otro lado los diversos distractores que el internet tiene, contraría la lectura a muchos usuarios. Millán afirma que “Nadie lee una novela extensa, un ensayo largo en pantalla (entre otras cosas, porque es muchísimo más incómodo). Y la lectura detenida y extensa es la que más forma los hábitos lectores, los automatismos y las capacidades de una extracción eficiente de información.”(viii)

El ingreso a internet y las tecnologías han dado ventajas sin duda, y tendría muchísimas más, sino dejamos de lado aquellos aspectos imprescindibles, que por siglos han permanecido, como las bibliotecas, la lectura valorativa, de reflexión y crítica, aunque bajo la óptica del progreso parezcan obsoletas y fácilmente sustituibles.

 

Obras y sitios recomendados

i. Ortega y Gasset, J. La misión del bibliotecario . México: CONACULTA; 2005. p. 41

ii. Este es ejemplo de un hoax, de una supuesta boda palestina, de hombres mayores de veinte años, casándose con niñas de siete y ocho años, no obstante circulan aún en Facebook y YouTube, fotos y videos, con sus respectivos comentarios : https://www.youtube.com/watch?v=YTfJGLDsEbk

iii. Real Academia Española: http://lema.rae.es/drae/?val=desinformar

iv. Instituto Nacional de Estadística y Geografía. Estadísticas a propósito… del día Mundial de Internet, Datos nacionales http://www.inegi.org.mx/inegi/contenidos/espanol/prensa/contenidos/estadisticas/2014/internet0.pdf

v. Núñez Jover, J. Ciencia y cultura: Casi medio siglo después (2001) Madrid: Biblioteca Nueva.

vi. Chomsky, N. La (des)educación p. 33

vii. Montaño Garfias, Ericka. “Roxana Morduchowicz y Joel Bahloul participaron en un seminario sobre lectura de la UNAM”. La Jornada, 6 de junio de 2010.
http://www.jornada.unam.mx/2010/06/06/cultura/a05n1cul

viii. Millán, J. A. (2000). La lectura y la sociedad del conocimiento. Navarra, España: Gobierno de Navarra. Departamento de Educación.P.8

 

 

ThelmaThelma Jovita García.

Estudió la licenciatura en Ciencias de la Información, y tiene maestría en Bibliotecología y Ciencias de la Información, actualmente es candidata al Doctorado en Ciencias Pedagógicas en La Habana, Cuba.
Trabajo durante 12 años en la biblioteca del Instituto Tecnológico y Estudios Superiores de Monterrey (ITESM) Campus Chihuahua en diversos puestos como catalogación, formación de usuarios, referencista, etc. Fue directora del departamento de Lenguaje y Comunicación de la Prepa Tec. Actualmente es profesora de tiempo completo en la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez Ha sido ponente en congresos nacionales e internacionales, así mismo fue becaria del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, a través del Instituto Chihuahuense de la Cultura.

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