La biblioteca escolar en marcha

Escribir acerca de la biblioteca escolar, y de su movilización hoy día en Colombia, implica necesariamente ubicarnos en el campo de la educación, el saber pedagógico y el accionar político. Para ello nos remitimos a la propuesta de Gabriel Celaya:

Educar es lo mismo
que poner motor a una barca…
hay que medir, pesar, equilibrar…
… y poner todo en marcha.

La biblioteca escolar que soñamos. Institución Educativa Presbítero Lopera Gil. Zona Occidente del Departamento de Antioquia

La biblioteca escolar que soñamos. Institución Educativa Presbítero Lopera Gil. Zona Occidente del Departamento de Antioquia

Ese es el reto, al que hoy nos enfrentamos en el campo de la biblioteca escolar en Colombia, pues al ser ésta parte esencial de la escuela, tiene una relación intrínseca con la educación. La biblioteca escolar teje con la práctica pedagógica, y así mismo se convierte en un espacio propicio para el aprendizaje, para la vida, para el desaprender y construir, para el formarse, informarse, para la formación ciudadana. No obstante, esta tarea cobra vida en la medida en que hay un motor, una fuerza que moviliza la biblioteca y sus actores. Es claro que esta potencia se ha mantenido dormida durante algún tiempo (casi tres décadas) y es por ello que hoy la biblioteca escolar comienza a generar un torque que la movilice, que le de ese impulso para que al hacer un análisis de fuerzas, ésta se ponga en marcha.

¿De quién es el reto de ponerla en marcha? podríamos comenzar una larga discusión al respecto, no obstante creemos en la posibilidad de sumar esfuerzos de diversos actores. Sin desconocer, por supuesto, las responsabilidades históricas de algunos de ellos. Entes estatales, universidades, grupos de investigación, maestros, pedagogos, bibliotecarios, bibliotecólogos, movimientos sociales. Es probable que un trabajo colaborativo, contribuya al torque que hoy la biblioteca escolar propone y así ésta se ponga en marcha. Sin embargo, es claro que no debemos dejar de lado la responsabilidad social, histórica y política que tiene el Estado con la educación, con su desarrollo y fortalecimiento, y por ende con la biblioteca escolar. Por esto, hoy que algunas administraciones municipales y el Plan Nacional de Lectura y Escritura de Colombia proponen y generan estrategias en pro de la biblioteca escolar, es un momento propicio para congregarnos a un trabajo colaborativo que permita su puesta en marcha. Y tal como lo dice Celaya, esto implica

(…)  llevar en el alma
un poco de marino…
un poco de pirata…
un poco de poeta…
y un kilo y medio de paciencia
concentrada.

Porque es claro que la tarea de poner en marcha un proyecto bibliotecario escolar en Colombia, atenta contra uno de los principios de la escuela moderna, su comportamiento estático. Como lo propone Zigmunt Bauman “vivimos en un mundo en continuo movimiento, dinámico, cambiante… líquido. En cambio nuestro sistema educativo se empeña en mantenerse estático, quieto, sólido”,  así que el torque propuesto hoy por la biblioteca escolar para hacer de ella un espacio que movilice la escuela, es un proyecto que además de coautores requiere cómplices resistentes, persistentes, que den vida y proyección a la biblioteca  y sobre todo hombres y mujeres pacientes para que en esta se concreten los proyectos educativos institucionales, se vivan y por supuesto, en palabras de Celaya, podamos soñar en el momento de ya no estar

Soñar que cuando un día
esté durmiendo nuestra propia barca,
en barcos nuevos seguirá
nuestra bandera
enarbolada.

Este es por supuesto, un reto de gran anchura, para lo cual nuestra invitación es retomar la propuesta de Bauman, respecto a los retos que plantea a la educación, en su ponencia educar en la modernidad líquida, y confrontarlos con la dimensión pedagógica de la biblioteca para ver qué alternativas surgen de allí. Ya que esa puesta en marcha está ligada con la discusión de cómo contribuimos a movilizarla. Habría por ejemplo, que preguntarnos sí la educación se ve “más como un producto que como un proceso. Así la educación parece abandonar la noción de conocimiento útil para toda la vida para sustituirla por la noción de conocimiento de usar y tirar. Esa concepción es uno de los retos a vencer. La educación debería ser una acción continua de la vida y no dedicarse únicamente al fomento de las habilidades técnicas. Lo importante es formar ciudadanos que recuperen el espacio público de diálogo y sus derechos democráticos, para así ser capaces de controlar el futuro de su entorno y el suyo propio. Cuando el mundo se encuentra en constante cambio, la educación debería ser lo bastante rápida para agregarse a éste. Estamos ante la educación líquida” (Bauman, 2013) ¿Cómo se ve entonces la biblioteca en la escuela, en la educación? Es probable, que discusiones como está propendan por una puesta en marcha, pero además por una comprensión del panorama en el que nos sumergimos.

Biblioteca Escolar. Institución Educativa Bartolomé Mitre. Municipio de Chinchina, Departamento de Caldas

Retomando entonces los retos de Bauman, para explorar un poco como podría darse una puesta en marcha de la biblioteca escolar, esbozamos algunas ideas

  • El reto de tratar con la ingente cantidad de información

Es posible que esta colosal cantidad de información, no esté representada en la biblioteca escolar en volúmenes y tomos. Sin embargo lo más seguro es que sí esté presente en la cantidad de información que alberga la escuela. ¿Cómo conseguimos entonces hacer de este espacio pedagógico un lugar para que la información que allí se congregue se concrete en prácticas de lectura, escritura y oralidad que promuevan la formación integral? esa que nos permite ser consecuentes y conscientes de nuestra realidad, esa que nos permita la tarea de la coherencia. Esa puesta en marcha de la biblioteca escolar hoy día, en relación con la información implica por ejemplo que en su constitución tengamos la posibilidad de hacernos de la información de la escuela, de sus maestros, de ella misma. Y en el campo bibliotecológico particularmente podamos dirimir las tensiones entre cultura escrita y cultura informacional.

  • El reto de convivir con la tiranía del momento

Si bien es cierto que hoy día, reconocemos la importancia de la biblioteca escolar, hay que ser cautelosos con los discursos que la subyacen. Es bien conocido, que ésta contribuye a mejorar la calidad educativa, no obstante la pregunta sería ¿Es este el fin último de la biblioteca en nuestro país? ¿O de que calidad estamos hablando? Una de las principales razones que sustenta el fortalecimiento de la biblioteca escolar es el incremento puntual en pruebas censales, ligado con la calidad de la educación. No obstante, la pregunta sería ¿esa es la intención de las bibliotecas escolares en Colombia? ¿La que hoy después de casi tres décadas requerimos? ¿En un país, en el cual la desigualdad social supera a territorios como Haití, cuál debería o deber ser el proyecto de bibliotecas escolares? Preguntas como estas implican convivir, dialogar y disentir de discursos que a veces resultan tiránicos.

  • El reto de armonizar la relación maestro-alumno

Este reto en la biblioteca escolar tiene un precedente, y es el de armonizar la relación bibliotecario-maestro, pues de lo contrario sería poco probable pensar en algún tipo de concertación. Históricamente hemos conservado una tensión entre la educación y la cultura, entre la biblioteca y la escuela. Este hecho se ve reflejado en el campo bibliotecológico, en el modo en que consideramos la biblioteca, el bibliotecario, los maestros, la escuela misma. Por ello se hace imperante recuperar el status quo de la biblioteca a través de un trabajo colegiado, articulado entre los diversos actores que hacen parte de la práctica educativa. Una vez lo logremos, por supuesto deberíamos pensar en cómo desde la biblioteca podemos contribuir a armonizar las prácticas pedagógicas con los estudiantes. Habría que proponer por ejemplo, una pedagogía que reconozca las diferencias contextualizada con los territorios, que posibilite la comprensión de la realidad. Una pedagogía de la biblioteca

Biblioteca Escolar. Institución Educativa Vigía del Fuerte. Zona del Urabá Antioqueño.

Biblioteca Escolar. Institución Educativa Vigía del Fuerte. Zona del Urabá Antioqueño.

Dejamos este mar de ideas sueltas como alternativas para poner en marcha en los territorios los proyectos de bibliotecas escolares,  para la generación de un entramado donde ésta permita generar puntos de encuentro, de trabajo colaborativo para el fortalecimiento de la educación, de la cultura y sobre todo del tejido social en pro del buen vivir. Queremos conocer cómo se pone en marcha la biblioteca escolar en tu barrio, en el municipio, en tu región. Esperamos poder continuar discutiendo el tema. Para ello proponemos hablar de lo qué pasa en tu territorio. Tal vez, así la espera, la construcción y la transformación sean un entramado tejido a partir de la polifonía de voces cómplices de la biblioteca escolar. En Twitter, Facebook, con el hastagh #besetransforma podremos continuar colectivamente soñando un proyecto bibliotecario escolar para nuestro país, Colombia.

Bibliografía

Fotografías tomadas en el marco del proyecto Pásate a la Biblioteca Escolar del Plan Nacional de Lectura y Escritura de Colombia.

Bauman, Z. (2003). Modernidad liquida: Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.

Celaya, G. (2011). Gabriel Celaya. Disponible en: http://www.gabrielcelaya.com/

 

Por: Natalia Duque Cardona

Natalia_Duque

Docente Investigadora vinculada a la Escuela Interamericana de Bibliotecología de la Universidad de Antioquia. Integrante del Grupo Diverser e Investigación Información, Conocimiento y Sociedad. Bibliotecóloga. Magíster en Educación con énfasis en estudios interculturales de la Universidad de Antioquia. Estudiante del Doctorado en Ciencias Humanas y Sociales de la Universidad Nacional.

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